Chapter I

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No lean esto, mejor vayan a leer Rebanda de Pan :') 

Después de escribir aquella, esta me da algo de vergüenza jeje TT 

Broma. Si quieres, puedes leerla, pero te advierto que no es mi mejor trabajo ;;

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DISTANCE

I

Hanni's POV 

Kim Minji sabe mucho de mí. Mucho. Y fui yo misma la que le permitió llegar tan lejos, al punto de que es capaz de saber leerme con facilidad. Y creo que, hasta cierto punto, ella también me lo permitió a mí.

Como hemos dicho varias veces, no necesitamos hablar para comunicarnos. Basta una mirada, una sonrisa, un pequeño destello o gesto en nuestro rostro, y sabemos a la perfección lo que la otra intenta decir. Siendo como es ella, es algo por la cual me siento privilegiada, por supuesto que sí. Si bien siempre he sido observadora y detallista, no fue solo eso lo que me permitió llegar tan lejos en lo que a conocerla refiere, sino que, estoy convencida, ella también vio algo en mí que le permitió dejarme entrar a su mundo interior. O al menos un poquito, algo más que a las demás. Mucho más, quizás.
Ahora... Si bien era especial, aquello me causaba un dejo de dolor. Porque eso era, en parte, todo lo que deseaba, y a la vez no podía sino añorar un poco más. Un poco que no podía tener. Y debía conformarme con sentirme especial para ella, como ella lo era para mí.

No. No de la misma forma.

Sé que Minji se enorgullece de su facilidad para traducir mis gestos y mis señales, y a mí me hace extremadamente feliz sentirme tan cercana a ella. Pero a veces, solo a veces, esto se vuelve algo que me puede jugar en contra.

-¿Te ocurre algo, Hanni? -su pregunta capta mi atención enseguida y alzo la vista desde mi teléfono. Ella se encuentra sentada en una silla de descanso a un par de metros por delante de la mía. Luego del desayuno nos habíamos acomodado a ver el noticiero en silencio. No me percaté en qué momento comenzó a mirarme a mí en lugar del televisor-. Tienes los ojos llorosos -añade, al notar una mirada de desconcierto en mi forma de observarla.

Tanto divagar en mi mente había causado que las pequeñas punzadas de dolor en mi pecho se convirtieran en lágrimas reprimidas. Inconscientemente las contuve, pero mis ojos se habían cristalizado, y no había nada que pudiese hacer para evitarlo.

No me mires así, por favor. No me mires así, que duele...

-Estoy cansada -miento-. Acabo de bostezar, quizás por eso -miento de nuevo. Con suma facilidad. Y esta vez vuelvo a mirar la pantalla de mi teléfono, sin hacer ademán de secarme los ojos. Los nervios ya lo están haciendo por mí.

-Ajam...

No me cree. Claramente no. Pero, siendo como es, por supuesto que no diría nada al respecto en ese momento. Noto de reojo cómo vuelve a dirigir su atención al televisor y me aventuro a mirarla nuevamente. Desde mi posición, un poco más atrás de la suya, puedo divisar parte de su perfil tan marcado, que tanto me gusta, con su nariz respingada y su labio superior prominente, y me pierdo observándola.

"¿Por qué siempre acabo yendo detrás de ti?"

Una vez le dije aquello, durante ese programa de ejercicios. Y estoy segura, completamente segura, de que no se percató de la profundidad del mensaje detrás de esas palabras. No me refería solo al aspecto deportivo, claro que no. No era solo una frase nacida desde mi competitividad. Aquello solo lo había detonado, pero lo cierto es que expulsé aquello que llevaba mucho tiempo reprimiendo en mi interior.

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