[Lisandro es un alfa con un aroma desagradable, el cuál cambia repentinamente cuando cierto desconocido está presente.]
[O dónde después de conocer a su destinado, intentará de todo por conquistarlo.]
AU | OMEGAVERSE
AU | Lisandro carnicero, Cristia...
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≻───── ⋆❀⋆ ─────≺ Aroma de coraje ≻───── ⋆❀⋆ ─────≺
La escena pasaba con normalidad, pero en la mente de Lisandro todo iba mil veces más rápido. Tenía una parte de si mismo diciéndole que tener un hijo no significaba estar en una relación, pero también había algo que fue notando alrededor de los días. Cristian no tenía mucha esencia, era difícil describir su aroma porque solía pasar desapercibido entre los demás.
Un perfume muy suave, no por ello desagradable, pero si era muy tenue. Incluso, llegó a pensar durante los primeros encuentros que Romero era un beta. No tenía la característica física ni en personalidad para ser un omega, pero también era cierto que había muchos tipos de omega y los estereotipos no solían ser perfectos para cada uno.
Pero, entonces, Lisandro pensó que aquella falta de aroma en el morocho se debiera a otra cosa; Una marca. ¿Y si Cristian estaba marcado? ¿Y si era un omega con alfa?
Entonces no podría, ni quería, competir contra eso. Porque para él meterse en ese terreno sería ir contra sus valores.
Mientras analizaba las posibilidades, sus amigos intentaban disimular su sorpresa, aunque la misma era obvia siendo que las feromonas mezcladas con emociones se expandian por doquier.
"¡Si! ¿Es tuyo el bebé?" Alejandro quiso asesinar a Nicolás ahí mismo, aún si eso significara su muerte también. Era obvio que ese bebé le pertenecía al cordobés, tan solo mirarlo un poco bastaba para ver la enorme similitud.
"¿No somos parecidos?" La tonada sonó más feliz que nunca en el mes que llevaban de conocerlo, apretaba la mejilla de su hijo contra la propia y lo restregaba contra ella con una sonrisa adorable.
"Nunca dijiste que tenías un hijo, Cris." Nahuel miraba a uno, y después al otro. El pequeño en sus brazos no hacía más que reír, se notaba muy carismático. Cristian se acercó con el niño en brazos, saludando a todos en el lugar, y dando aquel saludo especial a un pensativo Lisandro.
"Pensé que sabían, siempre me cruzo a Enzo y Julián yendo a la guardería, no son tan chusmas entonces." Ahora tenía más sentido aquel comentario de Enzo, claro, no era muy específico, pero si le hubiesen prestado atención la historia sería otra.
La hora prometida pasó más rápido de lo que pudieron asimilar, Molina y Martínez miraban enternecidos al cachorro que gateaba por el suelo y estaba bajo su cuidado. A lo lejos, desde la parrilla principal, Cristian asomaba su cabeza de vez en cuando asegurándose de que todo estuviese en orden.
