FIFA Week 23

Día 2 "Camiseta"

☆ Mundial de Qatar 2022
☆Estadio Lusail

☆ Mechoa

☆Advertencia: Contenido explícito, lenguaje vulgar (+18)

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El partido había llegado a su fin con un resultado amargo para los mexicanos. La victoria de Argentina los había puesto con un pie fuera del mundial.

Desde un principio la rivalidad estaba fuerte, desde los hinchas hasta los mismos jugadores se habían tomado personal ese partido en específico. Por lo que ahora los ánimos en los vestidores del equipo tricolor eran bajos.

Guillermo era el más decepcionado de todos. Después de todos sus esfuerzos por mantener la portería en ceros, sus compañeros habían apostado solo por defender y no intentaron siquiera acercase a la portería contraria. Al final, eso no había sido suficiente y el gran Lionel Messi había logrado anotarle dos goles, los cuales, había festejado muy pegado a sus compañeros.

Quizás esa era la verdadera razón de su molestia, después de todo, sabía que no podía culpar a sus compañeros, pues después de todo, fue el mismo Tata Martino quien dio aquella indicación.

Sin embargo, se sentía tan molesto que decidió evitar a sus compañeros, o a todo el mundo en realidad, al menos por ese día. Quería tener tiempo de calmarse y metalizarse para el siguiente juego, dónde era todo o nada.

El arquero solo se consolaba con saber que está victoria era necesaria para la selección de su esposo, incluso podía sentirse un poco culpable por no sentirse alegre por ello, después de todo, la gran historia que había escrito Messi en el futbol merecía ser cerrada con una copa del mundo.

Pero, no podían culparlo ¿cierto? su carrera también estaba por terminar, y anhelaba tanto llegar más lejos en aquel mundial y romper por fin la maldición del quinto partido. Por eso mismo maldijo que la suerte los haya llevado a ser rivales. Las probabilidades siempre eran pocas, pero en esta ocasión, había sucedido y eso hacía todo más difícil para ambos, porque, a pesar de haber hablado de todos los posibles escenarios que se presentarían durante el mundial, ninguno de los dos estaba dispuesto a ignorar lo que pasaba con el otro en la cancha.

Guillermo salió del vestidor despidiéndose cortamente del resto del equipo. No se tomó la molestia de llamar a su esposo, sabía que probablemente saldría a festejar con la escaloneta, después de aquella derrota que tuvieron frente Arabia Saudita, los argentinos necesitaban alegría y él no era un mal perdedor, claro que dejaría al número 10 disfrutar de su victoria.

El mexicano se tomó su tiempo para llegar al hotel, quería despejarse un poco y pensar en las cosas con más calma.

Estaba tan encerrado en sus pensamientos que cuando entro a la habitación, le llevo un momento asimilar los sonidos que se escuchaban en la parte del dormitorio.

Camino en esa dirección, no se esperaba en absoluto encontrarse con esa imagen al abrir la puerta; su hermoso esposo estaba montando una almohada, restregandose contra ella con movimientos de cadera lentos y sensuales, portando solo su camiseta de la selección mexicana con el número 13 en la espalda, acompañada de una fina lencería de color blanco que no lograba cubrir del todo la erección del argentino.

Memo se quedó sin aire en ese preciso momento, toda su sangre fue directo a su entrepierna y un jadeo abandono sus labios.

— Papi...— Andrés le dedicó una mirada lasciva a su esposo, quien se mantenía incrédulo en su lugar, observando, mientras una de sus manos comenzó a sobar su miembro por encima del pantalón.

Leo no dudo en continuar con aquel espectáculo, subiendo la camiseta solo un poco, dejando apreciar sus glúteos bien formados y aquella lencería mientras hacía movimiento de arriba hacia abajo encima de la almohada.

— Me encantó ese primer gol que te metí... Sobre todo, por la celebración que tuve con Alexis. - Lionel sabía perfectamente como jugar sus cartas, tenía claro lo que quería del mexicano y no se iba a detener hasta obtenerlo — ¿Que pasa amor? ¿Acaso a vos no te gusto como me tomo de los muslos y me cargo? — Una sonrisa burlesca se asomó por sus labios al ver que la expresión del mexicano se volvió más dura. — ¿Porque no venís aquí a mostrarme a quien le pertenezco?

