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Narra Fabián Hoffman

Ya han pasado días. Albert está muerto, y Grecia no deja de lamentarse de la forma en cómo pasó. Jake está callado, no me ha dicho mucho, y estoy algo preocupado.

Luca, está en la cárcel. Le dieron quince años por todo lo que hizo, su esposa está destrozada y la mía igual.

Pero no puedo negar la paz que siento. Albert ya no está, no se interpondrá más en nuestras vidas. No nos hará más daño. Aún que el odio sigue ahí.

Pensé en todas las veces que tuvimos un enfrentamiento así con Albert, para terminar así. Aunque esta vez una cosa fue diferente, Jake, él lo hizo. Si él no hubiera buscado el arma quizá todos hubiéramos muerto de verdad y Albert se saldría con la suya.

Mi hijo nos salvó a todos; aún que no se que impacto provocó en el...

Estamos en casa de mi madre, en pocos días volveremos a la nuestra. Grecia está en la habitación y Jake está sentado en alguna parte del jardín. Solo estoy en la sala con Hazel.

La niña estuvo un rato llorando. La examiné, le di el biberón, le cambié el pañal, había dormido, estaba cómoda ¿Que quería?

—Ya ya princesa —la cargué. Suspiré cansado —Deja de llorar hija —la mire —¿Quieres a mamá cierto?  Bien, busquemos a mamá

Subí las escaleras a la habitación donde se encontraba Grecia. La observé sentada en un sillón mirando por la ventana en dirección al jardín, hacia Jake, para ser más específico.

Oyó a la niña, pero no sé giro. Tenía un jean y una blusa casual. Se ve mejor que ayer

—¿Qué le pasa a la bebé? —dijo sin voltear

—Quiere a su mamá. —me senté a su lado

Sé giro finalmente y tomó a la niña. La arrulló y le sonrió tiernamente. La bebé enseguida sonrió igualmente y mire como Grecia dejó de estar tensa.

La miré de arriba  abajo. Se veía, fresca, tierna, y con nuestra hija en brazos se veía aún más adorable.

—Hoy estás hermosa —solté sincero

Ella me miró. Me recorrió con la mirada y me dedico una sonrisa.

—¿Por qué dices eso? —volvió sus ojos a Hazel

—Siempre te digo la verdad

Me miró con los labios fruncidos

—Omitiendo las cosas de hace años —dije sonriendo y me acerqué para tomar su rostro y hacerla mirarme a los ojos —Te invito a salir

—¿Disculpa? —sonrió negando con la cabeza —¿Salir? ¿A dónde?

—Una cita. Tu, yo, nuestros hijos. Quiero mostrarles algo —rocé sus labios con los míos. —Hoy, a las siete —finalmente bese sus labios suavemente

—Está bien —dijo resignada —¿Que planeas Fabián?

Me levanté del sofá.

—Una sorpresa. Póngase, aún más hermosas, mis reinas —soltó una carcajada y salí de la habitación oyendo sus risas

Salí al jardín y busqué a Jake con la mirada. Lo ví cerca de las plantas hablando con Nana. Me acerqué enseguida. Observé por la ventana por la que miraba Grecia y noté que ella ya no estaba ahí.

—Oye —me miró

—Hola papá —despeino su cabello

—Necesito tu ayuda. —me miró con el ceño fruncido

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