#1. Saga: El Alfa equivocado.
Jimin fue seleccionado entre múltiples omegas de la realeza, para contraer matrimonio con el futuro rey de Agatha.
Fue el único Omega elegido para casarse con el príncipe, pero en el momento en que se conocen, Jimin pie...
"Mh. Sí, gracias." La mano del hombre está sobre su cintura y el contacto es incómodo para Jimin, pero no comenta sobre ello o siquiera hace el esfuerzo de alejarse un poco. Es atractivo y a simple vista su tacto es inocente.
La sonrisa que le otorga, le da una sensación indescriptible a Jimin. La desconfianza es algo que permanece en su cuerpo, pero no le importa en lo absoluto.
"Lee Dong Min. ¿Eres...?" La sonrisa era extraña. Incitaba a la curiosidad del Omega. Jimin sabía que era un hombre atractivo. Su voz era suave y sus ojos lo miraban con diversión.
"Park Jimin. ¿Qué haces aquí?" Medir las palabras no era la especialidad de Jimin, en momentos de curiosidad. Dongmin soltó su agarre y el suspiro que dejó escapar el Omega no era algo que debía haber sido notado, pero lo hizo. El joven sonrió divertido.
Jimin no entendía porqué lucía divertido para las personas que había conocido. Sentía que estaba siendo razón de burla.
"Me encargo de la cocina, señor. Soy uno de los asistentes del cocinero."
El Omega asintió y pareció haber sido suficiente justificación, como si hubiera necesitado una en primer lugar. "Imagino que usted es el futuro esposo del príncipe Jeon. Felicitaciones, señor."
Hace una reverencia y las mejillas de Jimin se colorean. No está acostumbrado a ser reverenciado. Más por un hombre desconocido (y atractivo para su gusto).
"Gracias."
Hay un silencio entre los dos hombres. Ari no tiene el poder de interrumpir cualquier interacción que tenga Jimin, así que permanece a un lado, mientras espera que alguno de los dos finalice el momento, pero parece que no lo desean.
El omega juega con la manga de su camisa y el contrario está sonriendo, como si acabara de descubrir un tesoro. Jimin está sonrojado y no sabe cómo actuar.
"Salí por unos elementos que necesitaba el cocinero principal. Si desea puedo acompañarlo a la cocina. Nos avisaron que vendría pronto, así que si no estoy siendo muy atrevido con usted, permitame acompañarlo, señor..."
Jimin asiente. Ari entrecierra los ojos, pero nuevamente no pude comentar. El hombre resulta encantador con el Omega y siente haber conseguido un buen amigo. El aroma de Jimin es liberado con naturalidad, para que el joven pueda percibirlo un poco, parece sensible por el aroma pero no se ve afectado por esto.
Jimin lo anota en su cabeza y decide preguntar después.
El omega está siendo halagado por el joven de ojos verdes y no puede estar más que a gusto con esto. Quizás ha sentido una fuerte conexión con el hombre, pero no es algo que le preocupe. Nadie se ha preocupado en mantener una conversación con él, a excepción de Ari y se siente seguro.
"Puede entrar." El más alto abre la puerta a ambos omegas. Ambos agradecen y sonríen. Jimin mantiene la mirada fija en algunos elementos de la gran cocina. Es el doble de grande de la de su hogar. Habían más de diez personas dentro y no pudo evitar compararlo con su casa. Eran tres personas encargadas de la cocina. Cuando era mas pequeño y su madre no le imponía tantas reglas, solía hablar con las mujeres que les ayudaban en casa, les robaba unos postres y ellas lo perseguían siguiéndole el juego. Su hermano mayor le ayudaba en sus escapes y pasaban las tardes ocultos en un cuarto secreto de la biblioteca.
Jimin mentiría si aún no lo extraña.
Toma una nota mental de escribir cartas a su casa.
Primero debe encargarse de los preparativos para su matrimonio.
Al menos le gustaría tener un buen recuerdo del momento, si no podía tener más que ello.
Pensaba que el reino sería distinto, al menos le reconfortaba la idea de que su futuro esposo lucía como un buen hombre. Podía conformarse con eso.
"Necesita elegir el pastel principal, las bebidas, los postres para los invitados..." Ari seguía hablando, Jimin no prestó la atención suficiente. Tomó una manzana de la cocina.
"¿Puedo comerla?"
"No tiene que preguntar, señor."
Jimin asiente y muerte la manzana roja. Dongmin suelta una pequeña carcajada y Jimin lo mira atento. "Lo siento. Usted es...demasiado."
"No comprendo."
"No necesita entenderme."
Ari carraspeó.
"Disculpe, señor Jimin. Debemos organizarnos, si desea apresurarse."
"Lo siento, tienes razón Ari."
Jimin frunció el ceño al hombre, por última vez y se dedicó a elegir los preparativos.
Antes de salir de la cocina, Dongmin le susurró al oído, causándole un escalofrío.
"Espero nos veamos pronto, señor Jimin."
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