Dolor

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El dolor, como muchas emociones "malas" es incomodo. 

Nadie quiere sentir dolor, pero para alguien como yo , el dolor me enfoca, me adormece físicamente  y me centra. 

Me hace sentir más viva, puedo lidiar con el enojo porque es algo recurrente cuanto se trata de "el", de la fuente de la cual siento esto,  pero cuando se trata de darle la bienvenida al dolor... este se expande y me despierta, me dice que esta ahí por algo, que esta ahí porque hay algo que necesita cambiar y transformarse. 

Escuche a un psicólogo decir que "el dolor que no se transforma, se transmite". 

Y se que si este dolor ya conocido de un corazón roto no se transforma en crecimiento , seguramente se transmitirá a la próxima persona que yo ame. 

Probablemente haciendo que estos miedos y problemas se reflejen en el , como si fueras tú. 

La raíz de mi dolor siempre fue conocida, y es que cuántas veces no buscamos ese "despertar" ese "que se de cuenta" de la otra persona, es como si esa mágica transformación se de por mi, y no por el. Incluso aunque dijera que cambie su vida por completo y si, cada relación nos transforma, nos hace crecer y nos dice -ey! esto que odias de el  también lo haces tu!

Nos avisa -oye, eso que pides tan insistentemente, dátelo a ti misma tu primero! 

Pero aun así, esa transformación, ese "soy mejor persona por ti" no es suficiente. 

Amar no es suficiente 

Y cada que me encuentro de cara al dolor (específicamente el de un corazón roto enamorado), siempre es distinto, eh aprendido a darle la bienvenida y abrirle la puerta como si fuésemos viejos amigos. 

Al inicio el dolor quemaba en mi pecho,  y se enraizaba por meses, no era bienvenido y siempre odiaba sentirlo en cada parte de mi mente, pero el crecer y madurar en cierta forma, me ayudó a entender que esta ahí (nuevamente) por algo, para avisarme que es normal que este ahí y que siempre...siempre llega para transformarnos (y aunque digan que mucha gente se queda en su dolor por años) nos transforma para aprender de el o aferrarnos a sentirlo. 

Dejo que el dolor atraviese conmigo esta vez pero sin miedo, permito que me queme y se quede conmigo un rato. 

Lo dejo estar y lo trato de canalizar con mil cosas. 

Pero lo agradezco porque una vez más... una vez que me haya consumido por completo en sus llamas, podré mirarme con nuevos ojos, una versión mía a la que el dolor le dio la oportunidad de cambiar una vez más. 

RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora