Hace mucho tiempo, tanto tiempo que a veces me cuesta recordar, las estrellas que vemos todas las noches en el cielo no existían. Al oscurecer la oscuridad reinaba y solo la luna daba batalla frente a la inmensa oscuridad que abrazaba la noche. A veces extraño la oscuridad, puede parecer aterradora y abismal, pero no era así, era calma y calidad, como si el tiempo se detuviera, como si estuviéramos escondidos de todo mal, o eso pensaba hasta que un día la conocí.
Ella era hermosamente indescriptible, la primera vez que la vi todavía quedaban pelos en mi cabeza, no recuerdo que estaba haciendo, pero nunca olvidare la luz que de ella emanaba, se veía como una mujer joven, pelo corto y claro, casi como si fuera un ángel, pero mas allá de su enorme belleza lo que más destacaba de ella era la luz que parecía salir de su propio ser. Era una luz tenue, delicada, como si de un susurro se tratara, presenciando tal evento torpemente pregunte:
—Disculpe señorita... ¿necesita ayuda?
Ahora entiendo lo tonta de mi pregunta, en ningún momento y bajo ningún contexto pareciera que ella tenía algún problema, pero tanto la juventud como la timidez no entiende razones. Al principio parecía que ni siquiera me escuchaba, ella solo estaba ahí, bailando de tal forma que su brillo parecía resaltar más su belleza, dando pequeñas pausas en las cuales se quedaba mirando la infinita oscuridad que habitaba en el cielo, después de un tiempo mi presencia fue lo suficientemente evidente para que decidiera hablarme.
—Oh, ¿pero que tenemos aquí?
Al escuchar su pregunta, viendo cómo se acercaba a mí con curiosidad yo quede atónito, las palabras simplemente no salían de mi boca, yo solo la miraba, y ella me miraba a mí, ambos sin saber por qué las palabras no salían.
—Tu... brillas —dije apuntando hacia ella—. ¿Como lo haces?, ¿Por qué brillas?
—Oh, ¿esto? —dijo sorprendida—, no lo sé, ¿cómo es que vez?, ¿cómo mueves los brazos?
—Pues yo no lo sé la verdad, solo lo hago, no pienso en ello.
—Pues lo mismo es con mi brillo, es parte de mi —dijo, volviendo a bailar.
—Señorita —dije sin llamar su atención—. ¡Señorita!, ¿podría al menos decirme su nombre?
Entonces su baile ceso, parecía realmente sorprendida de mi pregunta, por un segundo pensé que se había disgustado, pero rápidamente volteo a mí, y con un caminar delicado se acercó para que estuviéramos frente a frente, con una voz tan suave que sentí que provenía de mi propia mente me dijo su nombre "Estrella". En ese momento para mí era el nombre más extraño que había escuchado nunca, pero a su vez sonaba como algo hermoso, como algo incandescente, un nombre adecuado para la mujer que frente a mí se encontraba.
Aparentemente le guste a Estrella, el día que la conocí no mostro intención en ir conmigo a ninguna parte, y era yo el que iba a visitarla cada noche sin falta, me parecía extraño, durante el día, aunque fuera ese lugar mi querida Estrella no se encontraba por ningún lado. Con el tiempo y mientras nos fuimos conociendo parecio encariñarse conmigo, aceptando acompañarme a mi casa para nuestros encuentros, ahí le mostré todo lo que pude, parecía de otro mundo, todo lo que le enseñaba parecía sorprenderla y fascinarla de sobre manera, pero yo creo que mi interacción favorita fue cuando el enseñe uno de mis grandes amores, la música.
—¿Por qué es tan raro para ti que yo brille si tus haces esos sonidos tan bonitos?
—Pues... técnicamente no los hago yo —respondí.
—Pero te acabo de ver te sentaste con esa cosa rara en los brazos y hacías sonidos.
—Esto, es una guitarra, se tocan las cuerdas de distintas maneras y cada una hace un sonido especial.
Estrella parecía impresionada por la simple existencia del instrumento, esa era una de las cosas que amo de ella, siempre miro el mundo como si fuera la primera vez, más tarde me di cuenta de que así era.
El tiempo paso, y yo cada noche tenía una reunión con mi estrella, mientras más pasaba el tiempo más nos conocíamos, y mientras más nos conocíamos más nos enamorábamos, creo que nunca amé tanto a una mujer como lo hice con esa mujer resplandeciente, y ella me quiso como nadie me ha querido en lo todo lo que me queda de vida. Sus cariños, sus consuelos, nunca olvidare el primer abrazo que me dio, espero que el tiempo nunca me quite el recuerdo de esa sensación, esa paz tan especial que viví con mi amada Estrella.
