2.

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El pequeño lobezno aun escondido comenzó a despertar, abrió sus ojos hermosos y parpadeo varias veces para aclarar su vista, al no sentir el calor o olor de su madre se alerto, miraba en todas direcciones pero nada. Su instinto le ordenaba aullar para llamar a su madre y eso hizo, grabe error pues podría llamar la atención de cualquier depredador, su llanto se hacia cada ves mas fuerte pues necesitaba a su madre, quería sentir su calor y protección.

En su interior podía sentir esa nueva emoción de tristeza pues era muy pequeño como para separase de su madre pero ella jamas volvería, no volvería a escuchar su dulce voz...sus canciones de cuna, sus caricias o su calor que transmitía paz....


No muy lejos de allí alguien acudió a su desesperado llanto pero no era cualquier amenaza, era una humana de cabellos castaños y ojos azules como el, de piel morena, envuelta en ropas de cuero probablemente de algún oso o búfalo. La chica de mas o menos 15 años se acerco lentamente pues no quería asustar a la criatura, lo miraba con dulzura. El cachorro noto su presencia y rápidamente se oculto entre las hojas secas, ella se sentó fuera del escondite esperando a que el pequeño decidiera salir.

-hola pequeño, no temas...somos amigos-

Dijo tiernamente pero el cachorro no entendida su idioma por ello no tuvo reacción alguna, asi que rebusco en su mochila algo de carne seca, a esta edad el cachorro es capaz de ingerir tanto leche como sólidos pero echos papilla como los bebes humanos, al igual que los caninos mastico un poco de aquella dura carne, luego la saco de su boca y la dejo cerca del pequeño, quien enseño los dientes para hacerle saber que debía marcharse pero el olor de la carne lo hizo cambiar de opinión por ello espero a que la humana retirara su mano para acercarse, temeroso movió sus patitas una delante de la otra, acercándose lentamente. Primero olfateo un poco la sustancia para después tragarla desesperadamente, al parecer hace bastante tiempo no comió nada.

La niña aprovechando que el cachorro se encontraba distraído lo tomo del pellejo del cuello y lo levanto con cuidado. El cachorro sorprendido por tal acto comenzó a retorcerse mientras enseñaba sus pequeños dientes blancos, la pequeña soltó una risita y lo acerco a ella. El cachorro al sentir la calidez de su abrazo dejo de forcejear y termino por 


El Viaje de Lobo BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora