K: retrospectiva

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JungKook se posó frente al micrófono. Sus labios se abrieron ligeramente, apenas dejó salir un sonido sordo que confundió a la multitud. Los ojos le dolieron después de un segundo de no pestañear, ya que la luz intensa que iluminaba su rostro comenzaba a cegarlo. La música inició, el sonido de la guitarra sonaba en eco. Cerró los ojos, aferrándose al micrófono, y recargando la cabeza en él, para después dejar salir un quejido.

     —No puedo —susurró frente al equipo de sonido, provocando que en todo el espacio retumbara su voz nerviosa.

     Ante el bullicio e incredulidad de las personas, JungKook soltó nuevamente un quejido al grado de temblar ligeramente. Y, una vez más, con los ojos al suelo y una lágrima culpable de ceder ante la gravedad, JungKook dijo con la voz entrecortada:

     —Lo siento. No puedo.

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