Capítulo VII "La Cita"

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Voy hacia el lugar donde esta Yolie llorando abrazada de Luisa y Daniela, el maquillaje se le ah escurrido de tanto llorar.
-¿Qué paso entre tú e Íker, Yolie?- exclamo con voz alta.
-Nada, sólo estaba... - dice entre sollozos.
-Estabas ¿Qué? - pregunto molesto.
Estaba empezando a punto de decirme el motivo de la pelea de hace unos instantes, pero en eso interrumpe Christopher jalandola del brazo.
-Tú y Yo tenemos que hablar.- dice en tono molesto.
-¡Eyy, Eyy, a mi amiga no le hablas así!- digo gritando.
-Tú ni te metas, que esto es sólo entre ella y yo, ¿Entendido? - dice aun más enfadado. Su enfado hace que me hierva la sangre. ¿Quien se cree él para gritarle a Yolie de esa forma? Estoy a punto de abalanzar me sobre el, pero en eso siento la mano de alguien en mi hombro. Volteó para ver de quien se trata. Era Gonzalo, el que estaba a lado mío.
-¿Yolie, vas a permitir que te hablé de esa forma? - Le pregunto con enfado.
-Tiene razón Christopher, esto es entre el y yo, Gracias por preocuparte. -me dice y se aleja del lugar seguida por Christopher.
-Bueno Eddy, debemos de irnos. -dice Luisa.
-Creo, que es mejor hablar de esto después. -susurra Daniela al acercarse a mi oído. Y yo asiento. Me despido de ambas con un beso en el cachete y ellas toman paso hacia la salida. Gael se ve a lo lejos con una muchacha alta y con cabello color chocolate, de lejos se ve bonita, pero no le pongo tanta atención. Siento un ligero apretón en mi mano izquierda, es Gonzalo que me mira con sus lindos ojos color almendra.
-¿Quieres tomar algo?- pregunta con una linda y curva sonrisa.
-Creo que después de todo este alboroto, me haría bien un capuchino.- le digo sin soltarle la mano.
-¡Estupendo! Conosco un lugar donde hacen unos ricos capuchinos. -dice abriendo los ojos aun más.
-¿Más ricos que los de Starbucks?- pregunto con una ligera risa.
-Te aseguro que si.- dice, y sin más toma de mi mano y me conduce hacia la salida de la Universidad. Llegamos hasta donde estaba su auto. Es un lujoso auto Cambri SE color azul marino, se notaba que lo acababa de comprar. Me abre la puerta de copiloto, lo cual se me hace un lindo gesto de su parte, da la vuelta abre y se mete al asiento, mete la llave y arraca el motor y tomamos ruta hacia el café.
-Gracias.- digo.
-¿Por que? - dice sin apartar la vista del camino.
-Por haberte metido y haber ayudado a que Íker y Christopher se separan.
-No hay nada que debas agradecer me.- dice. -Además si no lo hacía, hubieran llamado la policía y el problema hubiera sido mayor. -
-Aún así muchas gracias, te debo una.- le digo mientras tomo su mano izquierda. Lo cual hace que se me errizen todos los vellos.
El resto del camino transcurre en silencio, Gonzalo a cada rato voltea y me sonríe y eso hace que mi cuerpo se estremesca. Después de unos cuantos minutos aparcamos en un café llamado Lola's Café.
-Gracias a Dios que aún está abierto.- dice Gonzalo mientras me abre la puerta del carro.
Entramos y el aroma del café me llena al instante, el lugar es muy lindo, tiene sillas color café, un sillón de piel negro, las mesitas son de madera con la cubierta de vidrio el cual tiene el nombre grabado de la cafetería. Llegamos hasta donde esta un muchacho en una pequeña isla limpiando uno de los vasos de la liquadora.
-¿¡Hola Gonzalo, ese milagro que te dejas ver!? - Le saluda el muchacho alto con cabello negro rizado y ojos tan grandes que puedo ver mi reflejo en ellos.
- Hola Emmanuel, como esta Lola?- dice el esbozando una sonrisa.
-¿Lola?¿Tú esposa? -pregunto.
- Jajaja, no ella. -dice Emmanuel apuntando a un canasto que esta en una esquina. Me acerco lentamente para ver que hay y logró ver que algo blanco y peludo se mueve.
-¡Una perra! -grito emocionado. -Esta hermosa y sus perritos adorables.
-Así es, es la mascota de la familia, y acaba de tener a sus crías. - dice Emmanuel se perder su sonrisa.
-¿Quieres un perrito? -pregunta Gonzalo acercándose hasta el lugar donde estaba. -Están muy lindos verdad. - dice mientras me pone sus manos en mis hombros. Lo que hace es que sienta una ligera corriente que hace que me sienta completo.
-¡Por supuesto! - grito.
-Deja que tengan unas semanas más y te regaló uno, el que tu quieras.- me dice Emmanuel. -Sólo dime cual para apartar te lo.
Veo a cada uno de los pequeños e indefensos cachorros de Lola, todos tiene un color cafesito con manchitas blancas, logró distinguir a uno más claro que los demás y más pequeño.
-Este. -Digo apuntando al pequeño cachorro.
-Ah, te refieres a la pequeña Lola? - pregunta Emmanuel. -Ella es igualita a su madre cuando era cachorra. -
-¡Si!, esta hermosa, yo la quiero.- paresco niño con juguete nuevo, todo emocionado.
-Esta bien, Lolita será tuya.- Dice el. -Me gustaría que se quedarán más rato, pero ya es hora de cerrar. Lo siento. -
-Esta bien, sólo queremos un par de Capuchinos y unos croissants de queso.- dice Gonzalo.
Después de unos minutos Emannuel nos da nuestro pedido y Gonzalo paga la cuenta, me despido de Emmanuel y de la pequeña Lolita y salimos del lugar.
-¿Y ahora a donde vamos? - pregunto.
-Conozco un lugar -dice mientras guiña el ojo.
-¿No pensarás secuestrar me verdad? -
-jajaja aun no - y ambos reímos.
Veo el reloj y faltan 15 minutos para media noche, jamás había estado tanto tiempo fuera de casa, no tengo ningún mensaje de mamá y eso es raro. Gonzalo conduce fuera de la ciudad, dejando todos aquellos edificios que caracterizan a la Ciudad de Nueva York. En cuanto más nos alejamos de la ciudad, las estrellas empiezan a aparecer, jamás había visto una noche más bella.
Pasado los minutos llegamos a una pequeña colina, la cual deja ver todas las luces de la ciudad. La vista es impresionante.

