Capítulo 47

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Minutos más tarde, llegué al hospital y me adentré en la habitación de mamá, encontrándola, por fin despierta.

—Hola.

—¡Oh por dios!—dijo cuando me acerqué a ella con Aden, para que lo tuviera en brazos—. Hola pequeño. Es hermoso.

—No podía soportar no venir a verte para que pudieras conocerlo.—le dije logrando que ella me mirara—. Hemos estado aquí mientras has estado dormida.

Al escucharme, mamá comenzó a llorar y Aden la miró pero cerró los ojos, quedándose dormido.

—¿Ha sido cesárea?

—No. Aún no estaba listo, y he tenido que dilatar durante horas.

—Clarke.

—No he querido que la hicieran, mamá.

—¿Logras que se quede dormido?

—Intento de todo porque se duerma fácil pero no he podido. En cambio, con Lexa… Ella apenas lo toma en brazos sólo la mira para luego quedarse completamente dormido—le dije y ella rió observando a Aden.

—¿Cómo se encuentra Lexa?

—Está en la editorial. La tía le ha dado nuevos libros para que editara, es la mejor de allí— comenté sintiéndome orgullosa de mí novia—. La he visto antes de venir, porque no me sentía bien en casa.

—¿Has tenido un ataque?—me preguntó y yo asentí—. Clarke…

—He podido llamarla y estar con ella para sentirme mejor.

—¿Es feliz siendo madre? Porque es su madre ¿Verdad?

—No le gusta la idea de que sea de Bellamy, pero me ha dicho que tiene deseos de ser madre. 

—¿Bellamy? ¿Lo sabe?

—Sí, pero quiero que sepa lo menos posible de él.

—Será lo mejor.

—¿Cómo te sientes?

—Estoy bien ahora. Pero sabes lo inestable que me ha vuelto la enfermedad.

—Marcus te ha revisado todo el tiempo.

—Lo sé…

—¿Qué tienes?—pregunté al ver que comenzaba a llorar— ¿Mamá?

—Marcus… Sabes que tenemos una relación ¿Verdad?—preguntó y yo asentí—. Pues… Teníamos muchos planes, juntos.

—Cuando todo pase y logres mejorar, estoy segura de que podrás hacer todo lo que has planeado con él. Y podrás volver a ser feliz, cómo lo has sido con papá.

—¿Y tú? ¿Podrás ser feliz?

—Ya lo soy—le dije sonriendo y ella me miró—. Sólo quiero que logres recuperarte y que vuelvas a casa, conmigo.

—Sabes que no es sencillo, Clarke—al escuchar eso, bajé mi mirada hacia Aden y le tomé la mano, intentando no llorar—. No llores.

—No puedo perderte mamá—volví a decir con lágrimas en los ojos.

—No lo harás. Ven aquí.

Me acerqué a ella abrazándola y lloré en su hombro. Abby me acarició la espalda intentando calmarme.

—Con permiso.

—Doctor Cohen—dije saludándolo y él sonrió— ¿Debes revisarla?

Él asintió comenzando a pasar un medicamento por la sonda del brazo de Abby.

—Ugh…- se quejó y yo la tomé fuerte de la mano.

—¿Mamá?

—Ahora viene la peor parte…

—¿A qué te refieres?—pregunté, pero ninguno respondió— ¿Mamá? ¿Qué ocurre?

—No quiero que veas esto…

—No me interesa. Me quedaré contigo.

—Vete Clarke—me dijo sintiendo dolor y yo comencé a molestarme—. Los amo.

—Mamá…—respondí pero ella me tomó la mano, dejando un beso en ella—. Te amamos.

Me levanté dejando un beso en su frente y  salí del hospital.

Una vez afuera y sin que pudiera evitarlo lloré.

Sin poder calmarme, tomé mí móvil y buscando el chat de Lexa, le envié un WhatsApp.

Clarke: He visto a Abby.

Clarke: Se encuentra peor.

Lexa: ¿Qué le han hecho?

Clarke: Le han dado algo, pero no tengo idea de qué.

Apenas leyó ese mensaje, la pantalla cambió por una llamada de su parte.

¿Qué le han hecho?

—No lo sé. Un médico le ha inyectado algo…

¿Dónde te encuentras?

—En el hospital…—le dije sin dejar de llorar—. No sé qué hacer, Lex.

Tranquila cariño, intenta distraerte.

—Te necesito.

Lo sé. En unas horas estaré contigo.

—¿No puedes salir temprano?

Si hablo con Victoria tal vez me deje ir ahora, pero debo trabajar desde casa. No importa, hablaré con ella.

—Te amo.

Te amo cariño.

Me dirigí al bar que se encontraba en la esquina, y entré sentándome en una mesa apartada de la gente para pedir un café.

Tomé en brazos a Aden y preparé un biberón, para poder alimentarlo, cuando mí móvil volvió a sonar.

—Hey O.

Hey Griffin ¿Cómo te encuentras?

—No muy bien. Abby ha despertado.

Pero espera… Eso es algo bueno.

—Sí, pero le han inyectado algo y no ha sido bueno.

Mierda ¿Dónde te encuentras ahora? ¿Sigues con ella?

—No. Estoy en un bar, cerca del hospital—dije mientras comía— ¿Tú qué haces?

Acabo de dar un exámen en la universidad.

—¿Has almorzado?

No, muero de hambre.

—Ven a verme.

Estaré enseguida, gracias Griffin.

Diario de Clarke GriffinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora