Julio 2016
JasonEl continuo parpadeo de la luz y el silbido de los grillos entre la penumbra me hizo replantearme mil veces la visita a mi amigo. No es como si pudiésemos vernos todos los años pero de todas las ciudades ¿por qué escoger un pueblo que ni en el mapa existe?.
-Hellburne no es tan así como te imaginas -replicó Max, mi amigo-. Tú eres fotógrafo deberías agradecer que te trajera, dudo que en Phoenix capturaras fotos como las de hoy.
-Te lo he dicho, puedes quedarte en la posada conmigo. No vas a ponerte tan fatal que tu madre venga y se entere. -se levantó. Hasta el momento seguiamos en una remota y mugrienta parada de buses- Tú mismo dices que apenas se le ve el pelo en la casa. Además amigo, tienes 18 años ya debes tomar tus propias decisiones.
-Olvidalo -sanjé-. Estoy agotado como para oír sus discursos -Me referí a mi madre, alboroté mi cabello, hostinado-. Creéme no se como pero tiene ojos en donde sea. Si quieres puedes irte. A fin de cuentas Russell está en camino.
-¿En serio? -abrió los ojos- ¿"Tú" pidiéndome que te deje solo en medio de este monte? -rió-; mira que has cambiado. En otros tiempos estarías pidiendo a gritos que me quedase.
-Estoy bien -reí-, no es como si hubiese alguien para matarme -suspiré-. Vete, sé que mañana vas a estar ocupado con tu libro.
-Bueno, si así lo quieres bien -soltó un suspiro-. Igual ven a visitarme. Estaré un par de semanas para recolectar información. Luego iré a Austin.
-Mientras no me vaya a las dos de la mañana está bien.
Nos despedimos y siguió su camino por la senda contraria. De a poco se perdió entre la oscuridad de la carretera.
Saqué mi cámara para ver las fotos que tomé: «Nada mal para el sacrificio». Hellburne parecía ser un pequeño tesoro escondido: sus paisajes son un tanto melancólicos pero muy bellos.
Me sorprendió unas luces a lo lejos. Agradecí al cielo «Debe ser Russell». A medida que el carro se fue acercando y las luces aumentaban su brillo mis ojos veían con dificultad.
El auto se detuvo. La puerta del acompañante se abrió. No era Russell. Lo primero que divisé fueron unos botas altas color verde neón. Luego una falda negra y un top en combinación con las botas. Una chica. Derrochaba estilo y belleza.
-Segura? Si quieres te adelanto un poco más -se oyó desde dentro del auto, mezclada con otras voces.
-Tranquilo -sonrió graciosa, una hermosa mariposa naranja neón adornaba su mejilla, cerró la puerta-. Tomaré un descanso acá -señaló la parada-, luego iré caminando para calentar las piernas. Tanto viaje en carro me tiene cansada -le dió unas palmaditas al capó y dijo adiós en un saludo militar.
-Está bien. Cuidate nena -respondió la persona. Las llantas del carro chillaron y en segundos iba en dirección opuesta, desapareciendo.
Segundos. Fueron segundos los que bastaron para darme cuenta de lo hermosa y exótica que era esa chica. Su piel blanca resaltaba con los colores pero lo que sin dudas la hacía más atractiva era su cabello: trenzado completo en rastras con las puntas verde oscuro.
Su mirada hizo contacto con la mía. Por lo cual la aparté inmediatamente.
Llegó la primera sonrisa hacia mí. Una sonrisa que hizo añicos mi corazón y no sabía el por qué.
《 Jun 12 2018 》
LAS luces del reproductor se habían apagado, por cuarta vez en el día. No habían dudas de que era él, de que había regresado -al menos eso pensaba Juliet-; las probabilidades eran una de un millón y en su mente no dejaba de cuestionarse mil preguntas sin respuestas coherentes, porque si él había vuelto, nada de eso era coherente. «¿o me estan haciendo una broma de muy mal gusto?, o ¿entonces qué?».
Quizás una persona sea capaz de responder al menos un par de preguntas: el Sr Nelsson. Es el dueño de la tienda y él debe de saber la procedencia de esos videos.
-Abuela -salió del garaje por el corredor que guía a la sala. Ahí se encontraba Marie, su abuela materna-; ¿sabes si los Nelsson están en su casa?
