Mi más dulce perversión.

CAPITULO 5.

Desperté con un terrible dolor de piernas. Llegue a pensar que todo lo sucedido en la noche, solo había sido una pesadilla, de la cual, sólo quería que se borrara, pero sabía que había sido real, tan real como el dolor y las marcas de mi cuerpo.

Me levanté de mi cama, como pude. Caminé hacia la ducha para darme un baño...la noche anterior no lo había hecho, porque lo unico que quería era dormir y olvidar.

Abrí la regadera y entre a la ducha. El agua caliente golpeaba mi cuerpo, pero de una manera suave y relajante. Agarre el jabon y lave mi parte intima. Talle de una manera en la cual fuera calmada y evitar que me ardiera. No pude evitarlo del todo, pero lo logré.

Termine de bañarme y cerre la llave, tome mi toalla y me envolví en esta, con precaución que la toalla rozara y evitar el ardor.

Fui hacia mi closet y saque la ropa. Elegí una que me cubriera los moretones y los "chupetones" que louis tomlinson me había hecho.

Me puse un sueter de lana suave y un pantalon, todo para cubrir.

Acabe de vestirme, tome mi mochila y baje las escaleras.

Mis papás no estaban, y daba gracias al cielo que no estuvieran, no quería que me cuestionaran el porqué de mi llegada rápida de ayer.

Salí de mi casa y me fui a la parada del bus para ir a la escuela...pero paso de largo, dejandome. Bufé y camine. Trataba de no pensar en mi violación, en louis tomlinson, en todo lo que ese canaña me había hecho. Lo odiaba y jamás dejaría de hacerlo.

Vi el cielo y se torno gris, parecía que iba a llover, y eso era muy logico aquí en londres.

<<londres esta como mi corazón en estos momentos: nublado.>> pensé.

-emily- escuche que gritaban mi nombre. Sabía quien era: louis. Hice caso omiso y seguí caminado, esta vez, con más rapidez.

-Emily, te estoy hablando- aparco su coche justa a lado de donde yo iba a pasar.

-hazme caso!- me jalo del brazo con tanta fuerza, que me provo demasiado dolor.

-dejame, dejame en paz. Basta- grite desesperada.

-por qué?, acaso no te gusto lo de ayer- me acerco a el, bruscamente.

-No.- lo empuje.

-luego te gustara, suplicarás- dicho esto. Jalo de mi cintura y me beso. Su beso fue fuerte, doloroso, horrible. Con sus dientes mordio mi labio, con su lengua intentaba jugar con la mía, delineaba mi boca con la misma. Su beso era algo mayor a lo que yo quería. Me imaginaba un beso con amor y ternura. El solo me brindo dolor y agresividad. 

Me solto por falta de aire.

-aprenderas a besar a mi ritmo, o mejor aun,  harcerlo mucho más delicioso-

-solo dejame. Por favor- me zafe de su agarre, pero ya se le estaba haciendo costumbre agarrar mi cintura y estrujarla.

-sube al auto- ordeno.

-No-