Al entrar a la casa, encontró pétalos de rosa sobre el piso, marcando
un camino directo al baño.
Mientras avanzaba, se topó con unas zapatillas, un vestido rojo y lencería
que aún conservaba el calor de su dueña.
Llegó sonriendo a la puerta del baño, y en la regadera se
encontró a Johana.
Sin pensarlo mucho, dejó que su lado salvaje y pasional tomara el control...
Así que le disparó.
ーLo siento, Johana ーdijo ya tranquilaー. Mi esposo no llegará a la cita.