Pero como toda hermosa historia de amor, esta no dura para siempre, con el tiempo la luz tan característica de mi amada empezó a apagarse, cada vez brillaba un poco menos, y no solo eso, ella cada vez se encontraba más débil, no solo se iba perdiendo el brillo que emanaba su cuerpo, si no que también el que emanaba su espíritu, yo siendo aun joven no sabía que hacer y solo podía verla decaer más y más, ver a esa bella señorita que una vez encontré bailando a la orilla del rio ahora acostada en cama sin poder levantarme me rompió el corazón.
Le dije, que yo haría lo que fuera por su bienestar, lo que sea que me pidiera yo movería cielo, mar y tierra con tal de que vuelva a estar bien. Ella parecía saber que necesitaba, pero se negaba conscientemente a decírmelo, cambiaba de tema, me decía que solo estaba cansada o que dormir y un beso sería suficiente, pero yo sabía que no era así.
Entonces un día le jure que si no me decía la verdad de lo que necesitaba yo me iría y nunca volvería, al principio se negó, como ya lo había hecho, pero al ver la determinación que yo tenía y el temor de que hablara enserio respondió:
—yo... yo no quiero perderte —sollozo ella.
—yo tampoco quiero perderte, por eso necesito saber cómo puedo curarte.
Entre lágrimas me dijo que la única manera era que volviera al cielo nocturno, su verdadero hogar, Estrella siempre había sido una mujer diferente a cualquiera de la que haya conocido, llena de asombro, curiosidad, y un cariño por las cosas más simples que no había visto yo en otro ser humano, y ahora todo tenía sentido, ella venia del abismal cielo nocturno, solo de tal inmensidad podría venir tal belleza.
Estrella me explico que para volver tendría que ir al lugar donde la encontré y que desde ahí podría hacer el resto. Yo sin pensarlo la cargue entre mis brazos para llevarla al lugar donde nos conocimos, pero me dijo una cosa más, esta vez no podría regresar. Sentí que mi corazón se rompió por segunda vez, no me imaginaba una vida sin la luz que ella había traído a mi alma, pero aun así, nada en este mundo sería peor que verla enfermar solo por querer estar conmigo.
La deje en el mismo lugar que la conocí, parecía que se había quedado congelado en el tiempo, apenas llegamos su luz volvió, no de manera completa, pero tanto su luz como ella parecía estar más fuerte, logro pararse por sí misma y camino en dirección a la luz de la luna, su mirada mostraba una tristeza que nunca antes había visto en nadie, palabras no sobraban en esta, la peor despedida de mi vida, aunque ahora, más viejo, agradezco que haya existido una despedida, un adiós nunca dicho duele marcando el alma eternamente.
Hubo un último beso, un último abrazo y aun así, parecía que algo faltaba, me prometió que volvería, que la esperara sin importar cuanto tardara, y fue ese último "te amo" el que marco el fin, Estrella empezó a flotar suavemente hacia el cielo nocturno, mientras su luz crecía y crecía, era casi como si viera al sol en plena noche, cuando en un parpadeo, desapareció.
La vida se tornó gris por un tiempo, todo carecía de sentido, pero con el tiempo y pensándolo más y más, mi amada Estrella no querría que estuviera así, ella querría que yo fuera feliz, de la misma manera que yo quiero que ella sea feliz este donde este. Al principio no pude evitar sentirme vacío y abandonado, pero un día mire al cielo nocturno y las vi, un montón de luces acompañaban a la luna en las oscuras noches, no tenía como saberlo, pero estaba seguro que esto era obra de mi amada y que tal vez un poco de su luz se quedó eternamente en el cielo para hacerme compañía.
Espere a que volviera, cada noche tenía la fe apareciera bailando en ese lugar que hace tantos años nos conocimos , pero no fue así, yo nunca dejare de amarla, pero a veces pienso que es mejor así, que se quede con el recuerdo del joven que la amo con todas sus fuerzas y no con el viejo que ahora soy, cada noche me siento a ver las luces que yo llamo cariñosamente "estrellas", porque a pesar de todo, mientras las estrellas brillen en el cielo, yo nunca estaré solo.

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Mi estrella
Short StoryElla era deslumbrante, hermosa en toda la expresion de la palabra, tan bella que simplemente no puedo olvidarla.