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-¡Hola! Soy Lalisa Manoban, en este momento no puedo responder, ¡pero déjame un mensaje! Bye bye.
Beep.
-¿Te acuerdas de nuestro primer beso?
>> Era nuestra primera cita, habíamos ido a la feria y querías subirte a esa estúpida noria.
>> Le tengo pánico a las alturas, aunque eso no lo supiste hasta ese momento, me quería hacer la valiente solo para impresionarte, lo admito, creo que te diste cuenta.
>> Y obviamente, esa estúpida rueda gigante tenía que parar con nosotras en el punto más alto.
>> Lisa, a mi me da pánico asomarme desde la ventana del departamento, que es un segundo piso...casi me da un infarto ese día.
>> Comencé a hiperventilar y tu dejaste de reirte de mi para en serio preocuparte, me pediste que cerrará los ojos y que intentará respirar profundamente varias veces, hasta que tomaste mi rostro y juntaste nuestros labios.
>> Extraño tus labios.
>> Como si fueran mágicos (aunque estoy segura que esos hermosos y suaves labios podían hacer magia, lo comprobé un poco después), la estúpida rueda volvió a girar.
>> Continuaré el beso hasta que ya estabamos en tierra, te separaste para mirarme como si hubieras hecho la mejor travesura de tu vida, estabas sonriendo y muy ruborizada.
>> Hermosa, muy, muy hermosa.
>> Y no me malinterpretes, Lisa, siempre fuiste y serás hermosa, pero sonriendo y con tus mejillas rosadas eran mucho más hermosa.
>> Supe con ese beso que no había vivido nada igual, porque en serio, jamás tuve un beso como ese...sentí que encajaba perfectamente en tus labios.
>> Amo tus labios, Lisa.
>> También te amo a ti.
>> ¿Puedes volver con esos besos de nuevo?
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