Aquello provocó que el arquero se abalanzara contra él como si fuera un depredador, quedando de rodillas justo detrás del cuerpo del más pequeño. El miembro oculto de Guillermo se restregaba contra las nalgas del contrario, manteniendo una mano en su cadera y la otra en su cuello, haciendo solo un poco de presión.

— Eres una zorra.— Aquellas palabras salieron en un profundo susurro sobre el oído de Leo, provocando que todo su cuerpo se estremeciera. — Te enseñare a comportarte. — Una nalgada impacto contra su blanca piel, haciéndole soltar un chillido de puro placer, el argentino disfrutaba que su esposo descargara las frustraciones de la cancha con su cuerpo. Amaba tanto ver a Memo enojado, que a veces el mismo le daba un empujón.

Guillermo comenzó a sacarse la ropa con agilidad, soltando el cuerpo del otro solo para poder deshacerse de cada una de esas prendas que le estorbaban.

En cuanto se encontró completamente desnudo, el trasero del capitán albiceleste volvió a sobarse de forma descarada contra su erección.

— Vamos papi, follame, yo ya me preparé para ti. — Aquella petición sonaba a suplica, prendiendo aún más al portero, quien dejaba besos en el cuello ajeno, mientras acomodaba su miembro en la entrada de su amado, haciendo la tela de aquella prenda interior femenina a un lado y comenzando a entrar con suavidad para no lastimarlo.

Se quedó quieto unos instantes, asegurándose de que el cuerpo de su pareja se acostumbrara al nuevo intruso, para después, comenzar a dar embestidas que poco a poco fueron subiendo de intensidad.

Memo tomo el mentón de su esposo, volteándolo hacia el para comenzar con un húmedo y necesitado beso, donde sus lenguas se enredaban en una batalla por el control.

En la habitación solo eran audibles los sonidos húmedos que hacían sus pieles al chocar, así como aquellos gemidos que morían en los labios del otro y, en ocasiones, los azotes que el mexicano le brindaba al tarsero de su esposo.

Al separar sus labios, Memo empujo el cuerpo del delantero hacia enfrente, dejando su pecho contra el colchón de la cama. Tomo sus caderas con ambas manos firmemente antes de iniciar con movimientos más rápidos y duros.

Leo se deshacía en gemidos y sollozos, rogando por mas mientras el nombre del arquero salía de sus labios una y otra vez.

— No quiero que ese maldito mocoso vuelva a tocarte así otra vez ¿entendiste? – El argentino no fue capaz de hablar, el placer que inundaba su cuerpo era tanto que había dejado su mente en blanco, por lo que recibió un azote más fuerte que los anteriores. — ¿Entendiste?

— ¡Si! — Guillermo sonrió complacido, acercándose a dejar besos por su espalda y cuello, sin detener las embestidas. Sentía su orgasmo tan cerca, que no pudo evitar llevar su mano derecha al hinchado miembro del más bajo, masturbándolo al ritmo de cada embestida, deleitándose con los dulces sonidos que salían de los labios del argentino al llegar al orgasmo, provocando así el suyo también — ¡Guille!

La respiración de ambos estaba completamente agitada, Memo, después de descargar su corrida en el cuerpo de su amado, salió lentamente de su interior y se acomodaron acurrucados en la cama.

— ¿Fui demasiado duro? — Cuestiono al estar ya más tranquilos, dando caricias sobre su espalda.

— Sabes perfectamente que me encanto. — Paco Memo recibió un dulce beso sobre sus labios, haciéndolo sonreír. – Te amo, Guille. Lamento que hayan perdido este juego.

— La verdad, no fue tan malo después de todo.

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N/a: ¡Hola de nuevo! Voy un poco atrasada con esto, pero espero ponerme al corriente entre hoy y mañana.

¿Que les parecio el capitulo de hoy? Tengo poca experiencia escribiendo escenas de este tipo, asi que una disculpa si no es tan buena, pero tratare de seguir mejorando. Muchas gracias por leer :D

Cuidense mucho y tome awa :3