Adiós, Muerte.

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La nieve ha caído en Muy Muy Lejano, sorprendiendo a los habitantes, quienes no estaban preparados para afrontar semejante acontecimiento que conocían sólo en simples libros. Más allá de lo que pudieran suponer los expertos, no se sabe realmente la verdadera razón por la cuál aquella isla se ha pintado de blanco. 

Sin embargo es bien conocido que si hay algún lugar en el que los sucesos como aquellos se dan, es en Muy Muy Lejano; hogar de cuentos de hadas, donde las leyendas, princesas y ogros habitan. 

En un sitio muy cercano al castillo, una gata negra de patitas suaves y un perro chusquito jugaban entre la nieve, la primera con la preocupación de no saber donde se encontraba su gato con botas, y el segundo ignorando completamente las preocupaciones de su amiga, pero no de manera intencional ya que ella sabía camuflar muy bien su estado de ánimo.

La caída de nieve le había llevado a pensar en el pasado, lo que incluso sin querer la llevó a pensar en el futuro. Desde que Gato había decidido dejar de buscar vencer a La Muerte y habían decidido vivir tranquilamente juntos, los tres... prontamente cuatro, se sentía extrañamente nostálgica. 

Amaba a aquel gato, y aquel gato la amaba a ella... Había una sola cosa que Gato quería y deseaba, que era una prioridad más grande que la pacífica existencia con sus seres queridos, y esa era su leyenda, o eso es lo que quería creer. Negó, suspirando en consecuencia. Gato no era tan despreocupado, no podía ser tan insensible respecto a lo que sentían. Gato no podría renunciar a ella. 

Observó de manera tierna a Perrito, quién armaba un muñeco de nieve extremadamente deforme, pero que según él estaba quedando bonito. Ella no le diría nada, porque no quería herir sus sentimientos. 

Estuvo tan sumergida en sus pensamientos y en el pequeño animal, que no se dió cuenta de cuando una sombra de su mismo tamaño se instaló a su lado. Volteó la cara y ahí se encontró con su gato. Cualquier miedo se esfumó al verlo ahí. 

No era tonta. Sabía muy bien que en los ojos de gato, ella, Perrito, su vida pacífica e incluso la vida que albergaba en su vientre, no eran una prioridad. Por lo menos ahora podía decir que se habían convertido en lo más importante para él, no estuvo segura de aquello hasta que lo vió pegado a ella, con sus ojitos llorosos y un olor que conocían perfectamente, el olor de alguien a quien habían enfrentado muchas veces. 

Sabía que estaba sufriendo, sabía que había tomado una decisión complicada y que no era fácil para él, pero estaba feliz que a pesar de todo siguiera eligiéndolos a ellos, a lo que era correcto. Sabía que le costaría, pero que Gato encontraría una manera en la cuál olvidarse del pasado, olvidarse de aquel lobo. Ellos juntos podían crear un futuro ahora que por fin los ha escogido. 

⸺¿Todo bien, Gato? ⸺preguntó ella, poniendo una mano en el hombro del gatito naranja, mientras que sostuvo su ya crecido vientre con su otra pata. 

⸺Todo bien, Kitty. ⸺respondió él, un toque melancólico en su voz. 

( ♡ ) 

La nieve había caído en aquellas suaves tierras, y Gato acaba de recibir una noticia que lo sorprendió. Mientras que buscaba excusas para seguir huyendo, como siempre lo hacía, aquello que Kitty le acaba de revelar había acabado para siempre con su estilo de vida, con lo que aún no era capaz de dejar. 

En un callejón donde solo se encontraba él, apareció la sombra de aquel lobo que llevaba persiguiendo, anhelándolo y de cierta manera también cuidándolo, por tanto tiempo. Estaban ahí, cara a cara, una vez más. 

Gato sonrió con nostalgia. Observando la enorme capa negra de La Muerte, quien escondía su arma detrás de él. Jamás se imaginó a sí mismo intentando meterse debajo de aquella prenda negra y cálida en el pasado, pero ahora después de todo lo que le pasó, la sola idea le parecía reconfortante. 

Intercambio en invierno ⸙̭❛❛ pussdeath Donde viven las historias. Descúbrelo ahora