Capitulo 2: ¡Tacones y Cachorros Idiotas!

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Busqué, busqué y volví a buscar a Daniel Hinston con la mirada, pero no, no estaba por ningún maldito lado. Me arreglé para nada. No es que me haya arreglado para que él pensara que me veo bonita, si no y simplemente porque Dany me lo había pedido ¡Y de todas formas no aparece!

¡Dios! ¡Me duelen demasiado los pies! Estos tacones de mierda me traen loca. Se los pedí a mi hermana mayor, pensé que si iba a hacer un trabajado, lo debía hacer bien ¡Pero estas cosas feas no me dejan caminar! ¡Duele, por la mierda, duele!

Rendida, me siento en las escaleras, no puedo más y siendo sincera me siento ofendida. Igual me esforcé para verme bien. Ally, mi hermana, me arregló el cabello y me maquilló. El idiota de Dany al menos debería agradecer que me prestara voluntariamente para ser la muñequita de prueba de mi perfecta hermanita.

-¿Qué te pasa? -Escucho una vocecita conocida. Levanto la vista, y en la baranda de la escalera, Josh Peterson se encuentra apoyando sus brazos y sobre estos descansa su cabeza. Sonríe travieso, alegre, radiante. Su mera presencia hace que no me sienta tan mal. También el hecho de que preguntara qué me ocurre se siente bastante bien. Es como cuando le cuidaba, él siempre sabia si estaba bien o mal, en ese sentido, Josh me cuidaba a mi.

No respondí nada, aunque sí tenía la intención de hacerlo, pero me demoré demasiado.

-¿Quién te plantó? Le romperé el hocico. -Tal frase la dijo como contento, no enrabiado ni nada, como si fuera una broma, pero por algún motivo, pensé que hablaba enserio.

-De qué me plantaron, no sé. Pero algo así. -Bufé. Respondí así porque al final Dany no dijo en ningún momento en donde o cuando nos juntaríamos para comenzar la farsa.

-¿Algo así? -dijo dando la vuelta y sentándose a mi lado. -¿Significa entonces qué puedo ser el segundo plato?

Reí. -No seas tonto.

Sonrió mirando para abajo y negó con la cabeza.-Je ¿Por qué no?...

-En primera por qué no es nada importante y en segunda... -Iba a decir "y en segunda, porque eres mi cachorro", pero fui interrumpida por la voz de Josh. En parte de lo agradecí, esa frase hubiera olido demasiado a pasado.

-Ya veo, pero ese "nada importante" ¿acaso no es el chico que te gusta? ¿O sí? -Dijo levantado la mirada. En sus ojos al chocar con los míos, vi en ellos ternura, preocupación.

-Claro que no. -dije con naturalidad. -te digo, esta buenísimo, pero más allá de eso, nada. -aclaré bromeando.

Josh me quedó mirando dudoso, pero al parecer, finalmente asumió que decía la verdad, y claro que así era.

-¿Entonces que te ocurre?

-Nada, déjalo así. -respondí. La verdad era difícil por algún motivo explicar que pasaba, además todo se vuelve fastidioso cuando tus pies gritan. Así que rogué porque Josh cambiara el tema.

-Bueno, ya que al parecer no me dirás. -dice rodando ligeramente los ojos. Se levantó de su lugar y se puso frente a mi. -¿Te parece si vamos a la cafetería y te invito un café con galletas? -y me tendió una mano, pero no la sujeté.

-Ag, quisiera, pero ya no lo puedo soportar. -señalé ambas manos los tacones. -¡Estas cosas del demonio me están matando!

Cuando quité la vista de los zapatos para levantarla y mirar Josh, él rió un segundo liberando aire por la nariz.

-¿Sabes qué? ¡Al demonio! -Tomé uno de los tacos y lo arranqué de mi dolorido pie. Repetí la acción con el otro y suspiré con alivio...¡Libertad! ¡Dulce y maravillosa libertad!

Tres años y 2 mesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora