Capítulo 3 | Encuentro

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Matteo

Hace cinco años me mudé a España.

Soy italiano pero sé hablar a la perfección el español gracias a mi madre que me enseñó desde pequeño, ya que ella es española solo que se enamoró de mi padre en un viaje y se fue con él a Italia.

Mi padre murió hace unas semanas.

Diría que le echo de menos pero no es así, puede sonar frío, pero durante toda mi vida me ha hecho sentir inútil, además de que nos maltrataba a mi madre y a mí.

Pero bueno, dejando eso a un lado, ahora estoy de camino a la librería, mi turno empieza a las cinco de la tarde y ya voy diez minutos tarde.

Uno de mis hobbies es leer, todos los días leo aunque sea un capítulo de algún libro. Soy de esas personas que lee todo tipo de libros y además los lee a la vez.

Tengo veinte años y todavía no sé exactamente qué hacer con mi vida. Me gusta leer y escribir, de ahí que trabaje en una librería, y me gustaría algún día poder viajar por todo el mundo. Estuve en una carrera de economía pero no tenía nada que hacer allí. Estoy pensando en meterme a alguna carrera de literatura pero no estoy seguro.

Ya he llegado a la librería.

-Hola Matteo, llegas tarde, ¿lo sabes, no?-me reprocha mi compañera Lucía. Es un año mayor que yo, rubia con los ojos azules y muy pero muy alta, no es mi tipo pero hay que decir que es muy guapa.

-Lucía, ¿sabes que hoy estás muy guapa?-le guiño un ojo a modo de broma.-Perdón es que estaba haciendo skate y me he caído así que he tenido que curarme las heridas y me he retrasado un poco.

-Bueno ponte a trabajar o se lo digo a la jefa. Cada día tienes una nueva excusa.

Paso al mostrador y cojo los libros que hay que colocar hoy. Cada vez que coloco uno le echo un vistazo y leo su sinopsis, de esta manera conozco cada vez más libros que poder leer. El problema es que no puedo permitirme comprar todos.

La librería no suele tener mucha gente. Es la única que hay por aquí cerca pero la gente no lee mucho, o por lo menos no lo parece por la poca clientela que recibimos.

Ha entrado una chica. Y me llama la atención.

Es de estatura media, con el pelo castaño, largo y ondulado. Tiene la cara llena de pecas y unos ojos verdes preciosos. Parece que ha tenido un mal día. Tiene ojeras y está pálida. Aún así me parece preciosa. Me mira y desvío la vista, sigo con mi trabajo que los libros no se van a colocar solos.

Becca

Cuando entro en la librería veo a un chico alto, parece que fuerte, de pelo castaño y ojos marrones. Tengo que decir que es guapísimo. Debe trabajar aquí por su vestimenta. El también estaba mirándome pero al ver que le miro aparta la vista. Sin embargo, siento un cosquilleo en la punta de los dedos que jamás había sentido.

Nunca he venido a esta librería así que no sé donde están colocados los libros. Me acerco a recepción y le pregunto a la chica rubia que está ahí.

-Hola, estoy buscando el primer libro de Harry Potter, ¿lo tienen?

-Hola, encantada, sí, un segundo.-Se levanta de la silla y pega un grito.-¡Matteo! Ven aquí un momento.

Así que el chico se llama Matteo. Se acerca a nosotras.

-Dime Lucía, sabes que no hace falta que grites, ¿verdad?

-Bla, bla, bla. Esta chica necesita ayuda para encontrar los libros de Harry Potter. Acompañala.

-Claro que sí.-Resopla.

-Bueno con que me digáis donde están puedo ir yo.-Respondo rápidamente.

-Tranquila yo te llevo.-Me mira desde arriba, es bastante más alto de lo que parecía, y mira que yo no soy bajita.

Nos alejamos de la recepción y adentramos en la librería, es bastante grande a decir verdad, tiene una segunda planta y está decorada con luces de una manera preciosa. Además tiene mesas y sillones para sentarse y poder pasar el tiempo aquí. Sigo al tal Matteo hasta que tropiezo con él al no darme cuenta de que se ha parado.

-Perdón, estaba viendo la librería.

-No te preocupes, la próxima vez ten más cuidado. En fin, aquí están tus libros. Tienes varias ediciones así que puedes elegir la que más te guste.

-Perfecto, muchas gracias.-Espero que se aleje, pero se queda plantado a mi lado.-¿Pasa algo?

-¿Estás bien?-¿Este chico que no conozco de nada acaba de preocuparse por mí?

-Sí, estoy bien. Gracias por preguntar.

-Bueno, si tu lo dices.-¿Y ahora va de duro? ¿Qué le pasa?

Le miro de arriba abajo y me agacho para coger el libro que quiero. Cuando ya lo tengo me doy la vuelta y bajo a recepción sin mirarle siquiera.

-Al final me llevo este.

-¡Qué buena elección! Yo también tengo esta edición.-Me contesta la chica rubia que se llama Lucía.

Pago, le sonrío y salgo de la tienda.

Matteo ha llamado mi atención.

Además, la librería me ha encantado, puede que vuelva pronto.

No todas las estrellas son fugacesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora