Lionel Scaloni

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Advertencias:

Uso de palabras vulgares, temas sexuales y/o fantasías.



Estoy en medio de un problema llamado Scaloni y sus manos.

Ver como sus manos se hacían un puño cuando estábamos en una reunión y sus venas marcadas eran mi perdición. Por más que quisiera apartar mi vista de ahí no podía, eso junto con las veces que lo había visto entrenar como un jugador más le dio mucha más imaginación. Que quilombo sexual tan pesado.

—¿Sara me tas 'escuchando? —Quien sabe cuánto tiempo llevaba Pablo hablándome

—Sí, sí

—¿Te sentís bien? — asentí

—Son solo boludeces, paya —Pablo se ríe y algo me decía que ya más o menos sabe que me pasa

—No sabía yo que Lio era una boludes, Sarita por qué no te le declaras y ya? Parecen pendejos los dos— no pude evitar reír, me conoce muy bien. Pero declararme no, eso no es para mí prefiero quedarme con las ganas que luego ser humillada, ni en pedo. — Te lo digo en serio morocha

—Estas flasheando Aimar— me levante de mi asiento, recogiendo mi mochila y entregándole a mi amigo los informes sobre las molestias musculares que presentan algunos jugadores, tenía que dárselos a Scaloni pero por el día de hoy no quería verlo más.— ¿Se los entregas por favor? Mi hora de salida ya paso y mejor me retiro antes de que sigas rompiéndome las pelotas que no tengo

—Claro, pero sos re cobarde—fue lo último que escuche antes de cerrar la puerta de la oficina de Pablito.

Prefiero cobarde que humillada. ¿Qué pensaría Lio de eso? Seguro diría que estoy loca y que necesito ayuda. Mejor me quedo con las ganas. Se volvió a repetir.



Por otro lado, cierto morocho, no dejaba de pensar en la kinesióloga que la AFA contrato hace ya un año. Trataba de alejar sus pensamientos y el enorme deseo de tenerla bajo su cuerpo, suplicando para que la haga suya una y otra vez.

Aimar estaba tratando de conseguir algo de información para asegurarle a su mejor amigo que la flaca sentía lo mismo.

—¿Qué te dijo? — pregunto al petiso apenas este cruzo la puerta de la sala de reuniones, el bulto en sus pantalones realmente necesitaba tener contacto con esa chica

—Le gustas hermano, tienes a esa piba hasta las manos. Yo que vo' me apuro porque cierto jugador llamado Rodrigo le trae ganas a Sarita— Pablo soltó una risa pero no era del todo mentira.

De Paul lleva chamuyando a la chica varias semanas, y esto no era secreto para nadie. Y claramente Aimar utilizaría esto para que Lionel haga algo ya que con la morocha no pudo. Era divertido verlos haciéndose los pendejos, pero cree que sus amigos necesitan estar juntos y haría lo que fuese para lograrlo.

Scaloni paso su mano por su rostro, una clara señal de frustración— Ni en pedo, no digas eso pendejo. Lo dejo como suplente al gil ese.

—Solo te digo lo que todos hemos visto hombre, o te agarras los huevos o te la quitan. Ya sabes lo chamuyero que es.

Decidieron dejar de lado el tema, y siguieron leyendo los informes, o bueno. Eso fue lo que trato el DT de la selección.

Sara se encontraba en su departamento, viendo una película bueno realmente estaba en pensando que debería pedir unas vacaciones, tal vez estar lejos de su jefe por unos días le servirían para calmar el deseo que tenía por ese sexy hombre. Tantas veces estuvo distraído y ella aprovechaba para ver detalladamente cada parte que el uniforme le marca en los lugares adecuados, su altura algo intimidante a comparación de ella la hacía mojarse, sus piernas fuertes que la llaman a sentarse en sus muslos. Y sus manos, esas manos las deseaba alrededor de su cuello con la presión necesaria para hacerla delirar de placer.

Scaloneta One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora