Mi vida es una rutina que no no puedo cambiar. Si lo hiciera creo que mi mundo se desmoronaría en un segundo. Cada día es lo mismo, te cansas, sobre todo cuando ya llevas 12 años. Todos los días viéndole la cara, esa que te ha hecho sufrir durante tanto tiempo y al final tienes ganas de clavarle a Katoptris, la daga de Helena de Troya, en el corazón.
Jamás pensé que yo acabaría así, separada de mis dos mejores amigas, conociendo a más gente y ampliando mi círculo de relaciones. Si pudiera elegir, estaríamos todos en una clase única. Seríamos muy pocos pero bastaría para sentirnos bien.