En una casa algo deteriorada, donde los años de antigüedad ya eran notorios, vivía una señora amargada, que lo único que le interesaba eran las revistas, el problema, es que recientemente la había invadido, una plaga de ratones.
Al pasar de los meses, la señora se dio cuenta de extraños sucesos, pasos por las paredes y techo, cosas, cayéndose repentinamente, y cosas rotas, pero lo que más le intrigaba de todos estos hechos, era que, cada cierto tiempo, una sombra negra, del tamaño de una persona adulta promedio, algo que no era perceptible a simple vista, debido a que la mayoría de sus apariciones eran a altas horas de la noche, entre las 11 y las 12 de la noche.
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Esto se volvió aún más constante, ya que no era una o 2 veces al mes, ahora, esa extraña figura amorfa se dejaba ver más, llevando poco a poco a la locura a esta señora.
Cada vez que lo veía pasar, le iba dando una forma a esa cosa, algo encorvado, de unos ojos grandes de color carmesí,con una boca alargada, una especie de cola malformada y pelaje, era lo que ella describía.
Pasado un año, la salud mental de la señora era muy pésima, ya no se sentía segura, escuchaba latidos y pasos cerca de ella, como si algo la estuviera cazando...
En uno de esos días, sintió más incomoda de lo normal, había dejado de leer sus manos para poder estar atenta a cualquier movimiento, y algo temerosa, sostenía firmemente una barra de metal entre sus manos , por unas horas, todo se encontró en un silencio absoluto, peor al momento de caer la noche, se mejoraron a escuchar los pasos y latidos, como el de un corazón, pero eran más rápidos, y un tipo de grito mezclado con el chillido de un ratón, al borde del colapso, y a terminar decidida con su tormento, recorrió cada parte de la casa, avanzando muy cautelosamente. Ya luego de unos 20 min, solo le quedó un lugar que revisar, la sala...
