Evanescencia | Megamo x Ayano

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ᴅᴇɴᴛʀᴏ ᴅᴇ ꜱᴜ ᴄᴀʙᴇᴢᴀ
۵'⌧ ≡ ⸙

La pesadez de la conciencia se cernió sobre ella gradualmente cuando sus sentidos empezaron a funcionar otra vez, su mano estaba cubierta de rojo espeso junto a las tijeras que sostenía entre los dedos, la habitación olía a hierro y el bulto con forma de cuerpo delante de ella parecía derretirse bajo la sombría atmósfera de la habitación apagada, una enorme incisión que le llegaba hasta el vientre y deja que la sangre se derrame por todo el suelo alcanzándola a ella, ¿Se podía lastimar tanto a alguien con unas tijeras?

Y luego despertó, mientras abría sus ojos y pestañeaba varias veces para desvanecer el cansancio, se incorporó, con el corazón acelerado y una cacofonía de su propia voz gritando resonó en su cabeza. No sabe que fue exactamente lo que la hizo vomitar y hacer sentir enferma, si la visión del cadáver abierto o la sensación familiar que sintió cuando la sangre le tocó los pies.

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Llegó a la escuela con su hermano y se cambiaron los zapatos juntos mientras él la sermoneaba por no comer casi nada en el desayuno, había sido así todo el camino desde que salieron de casa, ella pudo haberle contado su sueño (pesadilla), pero una voz en la parte posterior de su cabeza le dijo que sería mejor guardarlo para ella misma, no cuestionó la lógica de su conciencia.

Estaba cansada, parecía no haber dormido nada en toda la noche, seguro y había dado vueltas en la cama mientras dormía y no se había dado cuenta, planeaba recostar su cabeza en su mesa hasta que comenzará la primera clase cuando una voz en su espalda la llamo.

— Buenos días, señorita Aishi —pudo reconocer la voz como la de Saikou-senpai, hizo una mueca expresando su desagrado al oír que la llamaba señorita, él pareció ignorar eso último— Podemos comenzar el recorrido ahora.

Casi lo había olvidado, toda la mañana había estado tan absorta en el sueño aterrador, que olvidó lo que ocurría en mundo real o en la propuesta de Megamo.

Asintió hacia el líder del consejo estudiantil y se giró para mirar a su hermano, Ayato tenía la boca torcida en una mueca incómoda cuando miro a Megamo.

— Está bien Yan-chan. —Su hermano le sonrió, los ojos oscuros mirándola seriamente, él movió sus manos para que solo ella pudiera entender lo que decía — No dejes que se meta dentro de tu cabeza.

Él se despidió antes de dar la vuelta y perderse en el pasillo, ¿Por qué la advertencia? Solo iría a dar un recorrido, se sobresaltó cuando una mano la tomo por el brazo y la arrastró, supuso que el recorrido ya había comenzado.

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Pasar el tiempo con el peli-plateado fue incómodo, él no hablo más que cuando era necesario, señalando lugares al azar, se preguntó por qué había aceptado en primer lugar, tenía el resto del año para conocer la escuela, pero aun así puso la cara más agradable que pudo y se esforzó en prestar atención a su guía, noto muchas cosas en transcurso, como que todas las chicas de club de jardinería se adornaban el cabello con flores, que en el club de deportes todos son demasiado entusiastas o que todos los del club de drama tenían el cabello morado, fue extraño ¿Era un requisito para entrar al club? Si alguien quería entrar al club, ¿Tendría que tener el cabello morado?

Su pensamiento se detuvo cuando estaban saliendo de gimnasio y Saikou le estaba dirigiendo una mirada, casi parecía que se inclinaba sobre ella, talvez fue el efecto de ser alto, ella tenía la estatura promedio de una chica de su edad y con Megamo siendo más grande que ella no pudo evitar sentir que se encogía.

Ahora que lo pensaba ¿Por qué Megamo Saikou se ofreció al recorrido en primer lugar? Él era el líder del club más prestigioso de la escuela, ¿no tendría cosas más importantes que hacer que guiar a la chica nueva por allí?

— ¿Te ha gustado alguno de los clubes que hemos visto hasta ahora? —¿Por qué carajos era tan formal? Estaba hablando con una estudiante que incluso era menor que él, no con su abuela— ¿Piensas unirte alguno pronto?

