Max Tibion | Temporada 1 | Agua Escupida

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El hermano consagrado Max Tibion es un experto en la ministración. Si, asi como lo oyes. Las alabanzas, la oración, nisiquiera la palabra le es importante. Lo que a el le gusta es cuando el toma el microfono en una mano, y una toalla blanca en el otro, entonces comienza a hablar, profetizar y aconsejar a todos los que pueda en el pueblo. Baja del estrado, todos los ojos de la tribuna lo siguen, y el va, uno por uno, intentando adivinar la historia triste de su vida. Es que nuestro apostol ha aprendido que todos los problemas, sin excepción, radican en la niñez. Quien le habrá enseñado eso. Y por este motivo, el siempre apunta ahí. Y tiene su manual, sus patrones de conducta para identificar la situación en la que se encuentra el hermano por quien esta el orando, ministrando. Tiene que como sea hacerlo llorar o vomitar. Ese es su sello de profesionalismo, una garantía de calidad de su trabajo. ¡que vergüenza que nadie, ministrando el, llore o vomite aunque sea un poquito! ¡Uy no! Si esto pasara, significaría que el espíritu ya lo ha abandonado. Aunque la verdad es que, desde ya hace un buen tiempo, trabaja solo y no hay ni un gramo del Santo Espiritu en todo lo que dice y hace. Pero el trata de evadir estos pensamientos, aunque no los ignora. Cada vez le atina menos a la supuesta problemática de su cliente. Últimamente los clientes ya no son tan enfermos en la fe y la doctrina. Antes, rapidito se comían el chocolate y daban saltitos o se tiraban al suelo. Que vergüenza que el profeta te ore con toda su alma y tu no sientes nada. ¡vas a quedar mal! Rápido, tírate al suelo. Pero antes pon a salvo tu teléfono, como para que sigas escuchando este episodio, ahí echadito.

Max da sus ultimas sonrisas y bendiciones profeticas antes de cerrar la puerta del taxi. Su chofer acelera entre la mucha gente y Max por fin se desajusta la corbata para poder respirar mejor. Ahh, por fin terminó. Saca su teléfono y se da cuenta que su noviecita virtual, esa jovencita traviesa, le ha escrito muchos mensajes. Que bello, ella es la única que lo entiende, que lo mima como a él le gusta. Entre sus muchos mensajes, la pequeña le pide dinero para comprarse mas ropa, para poder modelárselo claro, y Max no tiene problemas con eso. Con tal que la muchacha siga estando a su lado, y mas, después de sus batallas espirituales, el contento. También revisa sus otros mensajes. Es su esposa, que esta super molesta porque su hijo mayor se fue a ese concierto de black metal. Que la estufa no funciona, que el banco sigue llamando, y que no ha cocinado nada porque se fue con sus amigas de promoción al cumpleaños de una de ellas. Max la ignora, siempre lo hace. Cuando menos le hace caso es mejor. Pero bueno, necesita ropa limpia, tiene que ir a casa. Le cuenta a su noviecita todo lo triste que vive, y ella le responde que si estuviera en su poder, ella no dejaría que todo eso le pase. Max sonríe, su profético corazón es consolado. La pequeña ya está insultando a su esposa y Max se rie. Que lindo se siente ser defendido y querido de esa manera. No sabe hablar, ni cocinar, ni ordenar, ni vivir y es de otra religión, pero bueno, que bella es. "Oye mi hermano, y ese celular que esta sonando?" – Si espera – "apáguelo pues que estamos aquí grabando el Max Tibion para toda mi gente" – un ratito, espera. Hola, hola mi bebe. Justo estaba extrañándote.

Al dia siguiente por la tarde, Max esta cambiándose rápido para su segundo dia de ministración. Trata de borrar algunas cosas que hiso la noche anterior, se siente culpable pero ya no hay tiempo ni para orar. Como se quedo mucho tiempo despierto en la madrugada, ahora tiene que apurarse. Llega al sitio y los hermanos aun le siguen aplaudiendo por lo del dia de ayer. Imaginate! El trata de sonreir y pasar rápido, aunque algunos le interceptan el paso para poder testificarle los milagros, sanidades y respuestas que han obtenido luego de su poderosa ministración. Bueno, piensa, no estará bien con Dios, pero al menos el poder sigue actuando dice. Y a esto se ha acostumbrado, a ir él dormido espiritualmente por la vida y el ministerio, pero al final ganando. A tener pecados ocultos, una vida doble hipócrita pero al final ganar, vencer, teniendo poder. Así que, consuela su confundido corazón con esto y entra a la oficina pastoral. Desde ahí se puede escuchar los gritos de la gente afuera. El ambiente se va preparando para el momento de la predica, y sobre todo, de la ministración. Eso le gusta a le gente. No pagar el precio de la bendición, no pasar la prueba, pero en una noche de baño de agua embotellada o aceite reciclado, ya tenerlo todo. Max escucha a la multitud de gente y sabe que tiene que salir a cumplir otra misión en los próximos minutos. Asi que, como futbolista antes del partido, como una forma ritual de encomendarse, cierra la puerta de la oficina, se arrodilla y comienza a orar, una oración de ruego. Que si esta rogando por las almas perdidas? Nooo, esta rogando por el mismo, para que no quede en vergüenza. Esta haciendo su típica oración salvavidas, esa que utiliza cuando se siente tan podrido y lejos de Dios, pero le urge una tregua, una ayuda para no quedar mal y hacer caer al piso a los hermanitos. Promete y repromete cosas, cosas vacias. Que ahora si se va a ordenar, pero es mentira. Su noviecita lo llama en plena oración. Esta no coopera!

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⏰ Última atualização: Mar 17, 2023 ⏰

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El Consagrado Max TibionOnde histórias criam vida. Descubra agora