Prólogo

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Dando saltitos pisaba las hojas de los árboles que estaban regadas por todo el suelo, mi mamá me había dicho que eso anunciaba la llegada del otoño.
Mis ojos picaban y mi corazón dolía, mi mejor amigo se había ido.
Ya no tendría con quien mandarme recaditos en las clases aburridas, ni tendría con quien colorear mis libros de pintar...
En el tétrico cementerio en que me encontraba, la brisa de aire helado chocó en mi piel descubierta y un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Una sombra pequeña se escabullia por los arbustos, a paso lento ne acerque pero antes de llegar a donde se encontraba, un grito de mi mamá me asustó y corrí lejos dr ahí.
-¡LUNAAAA! -Con mi corazón latiendo rápido, llegue con papá y mamá.
-Papi -corrí y lo abrace. Sentí que tocaban mi hombro y le daban un apretón maternal y cariñoso, me doy media vuelta y unos ojos claros, muy parecidos a los de él, me miraban con ternura y compasión.
-Luna, cariño -la dulce voz de la señora Marie, se escuchaba cansada -Se que Ed, fue muy feliz siendo tu amigo, no estés triste por él, ahora está en un lugar mejor y el cuidará de ti.

No imaginaba lo poderosas y ciertas que podían ser sus palabras... Después de el día más triste de mi vida, llegue a casa y corrí a mi habitación.
Era ya la madrugada y las pesadillas no me dejaban dormir.
Hasta qué unos acordes se escucharon a lo lejos y una voz terriblemente familiar, comenzó a cantar.
-Ed...Ed...eres tú...? -Pero mis ojos pesaban y por más que luche en mantenerme despierta, su voz me cubrió y caí en un profundo sueño.

Canciones para dormir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora