cavilares disociados

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suspiro y la sangre cae;
calo de la bruma que los cigarrillos
han dejado en mi suprasentido
como una herida quimérica
de efectos atípicos e imberbes.

ahora... el humo se ha ido.
mi naturaleza enters agoniza,
el mórbido frío se perderá en el olvido,
mis ecosistemas perecen entre cenizas.

puedo contar los lares botánicos
que ha mutilado la sequía con su pasar,
puedo ver el inminente mausoleo depresivo
que ha dejado el vestigio de la flora lacerada,
puedo casi saborear los cirros grisáceos
que se mueven lentamente en el cielo púdico.

soplo el vaho, indiferente;
siento como las llagas en mis entrañas se agradan
y el crujir de mis costillas rotas me ensordece...
las sinfonías de mis latidos resuenan exorbitantes
en el eco fúnebre que resuena en mis versos,
tan apócrifos, tan lúgubres, tan efímeros...

escupo el ácido caustico,
el vómito corrosivo
y la saliva anodina.
así, entonces... admiro.
admiro esta desagradable obra maestra.
admiro la expiación que la antinomia le ha dejado
a mi cuerpo lívido y estático...

anhelando.

anhelo ferozmente el frívolo recuerdo de la poca razón
que me ha dejado la paranoia en los días de soledad
como un inútil y apático consuelo.

metamorfosis amorfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora