Todo lo que soñé |Scarlett Johansson|

« CAPITULO 26 »

Todos vieron como Scarlett llegó con Jordan a la sala de espera, Scarlett estaba por detenerse pero Jordan negó, así que siguió.

—— Jordan, ¿que sucedió? — preguntó Stan llegando a ella y Jordan aún con la mirada baja hablo

—— Lo que querías — Stan arrugo su entrecejo — Carlos se ira tranquilo — rio carente de humor — al menos alguien podrá ser feliz en esto — Scarlett entendió que era mejor sacarla de ahí

La guió con la silla de ruedas hasta el elevador y así hasta el estacionamiento donde su asistente Carlos y Mel las esperaban para poder sacarlas del lugar sin que algún reportero los viera.

Jordan una vez en el auto se recargó en la ventanilla y suspiró, toda su vida deseando tener una familia y resultaba que si la tenía pero no era bienvenida, quizás era mejor olvidar a aquel hombre o seguir adelante como si eso no hubiera pasado pero sabia una cosa, no sería fácil, nada fácil.

Regresando a su departamento solo tomó el medicamento y durmió, no quería hablar con alguien y Scarlett lo entendió por eso solo la dejó dormir.

—— Te amo y haré todo por que estés bien cariño — beso su cabeza — te amo mucho Jordan — sonrió viéndola dormida y la abrazó

[...]

Lo que más odiaba Jordan era ir a las reuniones del grupo y las terapias.

Hizo una mueca de dolor al comenzar a mover un pie, la enfermera le daba algunos masajes y se lo flexionaba, Jordan solo apretaba la mandíbula y cerraba los ojos para aguantar el dolor que eso le estaba causando, la enfermera terminó y le tendió la mano.

—— Al principio solo dará algunos pasos ¿bien? — Jordan asintió y con ayuda de la enfermera logró sentarse — vamos

Al ponerla de pie Jordan sintió como estos le fallaban pero después de estar unos minutos parada ahí logró sostenerse, la enfermera la ayudó a dar algunos pasos, Jordan se llevó su mano a la parte baja de la espalda pues sentía cómo está le ardía.

—— Si no puede seguir solo dígame y nos detenemos

—— Okey — dice haciendo muecas — podemos caminar más allá — señala la otra pared y está asiente

Jordan tenía miedo de caerse pero las ganas de estar mejor la motivaban a querer caminar.  Ahora estaba arrepintiéndose de actuar de manera impulsiva, de haber sabido el dolor que le causaría jamás lo hubiera hecho. Pero sabía que él hubiera no existe.

Lo que la llevo a odiar su actitud, cada vez que algo le salía mal, corría lejos, jamás lo enfrentaba. Solo huía, como la cobarde que era. Nunca lo volvía a intentar, solo se marchaba sin saber que pudiera pasar al segundo o quizás tercer intento.

Quizás si se parecía en algo a su padre, tal vez si había cosas que se heredaban, como el gen de ser un cobarde.

——¡Carajo! —soltó al caer, la enfermera se acercó pero ella negó —déjame —pidió sintiéndose impotente —

La enfermera retrocedió ante su petición. Jordan quería hacerlo sola, como siempre. Cuando pidió ayuda nadie vino a su rescate y ahora estaba pagando las consecuencias. No dejaba que nadie le ayudara pues ella saldría adelante.

Tomó varias respiraciones, apoyó sus palmas en el tapete y cerró sus ojos enfocándose en un solo objetivo. Levantarse.

——Terca —una voz femenina llamó su atención. Giró su rostro hacia el origen de la voz encontrándose con una mujer de avanzada edad, traje elegante y mirada fría

——Disculpe —dijo por fin —¿quien es usted? —la mujer solo sonrió

——Mil disculpas Jordan —dijo irónica

——Mi nombre es Isabel Lieber — Jordan rodó los ojos al saber por donde iba el asunto, aún en el suelo reunió todas sus fuerzas y se logró sentar

——Miré señora —su tono era plano —no me inpofta que tenga que decir sobre ese señor, pero le diré que no me importa —la mujer asintio viendo a su chofer quien permanecía en la puerta del gimnasio

——Si, algo así me dijo —suspiró —Lo que te hizo fue imperdonable

——Oh, fue más que imperdonable —le hizo señas a la enfermara quien se acercó a ayudarle a sentirse en la silla de ruedas, con varias muecas después logró estar de nuevo cómoda —abandonarme en un orfanato, permitir que creciera con la idea estupida de que quizás mis padres habían muerto y por eso me dejaron ahí —rodó los ojos —fue cruel. Al menos hubiera dejado una nota que dijera; No te queremos hija, suerte

La mujer la veía con aburrimiento.

——Así, me hubiera evitado la humillación de haber fantaseado tantas veces con una familia feliz —continuo señalándola —¿usted perdonaría eso? —levantó una ceja

——No —respondió y Jordan asintió con razón —pero déjame decirte que tus padres te amaban. Tú madre más que a nada, ella siempre fantaseo con que crecieras y te convirtieras en una mujer hecha y derecha. Pero falleció —Jordan tomó interés —tú ibas con ella, ahí apareció el tinnitus. Tu padre perdió la cabeza, imagina perder a la mujer que amas, eso volvería loco a cualquiera. No estoy justificándolo pero al menos deberías entenderlo

Jordan pareció bostezar, realmente sintió un piquete en su corazón al saber lo de su madre, pues ella no la abandonó por que lo quizo.

——Que bueno que no lo quiera justificar por que eso no lo merece. Miré señora —la miró a los ojos —se lo que es perder al amor de tu vida, pero eso no te da el derecho a abandonar a tus hijos, si la amaba tanto ¿no era obvio cuidar al único recuerdo de ella? —ladeó su cabeza —lo que su hijo hizo, fue una estupidez y comprendo que estuvo en su punto más bajo, pero ¿donde estaba usted, acaso lo apoyó o por que lo permitió?

La mujer pasó saliva ante su acusación y eso le hizo entender a Jordan que tampoco estuvo para él. Ella sonrió y suspiró.

——Lo ve señora, usted trata de justificar a su hijo, por que usted también lo hizo. No desea que perdone a su hijo por él, si no que quiere que él la perdone a usted —rio

——Esto se está tardando más de lo que me gustaría —acomodó su bolso en su hombro —por que no soy quien para aconsejar —aclaró su garganta —solo vengo a decirte que Carlos falleció —la risa de Jordan se detuvo —y su funeral será mañana y su testamento se leerá al finalizar la despedida —camino a la puerta —

——No deseo nada de él —recalcó

——Pero él deseaba que lo tuvieras —sin más salió de ahí

Jordan se quedó viendo a la nada, no comprendía por que la muerte de ese hombre le afectó. Continuó tratando de aclarar sus sentimientos y pensamientos, tanto que no se percató del tiempo que pasaba, era como si su cuerpo estuviera ahí, pero su mente no.