-No cariño -Respondió con dulce voz-. Están en la plaza principal por la feria -dijo acomodando un ramo de flores en un jarrón-. Amelia está con ellos.
-Ya veo -Calló por unos segundos- Iré a visitarlos.
-A si? Perfecto, espera un momento para que le lleves un pastel de carne. Ya es mediodía y deben estar hambrientos.
Se dirigió a la cocina por el pasillo y unos minutos después regresó con su oloroso -y a simple vista delicioso- pastel de carne.
•
El pueblo se preparaba para una ola de calor latente y típica del verano. Las personas con poca ropa, el sudor y la música ya empezaban a hacerse sentir. Uno de los tantos festivales de la época veraniega comenzaría en la noche. Algunos -como el Sr Nelsson- se alistaban para levantar el negocio, y otros solo querían una noche llena de locuras y diversión.
Para ser la una y cuarto de la tarde había más tránsito que lo normal, a Juliet le gustaba, le hacía recordar el ajetreo en Detroit; excepto por el asqueroso calor, y que a pesar de todo Hellburne era un pequeño y fantasmal pueblecito a sombras del gigante y ardiente Phoenix. Por eso odiaba visitar a su abuela. Aunque claro, ella estaba allí porque no tuvo más remedio, era la casa de su abuela o regresar al hospital.
-Hola por aquí -dijo Juliet. Estaba justo enfrente de la carpa que con cuidado Kelsey y su hermanita Madisson preparaban.
-¡July! -La pequeña de 10 años apartó los ojos de las cajas y saltó hacia la mayor-. ¿Vienes a ayudar? -hizo puchero.
-Luego -le respondió la pelicastaña con una sonrisa. Levantó la mirada hacia la rubia-, ¿y tu papá?
-Allí con Amelia -señaló a unos metros-. ¿Pasó algo? -interrogó.
-Nada -niega con la cabeza-. Ya vuelvo.
Juliet caminó hacia donde su tía y Marcus Nelsson. Ellos parecían charlar muy cómodos.
-Perdón por interrumpir -los adultos dieron un brinco terrible y la hizo reír-. Descuiden, no preguntaré de que hablaban, solo vengo a traer esto.
Le acerca el pastel de carne aún caliente a Amelia. Ésta lo miró, tenía cara de «voy asesinarte», pero agarró el recipiente.
-Iré a dejarlo en la carpa, las niñas deben estar hambrientas -se fué.
Juliet agradeció en su interior por no tener que echarla para hablar con el Marcus. Aclaró su garganta tratando de lucir casual, fué en vano, las palabras salieron atropelladas.
-Quiero hacerte una pregunta -recibió la atención de Marcus-. Es respecto a...
Unos niños pasaron corriendo a su lado y eso la detuvo. Miró alrededor en solo minutos el lugar se había llenado de gente.
-¿Si? -habló Marcus, curioso.
Juliet pretendía hacerle la pregunta por la cual vino, solo que esta vez sus ojos se cruzaron con los de alguien más. Fueron pocos segundos. Los suficientes para dejarla sin aire.
-Ya regreso -Juliet se mezcló entre la multitud, había dejado atrás a un Marcus confundido.
Mientras luchaba por no perder de vista a la persona que se escabullía, chocó con un par de personas, éstas le dijeron algo que no pudo oír. A Juliet solo le importaba encarar a ese chico, saber su identidad. Saber si era él.
Al fin, despues de seguirlo a través de callejones, llegó en un punto donde las personas estaban algo alejadas. Corrió hasta alcanzar al chico de cabello negro y rizado. Agarró su mano volteándolo bruscamente.
-¡¿Jason?!
Ahí estaba él, justo como Juliet lo recordaba: sus rasgos tallados con cincel y sus profundos ojos azabache, regalándole una sonrisa.
-Hola Juliette.
•••••
"Apareces en mi imaginación
Una imagen tan vívida
Como si realmente estuvieras ahí"
«Film out of BTS»

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Cinema
RomanceSinopsis Para Juliet, una joven rebelde, mudarse a la casa de su abuela parece ser una pesadilla. Mientras se acostumbra a volver a vivir en el aburrido pueblo de Arizona, descubre una caja con cintas de video en una mugrienta tienda de discos. Lo...