En un pequeño departamento, donde se encontraban tres hermanos esperando a que su madre llegará del trabajo.
La hermana mayor, Agustina, estaba en el comedor, vigilando a sus hermanitos, Gustava y Martín. Estos dos estaban sentados en sillón jugando con las cojines.
En un momento ambos niños dejaron de jugar, Martín le había susurrado en el oído a su hermana. Obviamente, en un idioma inventado por el niño de dos añitos.
Pero Gustava entendió perfectamente lo había dicho.
—Agustina, Martín tiene hambre
—¿Hambre?
—Sip, Martincito tiene hambre.
Obviamente no escuchó mal, el único problema era que no sabía cocinar, siempre su mamá le dejaba un tupper con comida para que coman. Pero no iba a llamar a su madre mientras ella trabajaba.
—Bueno -dijo en un tono medio seguro.
—¿Te puedo ayudar?
—La verdad no se, pero tal solo un poquito -dijo juntando su dedo índice con el pulgar, dejando un pequeño espacio-No querés Martín se quede solito ¿verdad?
La niña negó con la cabeza.
—Entonces quédate un ratito con Martín y luego te llamo ¿okey?
—¡Okey! -se dirigió hacia el sillón
La mayor estaba pensando que podía cocinar, nunca en su vida cocinó y a la vez sentía vergüenza. ¡Tenía trece años! ¡casi catorce! y no sabia ni hacer una ensalada.
¡Hasta Gustava sabía hacer ñoquis con tan solo diez años!
Ya, debía concentrarse en que iba a cocinar, pensó, pensó y pensó. Al final se había decidido por un arroz con queso rallado, muy simple y fácil.
—¡Gustava! -recibió como respuesta un ¡Qué! - traeme el arroz que esta en bolsa.
—acá 'ta -le entregó la Bolsa de arroz
—Gracias, ve poniendo el mantel y los platos de plástico y los vasos.
Gustava empezó poniendo la mesa mientras Agus cocinaba.
¿Y Martín? El pequeño Martín estaba en el sillón con los juguetes y peluches que tenía.
Estaba jugando a que los peluches y los juguetes tenían una pelea, a la vista de Gustava y Agustina daba gracia, pero en los ojos de Martín era una batalla epica.
—¿Donde esta el queso rallado? -preguntó y cuando volteó vio a la rizos comer un pedazo de ese mismo queso-¡Gustava! ¡Eso te hace mal!
—¿Que tiene de malo? Es queso
Agus la reto -no mucho- haciéndola entender que eso no era sano y que luego le iba a doler la panza "ya pareces a mamá" Le había dicho rodando los ojos.
Agus solo suspiro y colocó el queso en el arroz poniendo después en los platos.
—Martín vení a comer -dijo llamandolo aunque al final lo tuvo que cargar y ponerlo en su sillita para bebés.
Ya los tres sentados empezaron a comer.
En un momento sonó la puerta abriéndose dejando ver a una mujer de cabello corto hasta los hombros color marrón oscuro con ojos un poco más claros .
—Hola -dijo tarareando con un voz suave
—¡Mamá! -corrió Gustava recibiendo un abrazo por parte de la mujer.
—¿Que hacen?
—Estamos comiendo el arroz que hizo Agus.
—¿Enserio? Me alegro -dijo dejando su saco caminando hacia sus demás hijos, dejando un besito en la cabeza de estos -Hola Martincito -saludo al pequeño recibiendo un risita por parte del infante dejando caer un poco del arroz al suelo.
—Te guarde un poco de arroz ma.
—Gracias Agus
Los cuatro comieron tranquilos, Su madre Fátima contándole anécdotas a sus hijos cosas que le pasaron en el trabajo y algunas eran pedidas por Gustava.
Simplemente la familia feliz comiendo un rico Arroz con queso rayado en la noche.
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¡Hermanitos!
RandomAgustina, Gustava y Martín. Los tres hermanitos viviendo su vida cotidiana con pequeños cambios.