II Capítulo

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Leves turbulencias movían el Aerotren, ella seguía sentada mirando al infinito cielo desde la ventana. Una extraña sensación apareció en su pecho y sus manos habían formado dos apretados puños que se posaban en los asientos. El Aerotren toco levemente el suelo deteniéndose por completo.

Ella aún seguía sentada pero con la mirada dirigida a la compuerta, la sensación en su pecho seguía presente en ella. La compuerta se abre, pero nadie aparece detrás de ella solo una rara esfera que emitía un leve chirrido. Sus ojos se dilataron y lo único que pudo sentir era el fuerte impacto de la explosión golpearla contra las paredes, dejándola inconsciente.

— ¿Los destruimos a todos? —un joven pelirrojo y de ojos grises ingreso al vehículo tratando de disipar la cortina de humo.

— Creo que sí —pronunció el pelirrojo.

— ¿Cómo qué crees? —entro otro joven rubio de ojos verdes, era el líder.

La cortina de humo se disipo dejando ver a la inconsciente joven con algunas heridas en su rostro, los dos se acercaron y a la hora de comprobar su pulsación se percataron de la marca.

— Es uno de esos...debemos matarla.

— Pero los Julie son todos varones —miro confundido al rubio.

— Esos malditos Heraldos, siguen experimentando...matémosla, si es uno de esos —saco un arma apuntando a su cabeza—, tiene orden de matarnos.

— Hey, para —bajo la pistola—. Es una chica, a lo mejor solo se coló...y trató de hacerse pasar por uno de ellos.

— Si es así, es una idiota —miro a la joven—. Todos sabemos que ellos son varones, ninguna es una fémina.

— Llevémosla, y que Dacy se encargue de ver si es o no es uno de ellos —ordenó el pelirrojo cargándola.

— Pff, esta vez te haré caso porque se encontraba sola en ese Aerotren...—camina fuera—. Pero si resulta ser uno de ellos, la mato.

— Y no lo impediré —sonríe.

El trajín duro unos cuantos minutos, caminaron por aquellas sucias y destruidas calles, el lugar era una odisea con solo ver las casas destruidas y deterioradas por el tiempo. Se adentraron por unos túneles de desagüe, el pelirrojo seguía cargando a la joven en su espalda mientras que el otro caminaba adelante...

— ¿Contraseña? —llegaron hacía una compuerta de metal.

Heraldosmalditos —pronuncio el rubio por el intercomunicador.

— Buenos días, Harold —la compuerta se abrió y los dos entraron.

— Buenos días, Sam —dijeron en unísono.

— ¿Y esa chica? —se acercó hacía el pelirrojo—. ¿Quién es, Thael?

— Una joven que encontramos cuando desmantelamos un Aerotren —la compuerta se cierra.

— ¿Es un Julie? —dijo extrañada mirando a la joven inconsciente que había sido puesta en una camilla.

— Eso queremos saber —dijo Thael mientras la acomodaba—. ¿Dónde está Dacy?

— Adentro con los demás —señalo la puerta que llevaba al gran salón.

Se encaminaron hacia la puerta, donde se encontraban el resto de ellos...los RAZE; uno de los tantos grupos revolucionarios que se formaron, pero este a diferencia de los demás es el que más influencia tiene y por ende más integrantes.

— ¡Harold! Amigo mío —se acerca un joven alto, de ojos verdes como los de él—. ¿Tanto has tardado?

— Suéltame, hermano —lo aparto fastidiado.

HazelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora