El campo de batalla estaba lleno de caos y estruendos. Los Diez Mandamientos y los Siete Pecados Capitales se enfrentaban con toda su fuerza y poder, cada choque de armas resonando con la intensidad de un trueno. En el centro del conflicto, Meliodas y Zeldris se enfrentaban en una lucha feroz, sus espadas chocando y lanzando chispas en el aire.
"Meliodas," murmuró Zeldris mientras esquivaba un golpe, "tus ojos... son tan profundos como la noche."
Meliodas se enfureció aún más con ese comentario, su rabia alimentando sus ataques. Con un grito de batalla, lanzó una serie de golpes devastadores, cada uno más feroz que el anterior. Sin embargo, en el fondo de su mente, el cumplido de Zeldris dejó una impresión inquietante, una sensación que no podía ignorar.
A lo lejos, Elizabeth corría desesperadamente hacia Meliodas, con Hawk a su lado. "¡Meliodas!" gritó, tratando de llegar hasta él en medio del caos. Su voz se mezclaba con los ruidos de la batalla, pero Meliodas la escuchó claramente.
En un momento de distracción, Elizabeth tropezó con una roca suelta y comenzó a caer hacia un barranco cercano. Meliodas, al verla en peligro, se dio la vuelta rápidamente, abandonando momentáneamente su lucha contra Zeldris para salvarla. Con un movimiento veloz, alcanzó a Elizabeth justo a tiempo y la alejó del borde del precipicio.
Ese instante de distracción fue suficiente para que Zeldris aprovechara la oportunidad. Con una sonrisa de satisfacción, activó su mandamiento de la Piedad. La influencia del mandamiento cayó sobre Meliodas como una sombra, haciendo que se arrodillara involuntariamente frente a su hermano menor.
Zeldris se acercó lentamente, su sonrisa creciendo mientras observaba a Meliodas arrodillado. "Meliodas, finalmente entiendes tu lugar," dijo con voz suave pero cargada de dominación. Se inclinó hacia adelante y besó a Meliodas apasionadamente. El beso fue largo y profundo, lleno de una intensidad que dejó a Elizabeth y Hawk completamente consternados.
Meliodas, bajo la influencia del mandamiento, no pudo resistirse y declaró su lealtad a Zeldris. "Zeldris... estoy a tu servicio," susurró, su voz temblorosa por la confusión y la desesperación.
Zeldris aprovechó la situación al máximo, sosteniendo a Meliodas más cerca de lo necesario, disfrutando del poder que tenía sobre él. "Tu tiempo con los Siete Pecados Capitales está limitado, hermano," dijo antes de desactivar su mandamiento. Con una última mirada de triunfo, se retiró junto a los Diez Mandamientos, dejando a los Pecados Capitales con la impresión de una victoria parcial.
A pesar de la retirada de los enemigos, los Siete Pecados Capitales celebraron su aparente victoria. Sin embargo, Meliodas permaneció en silencio, su mente aún atrapada en la confusión de lo que había sucedido. Elizabeth se acercó a él, su rostro lleno de preocupación. "Meliodas, ¿estás bien?" preguntó, tomando su mano con suavidad.
"Sí, solo... necesito tiempo para pensar," respondió Meliodas, tratando de entender los sentimientos contradictorios que lo invadían.
Más tarde, en la taberna Boar Hat, la atmósfera era de celebración. Los Pecados se relajaban, riendo y compartiendo historias de la batalla. Ban se encontraba relatando una de sus aventuras pasadas, y King reía junto a Diane, disfrutando del momento de paz. Sin embargo, Meliodas permanecía en silencio, observando su bebida sin realmente verla. Elizabeth se sentó a su lado, ofreciendo un apoyo silencioso.
Fuera de la taberna, Zeldris observaba desde la oscuridad, su mirada fija en su hermano mayor. Su obsesión por Meliodas era evidente, y su determinación para reclamarlo como suyo no conocía límites. Sabía que Elizabeth era un obstáculo, y estaba dispuesto a eliminar cualquier cosa que se interpusiera en su camino.
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Bᴀᴊᴏ ᴇʟ ᴍᴀɴᴅᴀᴍɪᴇɴᴛᴏ - ᶻᵉˡⁱᵒᵈᵃˢ/ᴿᵉᵉˢᶜʳⁱᵇⁱᵉⁿᵈᵒ
FanfictionIɴᴛʀᴏᴅᴜᴄᴄɪᴏ́ɴ: Eɴ ᴇʟ ᴠᴀsᴛᴏ ʏ ᴛᴜᴍᴜʟᴛᴜᴏsᴏ ᴜɴɪᴠᴇʀsᴏ ᴅᴇ Bʀɪᴛᴀɴɴɪᴀ, ᴅᴏɴᴅᴇ ʜᴜᴍᴀɴᴏs ʏ ᴅᴇᴍᴏɴɪᴏs sᴇ ᴇɴғʀᴇɴᴛᴀɴ ᴇɴ ᴜɴ ᴇᴛᴇʀɴᴏ ᴄᴏɴғʟɪᴄᴛᴏ, sᴇ ᴅᴇsᴀʀʀᴏʟʟᴀ ᴜɴᴀ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ sɪɴɢᴜʟᴀʀ ᴍᴀʀᴄᴀᴅᴀ ᴘᴏʀ ʟᴀ ɪɴᴛʀɪɢᴀ, ʟᴀ ᴛʀᴀɪᴄɪᴏ́ɴ ʏ ᴜɴ ᴀᴍᴏʀ ᴛᴀɴ ɪɴᴛᴇɴsᴏ ᴄᴏᴍᴏ ᴘʀᴏʜɪʙɪᴅᴏ. Eɴ ᴇʟ ᴄᴇɴᴛʀᴏ...