𝑪𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐

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Scaramouche

Ya había dejado de sentir ese peso extra en mi espalda, a lo cuál no le tome importancia, ya no había excusa al sentir sus labios contra los mios, sintiendo su deseo, su desesperación y  excitación hacia a mi. Crecía mi orgullo, me sentía un inexperto ante sus manos recorrer mi cuerpo, me dejaba en un estado de nervios.

Realmente deseaba tomar el control, pero esta vez, sabía lo que hacía. Mona me tocaba y me atraía hacía ella, me estaba gustando este tipo de sensación hasta que se llegó a separar de mi bruscamente lanzandome hacia un lado, cayendo justamente en la arena, podía mirar el cielo azul, en un estado de trance por lo que acaba de ocurrir.

—¿Acabas de empujarme? —dije, aún me encontraba mirando el cielo. —¿por qué?

No hubo respuesta de su parte, al intentar mirar, me estaba dando la espalda. Escuchaba su respiración aún agitada.

—Oye, ¿entonces si te gusto el beso? —acaricie su brazo, pero me dio un manotazo, se sentó en la arena y podía mirarla. Estoy debatiendo conmigo mismo, pero no quiero llegar  a la conclusión de que este molesta conmigo, ambos estuvimos de acuerdo al besarnos, ¿entonces? No ha dicho nada de que le haya disgustado.

—Scaramouche.

—¿Si, sucedió algo? —mantuvo los nervios, pero ante está situación sus palabras podían haber salido algo temblorosas.

—Tengo muchas dudas de esto. —tiene miedo, lo comprendía. Esta vez tenía que decir las palabras que muchas mujeres querían escuchar y todo estaría bien, funcionaba la mayoría de las veces.

—Vamos, no es tan malo un beso. Ambos estuvimos de acuerdo, no es como si hicieramos algo malo. —quería parecer relajado, pero todo cambió. Es como si hubiera estallado, realmente no me lo esperaba. —son besos, nada más.

—Si, no hicimos nada malo. —me da la razón, eso no sonaba como si fuera ella. —¿Verdad? De seguro lo haces muy seguido.

—Mona, basta.

—Entonces, me dirás que esto no es uno de tus juegos, ¿verdad? —su voz, irradiaba tanta rabia que acumulada conforme iba la conversación. Podría mentir, realmente jugaría pero también tenía unos sentimientos encontrados como iban las cosas, mentirle a la Dama por la misión de tener a la viajera, como fue ese beso, no me podría cambiar de opinión.

Es una misión que debo cumplir a cualquier costo, ya que no es posible evitar que me odie.

—No estoy jugando, si fueras uno de mis juguetes ya te habría dejado hace tiempo.

Mi misión, ya no le encuentro mucho sentido si ando perdido detrás de esta chica.

Realmente me perdí cuando tuvimos nuestra cita, no fue el alcohol, estuve considerando mucho las cosas pero me negaba a creer, más ahora cuando casi dejo que las cosas avanzaran de esa manera.

Me sentía tan sumiso al caer ante mis instintos casi carnales, solo por una chica. Me hubiera sentido tan bien dejarlos salir, si no fuera por lo que ocurre ahora.

—Creo que debo irme. —habló. Se levanto de la manta, yo decidí no detenerla.

Debo reconsiderar las cosas antes de que pasen a mayores. Realmente me está costando pensar en otras cosas, me acoste en la manta a pensar.

—¿Que estoy haciendo? Soy uno de los grandes heraldos, ¡un fatui! No debería pensar en el amor. —me sentía frustrado, pero solo me miento. Si sigo mis impulsos, lo consideraré impulsivos, perdería todo respeto y peor, me matarían por traición por una chica, hasta podrían matarla. —no debería preocuparme por ella, ¿aún así por qué lo hago?

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⏰ Última actualización: Mar 06, 2023 ⏰

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𝐔𝐧𝐚 𝐜𝐨𝐩𝐚 𝐦𝐚́𝐬 ━゙𝗦𝗰𝗮𝗿𝗮𝗠𝗼𝗻𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora