En ésta pequeña ciudad no se va a hacer nada, así que Chris pensó que sería mejor empacar lo poco que tenía e irse a buscar empleo a la ciudad vecina.
—¡Perfecto! — decía cada vez que veía un volante de empleo tirado en el piso.
Bueno, eso decía hasta que se topaba con "mayores de..." "estudios...", Era tan difícil encontrar algún trabajo para él en una ciudad tan grande. Por eso el seguía buscando y buscando por las calles; Así por toda la ciudad, o bueno, por todo lo que pudo recorrer de ella a pie.
Era ya muy tarde, a Chris le rugian las tripas, la ciudad de noche parecía peligrosa, pero no le quedaba más opción que seguir, aunque no tuviera ni la más mínima idea de a dónde iba.
Pronto, encontró, por un callejón muy concurrido, un taller, un taller de soldadura, ¡ESTABAN BUSCANDO UN AYUDANTE GENERAL! ¿Es ésto adecuado para un muchacho de 14? Bueno, como sea, encontró allí a un viejo amigable, quien le ofreció un trabajo como ayudante general por un tiempo indefinido, a Chris le parecía agradable, y aunque el trabajo era pesado, con una jornada de 10 horas y una paga regular tirando a baja... aceptó. Todo bien con el trabajo y aquél señor, que solo tenía un defecto, el olor a alcohol que Chris tanto detestaba de su padre.
—"De algo habré de vivir" — se repetía, tratando de que eso no fuera un inconveniente, aunque sin poder evitar sentir algo de "nostalgia" (si es que podemos llamarle así) de lo que fue alguna vez su "hogar".