-¿Que te parece? - pregunta Gonzalo.
-Es hermoso, jamás había visto algo más hermoso. - Digo sin apartar la vista.
-Que bueno que te guste la vista, temía a que no lo hicieras. Iré por una manta para poder tenderla y sentarnos a tomar el capuchino. -
-Esta bien, no tardes. - Digo. Después de unos segundos llega Gonzalo con la manta la tiende y nos sentamos a tomar el capuchino en silencio.
Es tan amable, tan caballeroso hace que sienta algo que jamás había experimentado.
-¿Y cuenta me más de ti? - pregunta, rompiendo aquel silencio.
- Pues, no hay nada que contar, soy un chico normal de 17 años en su último año de preparatoria.- digo. -¿Y tu? -
- Tu no eres normal, tú eres especial, bueno para mi si. - dice y siento como mis mejillas se sonrojan.
-¿Especial en que forma? -
-Bueno, jamás había conocido a alguien con unos ojos tan lindos como los tuyo, tu sonrisa es algo que desde la primer ves que te vi, me encantó. Quisiera conocerte aun más y pasar más tiempo contigo.- dice él mientras toma mis manos.
Mi corazón está latiendo a mil por hora, siento como si se me fuera a salir. No se que decir ante esas bellas palabras de aquel muchacho de ojos color almendra.

- No se que decir. -
-No digas nada, así eres perfecto.- dice mientras se aproxima cada vez más.
Sin darme cuenta tengos sus labios pegados a los mios. Tienen un ligero sabor a café, son tan suaves y perfectos que quisiera no dejarlos ir.


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⏰ Última actualización: May 25, 2015 ⏰

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