Ella agitó la cabeza en negación, nunca fue partes de ningún club en sus escuelas pasadas, sobre todo porque nunca fue buena en nada y nunca tuvo muchos amigos más que a su hermano, por supuesto, ella comprendía cómo se sentían las personas a su alrededor, incluso cuando era pequeña podía notar como las personas revoloteaban alrededor de ella, (sobre todo los adultos) y sus palabras solo para no herirla, para no hacerla sentir diferente, fue frustrante.

— ¿Por qué no?

Palmeo su bolsillo, pero recordó que su libreta estaba guardada en su bolso, ella decidió solo levantar los hombros, no lo sabía. Le vio de reojo notando que su mirada nunca dejo de seguirla, se veía demasiado grande y pensó que podía aplastarla.
Megamo dio un chasquido.

— Bueno, los demás tienen suerte, si continúas así no creo que el resto te quiera en algún club.

Ayano se echó hacia atrás un poco, tenía los ojos abiertos en pares, ¿qué se suponía que significaba eso?

— Todos esperan una respuesta con palabras, sé que puedes hacerlo. —la mirada de irritación que le dirigió le hizo apretar sus manos en puños y su seño se frunció un poco— No creo que seas lo suficientemente incompetente cómo para no saber hablar.

¿Era eso un insulto? No importaba, no iba a hablar delante de él, le había causado muchos problemas antes.

— ¿No piensas hacerlo? Es una pena.

Ella solo lo miró molesta, ¿Qué se creía? Incluso su pesadilla no parecía tan mala ahora, el impulso de clavarle unas tijeras se detuvo antes de que él continuará con lo que tenía que decir, la campana de la escuela se escuchó y Megamo se alejó con la promesa de seguir el recorrido luego.

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Las palabras del peli-plateado golpearon su cabeza durante el resto del día, no logro concentrarse en clase, incluso si intento con todas sus fuerzas prestar atención a lo que hablaba su maestra, sus palabras siempre volvían a ella, ¿A eso se refería su hermano?

Siempre se dijo así misma que no le importa si la odian, lo único que no quiere es que se vuelvan a meter con ella.

Casi puede visualizar a su padre en la oficina de la consejera, retándola con gritos, así como cuando era pequeña y llegaba a casa con moretones en las rodillas.

La hora del almuerzo se sintió como su salvación 

— Oye... Aishi-san.

Había estado demasiado metida dentro de su cabeza para darse cuenta de que alguien la estaba llamando, dándose la vuelta, sus ojos se encontraron con los de Najimi-san y la chica de coletas rubias.

— ¿Me recuerdas Aishi-San? Soy Raibaru Fumetsu, no te dije mi nombre ayer.

Ayano asintió en reconocimiento hacia la otra chica y miro a Najimi con una mano escondida en su espalda y con la otra rascándose la nuca, evitando el contacto visual, con las mejillas algo rosas y sus pies moviéndose incómodamente en el suelo.

— Mi amigo Osano aquí no paraba ayer de agradecer que hayas encontrado su libro, —Raibaru golpeó débilmente la espalda del chico riendo bajo y negando con la cabeza— dijo que tenía que compensarte de alguna manera, así que él cocinó algo para ti.

— ¡Rai-chan! ¡No es la gran cosa, solo es comida! 

— ¡Pero si esta mañana estabas emocionado por entregárselo! 

Osano se acercó y le extendió lo que parecía un almuerzo envuelto en una tela de cuadros rojos, siendo honesta con ella misma, no tenía apetito, pero esto era un regalo. Sacó su libreta del bolsillo interno de su bolso.

"Gracias Najimi-san, no tenías que molestarte, ya me habías agradecido ayer"

— ¡No importa! —tiene los labios apretados en una línea nerviosa, parece atrapado en su propia vergüenza— ¡Quería hacerlo por ti! ¡Recíbelo, p-por favor!

Ayano le sonrió abiertamente sin esfuerzos y agradeció con la cabeza el almuerzo una vez más. Antes de alejarse oyó el grito de Raibaru a sus espaldas.

— ¡Por favor, dinos si te ha gustado!

La comida puede hacerla olvidar por un tiempo.