Mi Demonio Es Una Flor.

5

— ¿Que...es esto?

Dentro de la caja habían algunas fotografías y unas cuantas flores de papel.
Saco primero las fotografías que estaban ahí. En total eran 3.

La primera, era de Jimin, porque la fotografía era de el tipo con cabello amarillo y tenía las mismas facciones que el otro.
En la segunda, habían dos personas, las mismas que aparecían en sus recuerdos, la chica de pelo azul, y un chico de cabello rosa, los dos tomados del brazo.
Y en la última, habia una fotografía de un chico castaño y el otro con cabello negro. El castaño era más bajo que el otro, por lo que se había subido a una silla para alcanzarlo.

Pero su cara de el de cabello negro no se veía del todo bien, estaba borroso.

Se fijó si había algo detrás de las cartas, pero tan solo se encontró con una frase en la foto del cabello castaño y negro.

"Tu y yo, juntos por siempre, como lo prometimos"

Quien pudo haber escrito eso, ¿Y desde cuándo estaba enterrado esta caja? Todo estaba malgastado. Tae dejo las fotografías ahí, y tomo las flores de papel, y al verlas, se percató de algo, y es que había escrito algo detrás de ellas.

En la primera flor decía, Jimin.

En la segunda, Byul.

En la tercera, Jin

En la cuarta, el nombre de Taehyung, el chico de la lápida.

Y en la última, tan solo se podía observar las letras, JK.

Todos los que estaban ahí, eran los mismos que aparecían en sus recuerdos, pero solo supo que la de cabello azul se llamaba Byul, porque era la única chica, y también supo de Jimin, porque obviamente, ya lo conocia.

El del cabello negro y rosa no pudo saber quién era, pero el castaño, al instante supo que era Taehyung, ya que era un niño, y no parecía un demonio.

Ese chico se parecía un poco a el, por el cabello un poco castaño, pero los diferenciaba, es que el demonio tenía ojos rojos, piel pálida, era más alto, y en el cabello, tenía las raíces negras.

Se diferenciaban por mucho.

Tae volvió a colocar las cosas en la cajita, y lo escondió en un cajón que había en la sala. Bajó al perro del sillón, y fueron a preparar desayuno hasta esperar que Jennie despertara y fueran juntos para su reino de los demonios.

Luego de casi dos horas, Jennie apareció por la puerta de la cocina, con los ojos un tanto cerrados.

— Buen día...Tata —dijo aún adormilada.

— Buenos días, Jennie ¿Deseas desayunar?

— Cla-claro— dijo para luego ir a sentarse en la pequeña isla que tenían cerca de la cocina.

— Ten— le dio un plato con huevos y pan. — Por cierto, tu dejaste entrar a este perro — señaló a Yeontan que estaba bajo sus pies.

— Owww, que lindo.— dijo emocionada — no, no lo he traído yo, ¿Por qué?

— Oh, es que lo encontré saltando y ladrando en mi cama. Por cierto, se llama Yeontan al parecer.