tal como eres.

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Guillermo frunció el ceño, disgustado por su reflejo en el espejo. No le gustaba la imagen que estaba recibiendo.

"¿Me he descuidado tanto?"

Pensó, sintiéndose afligido.

Desde hace un par de meses había notado algunos cambios en su cuerpo; sus abdominales estaban desapareciendo, dando paso a una masa suave y blanda en su estómago, sus pectorales también perdieron su forma y sus mejillas estaban creciendo, haciéndose más redondas cada vez que sonreía.

Treinta y siete años pasaban factura y era su cuerpo quien lo estaba resintiendo. Sabía que con el tiempo mantenerse en forma sería cada vez más difícil y él no estaba poniendo de su parte para evitarlo.

Comenzó a subir de peso cuando llegó a Italia, era un país hermoso y rápidamente quedó prendado de su gastronomía, probando cada platillo que sus compañeros le ofrecían. La pasta era deliciosa, pero ahora estaba sufriendo las consecuencias de comer un plato para la cena todos los días.

Poco a poco el reflejo en su espejo fue cambiando. Los músculos de su cuerpo y los ángulos de su rostro fueron reemplazados por suaves curvas. En un principio lo había ocultado usando ropa oscura y grandes abrigos, pero sabía que no podía esconderse por siempre, sobre todo porque cada vez que se desvestía era recibido por su pequeña barriga, haciéndolo imposible de ignorar.

La gente también comenzó a notar lo diferente que era su cuerpo y no tardaron en hacer comentarios señalando la curva de su estómago que se asomaba a través del uniforme. La mayoría eran inofensivos, pero siempre hubo quienes sólo querían burlarse.

Sostuvo su estómago con ambas manos, apretando la suave carne y resopló.

—Si, he sido descuidado —se respondió a sí mismo.

Su teléfono comenzó a sonar y se alejó del espejo, caminando hacia la mesa de noche. Una sonrisa se formó en sus labios cuando vio el nombre que se mostraba en la pantalla.


Videollamada entrante:

💖 Leo 💖


Tomó asiento en el borde de la cama y respondió a la llamada, siendo recibido por la imagen de grandes ojos cafés y labios rosados curvados en una sonrisa.

—¡Hola Guille! —exclamó, agitando la mano. —Te extraño mucho.

El mexicano miró a su pareja con cariño.

—También te extraño bebé.

—Yo te extraño más —lo contradijo. —Che, que no me mandás ni un mensaje, ¿pensás que no tenés novio o qué?

—¿Tengo novio? —se hizo el desentendido. Lionel frunció el ceño. —Estoy bromeando. Lo siento Leo, he estado... distraído.

—¿Estás bien? —preguntó preocupado.

Guillermo sonrió a la cámara y asintió.

—Ahora lo estoy.

Ambos comenzaron a charlar, preguntando por su día y hablando de los partidos que habían disputado hasta el momento; sus victorias y sus derrotas, agradeciendo el apoyo que se habían demostrado a la distancia. A pesar del tiempo que había pasado, estar lejos seguía siendo difícil. Cuando decidieron comenzar una relación, eran conscientes de que las cosas no serían sencillas, pero a pesar de los problemas que se presentaron en un principio, lograron hacerlo funcionar.

Estaban enamorados y querían compartir ese amor. El tiempo y la distancia no serían impedimento para entregar sus corazones.

En algún momento de la conversación, Lionel recargó su teléfono en una almohada para poder caminar por la habitación en busca de algo. Al hacerlo, Guillermo pudo apreciar el cuerpo del argentino cubierto con pantalones cortos y una camiseta que se ceñía a su delgada figura. Los pensamientos intrusivos regresaron a su mente, haciendo que dejara de prestar atención a las palabras de su pareja.

Tal como eres || Ochoa x Messi [One-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora