Diaboli Concentus

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Seokjin

No dijo nada todo el camino se la paso hablando por teléfono cosas de sus trabajo, yo solo pensaba en la historia de Minho mientras acariciaba mi vientre aún plano. Mi hijo no conocerá ningún monstruo no lo permitiré.

Me di una ducha apenas llegar a casa, el se fue a su oficina para seguir con su llamada, terminando de bañarme preparé la cena. Una de las cosas que me había heredado mi madre era mi don para cocinar y a Changkyun siempre le gustaba mi comida por eso nunca hubo necesidad de contratar a nadie para el trabajo, sin mencionar que la limpieza de la casa era mínima pues casi nunca estaba él aquí, y yo estaba acostumbrado a tener todo impecable y en su lugar.

—Huele delicioso.

Beso mi frente para sentarse a la mesa, pensé que hoy estaría alterado por mi regaño de hace rato pero al parecer su llamada lo relajo mucho, le serví un enorme tazón de japchae y bulgogi, con sus guarniciones.

—Mañana temprano traerán los vestuarios para la gira, todo lo que elegí se te verá espectacular.

—¿A qué horas nos iremos? Debo saber el horario para alistarme con tiempo.

—Rose te llevará, no podré llegar antes, pero estaré en primera fila cuando inicies.

—Estoy algo nervioso.

—Claro que debes estarlo, si lo arruinas nos dejaras en vergüenza a ambos, espero que sea espectacular.

—No te decepcionaré.

Terminamos de cenar lave lo platos y limpie la cocina antes de irme a la cama, al pasar frente al espejo mire a esa figura frente a mi. Levante mi camisón un poco para ponerme de perfil y ver si se podía notar el más mínimo abultamiento de mi vientre, pero seguía casi igual de plano no me impidió rodear con la yema de los dedos lo que próximamente estaría algo redondo y notorio, cerré los ojos para poder recordar los pequeños latidos que escuche en el consultorio, ese tamborcito que sonaba tan veloz.

Tomé mi violín y comencé a tocar una melodía que aprendí en la universidad, es un lullaby que me pareció hermoso, una canción con una letra algo triste pero las notas del violín eran hermosas, me las aprendí con solo escuchar a mi compañera una vez, sentí la necesidad de tocarlas para mí bebé, inmerso en el lullaby solo pensaba en el futuro con este pequeño o pequeña, todo mi amor y cariño serán para mí cachorro y se que no existirá nada que pueda amar más en este mundo.

—Eso se escucha algo triste.

—Es una canción de cuna, no recuerdo la letra muy bien pero si las notas.

Acarició mis mejillas, dándome pequeños besos en el rostro.

—Nuestro cachorro será tan afortunado.

Sus labios se unieron a los míos dónde al inicio fue un beso lento y tierno, pero poco a poco fue igual de agresivo que siempre, el olor del shampoo y jabón dominaba en su piel. Su mano se colocó en mi cintura para jalarme hacia él, su cuerpo seguía algo húmedo por el baño junto con su abdomen frío al tacto de mis manos, note su erección creciendo debajo de la toalla, dejo su demandante beso para tomar mi barbilla.

—Híncate.

Sin quitarle la vista de encima obedecí, el se relamió los labios mientras con su dedo pulgar frotaba mis labios rojos e hinchados por los besos posesivos que me daba.

—Se un Omega obediente y abre la boca.

Metió sus dedos entre mi cabello mientras yo hacía lo que me había pedido. Se quitó la toalla con su mano libre y sin más metió su duro miembro en mi boca de un golpe, sujeto mi cabello para iniciar el movimiento de su cadera penetrando mi boca una y otra vez, estaba más concentrado en controlar las arcadas que me provocaba la manera salvaje de sus penetraciones en mi boca que el disfrutar lo que hacía, sabía que si llegaba a vomitar sería mi fin.

Fragile (Namjin) CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora