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—¡Liliana te buscan! —Llamó mi mamá, fruncí el ceño extrañada.
Pausé el video de youtube que andaba viendo y puse atención a ver si escucha alguna voz proviniente del primer piso, si era visita no esperada me haría la dormida y si no, bajaré a ver que ocupan.
La dulce y delicada risa de mi amigo se hizo presente, por lo que aliviada respondí.
—¡Que suba!
Volví la vista a mi monitor mientras esperaba a que Roier entrara por mi puerta.
—Puta floja —Insultó apenas entró. —Pero te perdono nada más porque es tu cumpleaños
Sonreí achichando los ojos y me levanté para abrazarlo.
—Cada día más cerca de la muerte —Acarició mi cabello y yo tiré del suyo como venganza. —¡Agresiva!
—Merecido.
—Ten —Extendió una pequeña cajita
—¿Desde cuando andas pidiendo matrimonio? —Bromee ganandome una mala mirada, reí y abrí la cajita roja.
Una pulserita con un dos dijes, una R y el año en el que nos conocimos 2012 Al coincidir como compañeros en la escuela y para variar, vecinos.
¿Pueden creer que dejé a mi grupito de amigas por Roier? Habíamos congeniado tan bien, el mismo humor pendejo, no teníamos nada más en común, nuestras vidas habían sido completamente distintas, pero aún así siempre prometimos contar uno con el otro.
—¿Poco original verdad?
—Es lo menos original que me has regalado, pero de todas maneras está preciosa —Chillé emocionada volviendo a abrazarlo pero esta vez por menos tiempo.
Subió la manga de su sudadera mostrando la suya, era exactamente igual pero con una L.
Era tan poco original pero eso lo hacía especial, acostumbraba a hacer regalos terribles, era el chiste entre nosotros.
El año pasado me regaló una funda de celular antigua de el, que ni siquiera era el modelo del mio.
—Puta madre Roier ahora me tendré que esforzar para darte un buen regalo en tu cumpleaños —Reclamé lanzandome a mi cama, este se recostó al lado mio.
—Con un beso me conformo, mas original que los últimos trece años ya ves —Soltó sin más, reí a carcajadas esperando la misma reacción.
Me pareció extraño no escuchar su tan escandalosa risa, por lo que me senté en mi cama y lo miré asustada.
—No vengas con tus mamadas, déjate de bromear —Lo golpee con mi peluche de aguacate, este rió pero me miró de una manera distinta. —¿No es broma?
—Los amigos que se besan son la mejor compañía dice la Tokischa —Intentó hacerme reír otra vez pero me mantuve inexpresiva, intentaba descifrar en su rostro si estaba jodiendo o era en serio.
—Rogelio —Advertí y este carcajeo
—No mames así me dice Aldo cuando me va a regañar
—¿Ah si? Así te voy a decir desde ahora, por pendejo —Escupí molesta, pero no molesta con el si no por la incertidumbre.
—¿Por qué tanto drama? —Se sentó en la cama también.
—¡Por qué dijiste que querías un beso mío! —Exclamé por lo bajo, si mi mamá escuchaba se ponía igual que yo.
—Aún falta para agosto..
—¿Te gusto? —Cuestioné directamente, este pareció sorprenderse.
—Ay ya cállate Liliana Elisabeth —Puso su palma de su mano en mi rostro y la quitó rápido para irse a mi escritorio. —¿Los Polinesios? En pleno 2022?
—Les soy fiel desde chiquita —Contesté notando el cambio de tema —Roier ya
—¿Y si me gustaras que? —Volteó la silla
—¿Y si tu también me gustaras que? —Contesté desafiante.
—Preferiría mi regalo de cumpleaños adelantado.
—¿Tienes sed? yo si, voy por refresco —Me levante pero éste tomó mi mano volteandome y dándome un beso en la frente.
—Traeme también, con un buen de hielo Liliana Elisabeth —Empujó
—Con meado de Mora te traeré el refresco —Mencioné a mi mascota y este volvió a reír.
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