Siempre fuiste una presa.

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Buenas :D
Nueva parte dedicada a Cend. Gracias por dejarme crear escenas con Espectro Caído.

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La gata blanca estaba parada en un charco de sangre.
¿Qué era este lugar?
Se preguntaba, observando a su alrededor.
Ella solo había entrado a los sueños de la antigua aprendiza de curandera con la que compartía lazos sanguíneos para atormentarla como venganza por haber matado a su padre.
Esperaba verla asustada pero solo la pudo ver alejada y sentada de espaldas a ella. Como si observara algo.

Poco a poco fue acercándose, sacando sus filosas garras para atacarla. Su alrededor empezaba a prenderse fuego, pero no eran flamas normales. Extraña y terroríficamente el ardor no era de un naranja con carmesí. No... El fuego era rojo puro, carmín cual sangre fresca.
La gata intentaba ignorarlo, debe haber sido su enojo que producía aquel agresivo fulgor.
Cada vez mas cerca, la sangre se hacía mas espesa con cada paso, como si emanara constantemente de algún lugar. Paso a paso fue dejando sus huellas hasta que sus garras tocaron algo. Era puntiagudo pero al mismo tiempo suave...
Al mirar hacia abajo observó algo que la dejó atónita.
Eran flores y algunos pedazos de algún objeto.
Las flores eran un bellos color negro con toques blancos pero manchadas de sangre cruel. Se veían marchitas y maltratadas, como si alguien las hubiera aplastado.
Mientras que el objeto era levemente luminoso, parecía dejar una estela brillante a su alrededor, observando mas de cerca notó que era una pequeña estrella que parecía haber caído del manto plateado. También, manchado de sangre pero parecía tener unos hilos negros a su alrededor, atrapándolo y apresándolo firmemente.

Por momentos, la imagen del pasado quebró en su mente. Sus padres. Sauce Melancólico, una bella y admirable gata negra de ojos bicolores y Estrella Caída, un gato honrado y respetado de cola rota y mirada ambarina. Ambos miraban sonriente a la gata nívea, pero algo no iba bien...
No... para nada bien.
Garras de aura roja y crueles atrapaban el cuello de su madre, desgarrando cada parte de ella sin piedad alguna mientras ella solo le sonreía a su hija y dejaba caer tristes lágrimas de dolor. Poco a poco el cuerpo de su madre iba deteriorándose, marcando sus costillas en señal de desnutrición, su belleza se iba perdiendo y la sonrisa desapareciendo. Mientras que su padre seguía sonriéndole, pero dos pares de garras iban arrancándole sus ojos, boca y orejas mientras que su cuerpo se llenaba más y más de hilos cargados de oscuridad. Hasta que la sangre brotó de una horrible herida en su pecho manchando el suelo.

Espectro Caído observaba espantada la cruel escena solo para luego apresurar su paso.

"Esto no es cierto"
"Es solo una horrible pesadilla más"

Se decía constantemente intentando ignorar lo que vio, su mente de seguro le estaba jugando malas pasadas de nuevo.
Sin notarlo, caminó tanto que chocó con lo que anteriormente era su objetivo, causándole que diera un sobresalto solo para caer en cuenta de que la gata carey no se inmutó.
Al verla mas de cerca se percató de que miraba una planta similar a un arbusto, de la cual colgaban unas apestosas ramas de color carne con una bayas carmín en sus extremos. De éstas brotaban un líquido negro cargado de desgracias y males. El olor a muerte y miedo las rodeaban.

—La oscuridad de cernió sobre ti y te engañó con sus trucos como un gato cazando un conejo.

Escuchó hablar a la carey que no le dirigía la mirada. Su rostro no mostraba expresión alguna y sus ojos estaban sumamente oscuros, jurando que en cualquier momento iban a pintarse de negro. La mención del conejo la tomó desprevenida, haciendo que su pelaje se erizara del sobresalto.

—¿Cómo... es que sabes de lo del conejo?

Preguntó Espectro Caído.

—Siempre fuiste una presa, Conejo Blanco. El sauce de flores negras y blancas te lo advirtió. La Estrella Fugaz cegó al cazador. Pero aun así... no corriste tan rápido.

Sentenció Ecos Susurrantes, girando su cabeza para mostrarle su mirada oscurecida de la cual brotaban algunas amargas lágrimas. Espectro Caído quería moverse, hacer algo. Pero su cuerpo no respondía. Solo observaba como su pariente agachaba de nuevo su cabeza y dejaba que el líquido negro que goteaba de las extrañas bayas la cubrieran por completo. Terminando de desaparecerla luego de que un alarido de terror puro y unas carcajadas estruendosas y burlonas inundaran el lúgubre lugar.

Miedo.
¿Miedo? NO.
TERROR.

Eso nada más pudo sentir la gata blanca que había logrado librarse de su impresión y ahora estaba corriendo lejos de ese lugar con el pelaje erizado y dejando un aura de miedo puro.

Hubiera corrido más, pero las ramas carnosas le habían atrapado la cola. Haciéndola caer bruscamente y sentir que la arrastraban fuertemente hacia atrás. En un intento de liberarse pudo sentir que aquellas bayas de brillante carmesí se convertían en zarpas de filosas garras que se clavaban en el pelaje de ella, ignorando si le desgarraban la piel o no. La estaban arrastrando a su muerte, aquellas dos risas malignas y burlonas que estallaron en sus orejas se lo aseguró.

Poco a poco las ramas iban atrapándole su cuerpo, enredándose entre sus patas, vientre y cuello. Mientras que las garras la arañaban tiránicamente.

"¡NO! NO PUEDO MORIR ASÍ"

Chilló en su mente, pero apenas podía escuchar su propia voz, las carcajadas la estaban abrumando y aturdiendo.

Mucho ruido.
Mucho dolor.
Deténganse.
...
Ustedes no me atraparán.
No me cazarán.
Seré un conejo al que pueden despedazar.
Pero primero me deben enfrentar.

Sentenció desde lo más profundo de su alma. Jurando venganza hacia aquellos que la quebraron.

Había escuchado decir a su padre que ella era una estrella fugaz.

Pues ahora conocerán lo que una estrella rota puede hacer.

Le daría caza a sus cazadores hasta que su alma quedara satisfecha...

Dejando a su paso ánimas y la muerte misma de aquellos que quisieron cazarla.

Las garras que dicen ser ingeniosas y engañosas no la volverán a herir.

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⏰ Última actualización: Mar 08, 2023 ⏰

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