Cetro de Agatas

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Kyanite

El sonido de mis botas al caminar por los pequeños charcos de agua era todo lo que escuchaba, además de la tenue lluvia queda

caía sobre mí, y no me molestaba. Las calles estaban vacías y las luces de colores radiactivos en los pequeños puestos era todo lo que iluminaba, a pesar de los faroles con su luz borrosa en cada esquina, solo se distinguían sombras. Me dirigía hasta una pequeña tienda de tatuajes que me habían recomendado, ya que era nuevo por esta zona de la ciudad. Y me contaron que no solo hacían tatuajes si no también diseños para las armas, y llevaba mi bate para eso.

Estaba por doblar una esquina, cuando una sombra se cruza por el rabio de mi ojo, rápidamente me escondo tras la pared de un edificio. La sombra avanzaba con una pequeña sombría violeta y una capucha que cubría su rostro, pero no era tan alta como para ser un chico, ni tan pequeña como para ser de un niño. Lo que me llevo hacer lo siguiente fue, que me di cuenta que llevaba una pequeña flecha en la mano, una flecha que había visto antes. Y entonces, me dispuse a seguir a la silueta andante.

Caminaba a unos pasos atrás de Ella, y digo Ella porque creo saber quién es, de vez en cuando, tenía que parar, porque estaba alcanzándola muy rápido. Pero en un momento en que agacho mi mirada al suelo para ver mis botas empapadas de la superficie, ya no estaba, la figura misteriosa ya no se encontraba a mi vista. Disimuladamente veo por todos lados, en cada esquina. Pero no había rastro alguno. Me sentí un poco decepcionado, pero no era por algo extraño, si no por perder mi capacidad de rastreo. Comienzo a andar de nuevo, y cuando giro cerca de un callejón. Lo siento. Caigo al suelo de espaldas, suelto un quejido mientras trato de abrir los ojos, pues alguien había tirado de mis botas hasta que perdí el equilibrio y ahora estoy de espaldas tocando el suelo frio y mojado por la lluvia, cuando trato de incorporarme, lo cual no pude, ya que me encuentro con una flecha apuntando mi cara, y mientras sigo el contorno de la flecha, veo unos guantes lila, y unos ojos cafés alargados que me miran con desafió, trato de contener la risa.

- ¿Por qué me estas siguiendo?

-No te estoy siguiendo, loca demente.

-Preguntaré de nuevo ¿Por qué me sigues?

-Como si quisiera seguirte, estaba caminando y tu apareciste ¿tal vez tú me estas siguiendo?

-Como si quisiera seguirte.

Ella repite lo mismo que había dicho hace un segundo, pero el tono en que lo ace es un tanto gracioso pero desafiante, veo que reprime una sonrisa. Pero su flecha aún me apunta.

- ¿Quisieras alejar esto de mi cara?

-Dijiste que no debería soltar mis armas cuando estuvieran cerca.

-Y tu dijiste que siempre tenías un haz bajo la manga, así que sin flecha siempre estaría en descubierto.

Ella sonríe con los labios cerrado y retira la flecha y en su lugar, me extiende su mano en señal de ayuda. Yo la agarro y puedo sentir por primera vez sus manos frías por el viento. Cuando estoy ya de pie, ella trata de soltar mi mano, pero yo la mantengo con fuerza.

- ¿Pero sabes algo? Yo también tengo siempre un haz bajo la manga.

Puedo sentir como se tensa, pero eso no hace que su mirada se retracte. Y en su lugar levanta aún más el mentón, como si no tuviera miedo.

-Ya enserio ¿A dónde ibas?

En ese momento suelto su mano, y aunque estaba heladas por el frio, sentía que debía de mantenerlas junto a las mías por un momento más, recuerden al enemigo siempre hay que tenerlo cerca.

-Me dijeron que cerca de aquí hay un tipo que diseña estilos de armas y esas cosas.

-Ah Derek.

- ¿Derek?

Trono de GemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora