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... La vida de Levi nunca fue sencilla. Sus ojos ya están cansados de buscar por todas partes sin encontrar la solución a sus problemas. El tiempo se agotaba y llevaba toda la mañana buscando un lugar donde concluir su pedido...

Su mundo ya no era como antes,carecia de sentido.
Unas botellas sobre  la mesilla redonda que adorna la sala, están goteando lentamente hacia la alfombra terciopelada contribuyendo al desastre. Dos chicas en ropa interior aún están rendidas en los asientos giratorios. El aroma de la sala no es otro más que desorden, caos, perversión.
Levi a duras penas se para aguantandose de una de los dados que tiene en su sala. Nota que aún sigue en bóxer, pero el mareo es tal que vuelve a caer y tropieza con un de los tantos juguetes sexuales que hay dispersos en su alfombra.
Lo lanza lejos y comienza a balbucear como si quisiera que por arte de magia todo se desapareciera y su sala de estar volviera a ser la misma que días atrás, sin reguero, sin chicas, sin ceniceros llenos de cenizas de desilución.

-largggg o, lago de mi ca..ca..ca.. zzha - logra articular casi sin sentido ni adicion-

Vuelve a intentarlo pero esta vez un poco más fuerte.

-HE DICHO LARGOOOOO-

Sus quejidos casi lastimozos hacen que su amigo despierte y se asome por la puerta de la otra habitación de su casa.

-hey bro - dice soñoliento aun - que pasa, porque el revuelo.

Anthony no entendia el mal carácter de Levi.Pero si sabía que la imagen que veía no era la más correcta. Chicas semi desnudas, inconsientes, eso sí es un problemon.

... Anthony, siempre estubo para Levi en sus peores y mejores momentos. Se conocían desde que tenían uso de razón. Todas sus trastadas eran al unísono, pero uno es el  detonador y el stwich del otro. Ambos se cuidaban las espaldas y se protegían a muerte lo que condicionó que se sientieran entre hermanos.El día que a  Levi lo dejaron en el altar con todo listo, banquete, flores, luna de miel pagada e invitados esperando ver entrar  a la novia, el único que no le pregunto que pasó fue él. Solo le extendió su hombro y le dijo llora, que llorar también es de hombre. Ese día algo dentro de Levi se murió y Anthony lo sabía cosas aún más oscuras estaban por llegar...

Su cómplice corrió a ayudarlo. Comenzó a galletear levemente las mejillas de las chicas buscando reacción mientras su hermano moribundo intentaba prender un cigarrillo.
Por suerte no fue peor, a los min las chicas se  levantaron aturdidas por su alocada noche de sexo alcohol y pastillas,recogieron sus pertenencias y los dejaron sin decir ni pío.

Pero aún quedaba más, la habitación de Anthony no estaba muy distante de la imagen de la sala, sus chicas aún dormían.
Para evitar la cólera de su hermano terminó despachandolas igual que con las dos anteriores.
Ya solos en el dormitorio Levi le lanza una mirada penetrante y seria  a su amigo mientras están tirados los dos a lados diferentes de la cama.

-tío, la que hemos pasado - ríe confundiendo a su colega - esas tipas eran unas enfermas - vuelve a reír y se lleva el cigarrillo a la boca

-joder - ríe Anthony siguiéndole la corriente-pensé que estabas de mal humor .

-naaaaa- balbucea - solo querría que se largaran de mí maldita casa - le dice Levi arrastrando las palabras producto de la resaca y vuelve a tomar una bocanada del tabaquillo.

Así estubieron unos 20 min, sin decirse nada, sin hablar siquiera de la frenética madrugada que llevaron a cabo.
Vuleven en sí, y se ponen a recoger todo el desastre. Se preparan un merecido café pero nuevamente la dañada mente de Levi le vuelve a jugar en contra y rompe en llanto,su amigo no sabe como enfrentarse a sus recaídas y sólo lo abraza.

-ella me buscaba para desayunar esa rica tarta que tanto me recordaba a mi niñez - se queja Levi mientras llora en el hombro de su hermano - la tenía bien temprano lista en el mostrador de la cocina, en esa esquina - dice señalando la pequeña bola de cristal donde Amalia solía ponerle sus  dulces.

-bro - le dice Anthony en último intento de consuelo - si no está la tarta, por qué mejor no la empiezas a comprar tu mismo y así sacas a esa arpía de tus recuerdos dolorosos.

Anthony tenía toda la razón, porque no empezar por ahí, si tanto me dolía ver vacía la cristalería, porque no llenarla yo y así cortar una primera parte de dependencia hacia ella.

... El aroma del café de mis padres y la tarta de naranja me hacían bajar de punticas por las empinadas escaleras de madera de la casa donde pasé toda mi niñez. Mamá estaba junto al fogón haciendo las loncheras de los deportes y papá solo leía el periódico sentado en la meseta. Recuerdo que solía, a escondidas, intentar coger una tajada del pastel, pero mamá siempre me atrapaba y me hacía tomarme todo el chocolate caliente antes. Pero todo eso cambió, el día papá dejó de leer el periódico y en cambio solo se escuchan gritos insolentes de reproche.Supe que jamas volverían atraparme intentando robar una cuña,a nadie le importaba  y cogía todas las que quería sin que nadie me regañara o me tratara como un niño, también  ya no tenía 7, ahora era un adulto y  debía enfrentar mi rol, papá no estaba y el hombre de la casa pasaba a ser yo, esa tarta es el único recuerdo de la niñez que siempre quice que se quedara en estado de bucle...

Me paro bruscamente de la cocina y entro a ducharme para quitar las marcas de creyon rojo regadas por todo mi cuerpo. Algunas se confunden con las tonalidades rojas de  mis tattoos, esas tipas me habían recorrido todo el cuerpo a besos.
El agua caliente que corre hace que mis poros se abran liberado el dolor muscular producido por tanto ejercicio bruto y borra hasta el último rastro de delito lujurioso.

Me visto de la forma más sencilla que mi escaparte me deja agarrar. Y salgo a toda prisa de mi departamento con una única misión, encontrar la famosa tarta de naranja que me acompañe con el café en las mañanas sin necesidad de una Amelia que me amargue la vida con su ausencia.

Dulce Locura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora