CAPITULO 9

13 7 0
                                    

Termine aceptando, me iba a arrepentir después de eso estaba seguro, aunque no había nadie observando solo esperaba no meterme en problemas más adelante.

—De acuerdo te acompaño pero solo serán unos minutos no más—el pequeño gato se notaba feliz y entro del otro lado de la reja—. Algo me dice que no saldrá nada bueno de todo esto.

Pase del otro lado de la reja con dificultad, aquel hueco era demasiado estrecho, me levanté y me sacudí un poco ya que el gato estaba esperándome, volvimos a caminar otro poco. A diferencia del otro lado del bosque este estaba más oscuro y tenía un clima más nublado, el viento era frío me alegraba de llevar la chamarra del escuela, algo distinto que tenía esté bosque son las criaturas, pues no eran muy visibles además de poseer un aura más pesada era como el lado oscuro del bosque Kogoshi, aún así todavía no veía alguna señal de peligro. Sentía que ya habíamos caminado bastante pero solo avanzamos unos pocos pasos, cuando el gato se detuvo pude observar a otro gato de color blanco atrapado debajo de un árbol, él gato negro se acercó corriendo con él, yo me acerque lentamente pero en cuanto me vio me gruño y soltó un aura pesada.

—Tranquilo no te haré daño—me detuve un instante, pude notar que estaba algo herido—. Déjame quitarte el tronco de encima—antes de volver a acercarme deje que se calmara un poco.

El gato se relajo y se quedó quieto, en ese instante me percate del color de sus ojos, un tono morado fuerte muy lindos para mi parecer, su pelaje blanco como la nieve, en el físico era distinto al otro gato ya que tenía las orejas más puntiagudas y era más grande tal ves sea por qué el otro aún es un bebé. Me acerque y trate de levantar el tronco pero era demasiado pesado era obvio que no iba a poder quitárselo al menos no sin ayuda, me aleje unos dos pasos, baje mi mochila y me quite la chamarra del escuela.

—Será mejor que te alejes un poco—le dije al gato negro—, mano terrestre—toque el suelo con ambas palmas de mis manos para crear una mano de tierra gigante la cuál quitó el tronco—. Ya está no fue tan difícil—el gato nuevamente se puso a la defensiva—. Cálmate ya te dije que no te haré nada, nunca había visto un gato tan huraño.

—El hecho de que me digas gato me ofende bastante—de repente hablo con una voz algo gruesa además de refinada.

—¿Ummm? Así que hablas, lamento haberte dicho gato pero entonces, ¿qué eres?— lo miré confundido luego observe su pata la cuál se veia lastimada.

—Soy un zorro.

—Pues nunca había visto un zorro blanco y menos con ojos morados.

—Se nota que no eres muy inteligente.

—¿Lo siento?—le dije mientras me acercaba pero una ves más se puso a la defensiva—. No te haré nada soy médico déjame curarte.

—Bien pero si noto algo extraño no dudaré en comerte.

—Es raro que lo digas ya que eres más pequeño que yo—le contesté en lo que curaba su pata.

—Soy más fuerte de lo que crees no tienes por qué subestimar me.

Termine de curar su pata luego de unos minutos.

—Tienes razón lo lamento, ya está no era nada grave solo se te inflamó un poco la pata.

—¿Y bien? ¿Qué vas a querer a cambio?

—No quiero nada gracias.

—¿Enserio? Los que vienen a esta parte del bosque siempre es para conseguir magia o cazar criaturas.

—No hice todo eso para que me dieras algo, lo hice por qué el otro gato me lo pido... ¿Por cierto donde está él?—en ese momento volteo a ver mi mochila y sale de ahí, regando todas mis cosas—. ¡Oye deja ahí!—salió corriendo y yo me apresure a recoger mis cosas.

—Así que esta es la razón por lo que viniste—volteé y tenía uno de mis pergaminos de contrato en una de sus patas.

—Si pero no con usted no por que no quiera es por qué no quería obligarlos además...—empecé hablar rápido y el zorro me callo.

—Quieres guardar silencio un momento no puedo concentrarme—me pidió mientras observaba como se mordía su pata y colocaba un poco de su sangre en el pergamino.

—¿De verdad quieres hacer un contrato conmigo?—le dije sorprendido por lo que había hecho.

—De alguna manera tengo que pagar mi deuda contigo por haberme salvado— empezó a lamer su pata para detener el sangrado.

—Te ayudo—cure la mordida de su pata y luego pinché mi dedo y coloque una gota de sangre.

—¿Aceptas el contrato de sangre?—me preguntó el zorro.

—Si— afirmé.

Entonces el pergamino desprendió una luz y las siluetas de dos cadenas las cuales sujetaron mi mano y su pata, luego desaparecieron.

—El contratado está hecho ahora puedo irme—se dio la vuelta y comenzó a caminar.

—¡Espera!—se detuvo y volteó—. ¿Cómo te llamas?

—Astro, ¿Y tú?

—Yuri, mucho gusto—sonreí.

—Bueno Yuri tal ves nos veamos después—y en ese instante desapareció en la oscuridad.

—No es lo que tenía en mente pero no está mal—luego de eso el gato negro empezó a rasgar mi pantalón—. ¿Qué pasa?— lo mire confundido y él se dirigió a otro de mis pergaminos—. ¿También quieres hacer un contrato conmigo?—asintió, se mordió la pata y puso su huella con sangre—. No tienen por qué hacer eso se les puede infectar—cure su herida y firme el contrato—. Acepto el contrato de sangre.

Entonces una ves más la luz volvió a aparecer, todo fue igual que con Astro, pero en ese instante sonó la alarma que había puesto para regresar al autobús.

—¡Demonios ya es muy tarde, adiós gatito!—guarde los dos pergaminos y algunas cosas que seguían regadas en el suelo, me despedí del gato y me fui corriendo.

Gracias por leer nos vemos en la siguiente actualización, espero les esté gustando la historia

Pueden seguirme en instagram si gustan.

La Historia Del Último Mago Donde viven las historias. Descúbrelo ahora