Viviendo entre Maldiciones

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Un mundo inhumano, donde el crimen reinaba pero estaba oculto esperando sus víctimas, un mundo donde los humanos eran ciegos e ignorantes a aquella realidad, una realidad surrealista pero realista a la vez, no lo entiendes y es mejor así. Nuestro mundo es completamente mediocre al pensar que la sociedad cambiaría o volvería hacer la misma que en los años de 1950. Caos, desgracias, muertes, violaciones, abusos era el día a día de los ciudadanos , la tecnología se apodero del mundo pero no le manera que crees, se ocultaban muertes, secuestros, robos y más. Era como si la sociedad viviera en una burbuja que no permitía ver lo que realmente estaba sucediendo, un velo que jamás caía...Me había dado cuenta de esto en un programa de televisión en dónde pasaban casos de familias que asesinaban a sus hijos, parejas que secuestraban, mis padres decían que eso sí sucedía pero que no era nada común.

Me mantuve alerta cuando comenzaron a desaparecer mis vecinos. Mis padres decían que se iban a Europa o América del sur a tener una vida mejor. Pero seamos sinceros ¿De la noche a la mañana?  Porque si, un día estaban y al día siguiente misteriosamente habían vendido sus casas a otras personas y se iban incompletos : Nunca Vi en la madrugada salir a todos mis vecinos, ellos eran 4 y se fueron 3. La noche anterior juro que ví a la Señora Jhonson saludarme cuando llegue de danza. Sin embargo nadie dijo nada, yo me metí en su casa a escondidas con mi mejor amiga antes de que llegara mamá y antes de que llegarán los dueños de esa casa. Vimos unas manchas rojas en el baño y salimos corriendo.

¿Quien quiere vivir en un mundo lleno de sufrimiento? La respuesta es simple: Nadie. Pero, esta historia no es para hablar de mis vecinos, es para que conozcas un poco mi historia. La razón de porque me empecé a interesar por casos de misterio.

Mi nombre es  Ayla Grinford y si a vida es injusta hasta el punto de preguntarme una y otra vez ¿Por qué? Yo no pedí nacer en una soledad llena de malicia y sufrimiento. Comenzando por el trato que me daba mi madre cuando preguntaba por papá, cuando no hacía algo que ella quería. Me cuesta recordar cuando fue la última vez que escuché un "Hija estoy orgullosa de ti". Ella era Médico Cirujano en emergencia de Quirófano y entiendo perfectamente que su día a día era estresante, ajetreado. Pero, yo no tenía la culpa que cada vez que algo salía mal tenían que golpearme, gritarme y encerrarme en mi cuarto.

En las noches me sentía observada, sentía que me miraban a través de mi ventana,  aveces me preguntaba si realmente Dios(si, el Dios del que hablan siempre) podía verme y quería hacer un poquito de mis días menos triste, pero, no, no era así. Nada cambiaba, al contrario mi mamá se convertía en otra persona cada vez que llegaba a casa y se metía a su cuarto, salía vuelta loca peleando y diciendo que yo nunca la entendía y era cierto, nunca la entendía pero no iba a decírselo.

Las mentiras eran las reinas de la casa en dónde vivía, ella decía una cosa después otra y si preguntaba me pegaban en la boca por estúpida, por no poder entender lo que ella decía, porque claro, ella prefería hundirse en su burbuja de mentirosas y no quedar mal, pero yo si, para ella yo era la que estaba mal y su método era golpearme hasta hacerme "entender" que ella jamás me mentiría. Comencé a leer y así podía ignorar un poco mi mundo, evitar la realidad. Se me hacia difícil y de algún modo agobiante intentar mentirme respecto a todo lo que pasaba. Odiaba con toda mi vida el haber nacido, era algo que callaba día a día.

Desde que tengo uso de memoria recuerdo cada golpe, cada regaño, cada insulto, cada cachetada. Cuando papá se fue, fue peor. La ira de mi madre fue en mi contra siempre diciendo que había Sido mi culpa.

Mi único consuelo era...ninguno, es ridículo que no tenga uno, pero díganme ¿Quien podría tener un consuelo en una burbuja en dónde si llegaba a decir algo le golpeaban? Vivía del miedo, del temor a hacer algo que enfureciera más a mi mamá.