Parte Única

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Desde niño he tenido inclinación a ver morir, no importa si soy yo el que acaba con esa vida o es otra persona, pero al mismo tiempo tengo un fuerte sentido de justicia, nunca toleraré la muerte de alguien inocente, lo que me llevó a tomar como profesión ser juez. En un momento me tope con un caso en el que el culpable lograba crear la ilusión de ser inocente, busque todas las pruebas necesarias para lograr condenarlo y eso fue lo que pasó.

Después de unos años mi cabeza se empezó a llenar de ideas sobre cometer yo mismo un crimen, pero tenía que ser algo especial, algo inolvidable que hiciera a todo el mundo dudar si tal crimen era posible, mi fuerte sentido de justicia me dijo que no podía ser alguien inocente, fue entonces que me encontré con un médico, me contó sobre un caso donde un matrimonio era sospechoso de la muerte de su ama, no la mataron directamente, el que no le dieran la medicina provocó su muerte. Eso me hizo pensar que hay casos donde la justicia dentro de lo legal no siempre funciona, por eso decidí hacer algo. Me di cuenta que en vez de cometer un solo asesinato seria mejor cometer una serie de ellos, otra razón para llevar esto a cabo era que debía aprovechar el poco tiempo que me queda.

Para elegir la cantidad de personas que iban a ser me base en una canción de cuna que aprendí en mi niñez, los Diez Negritos, una canción bastante especial y perfecta para lo que vendría a continuación, me faltaba solo una persona para completar la lista y encontré a la adecuada, Morris, era un traficante de drogas y también el culpable de la muerte de la hija de un amigo por introducirla a ese mundo, también era la persona que me ayudo a comprar la Isla Del Negro sin que se revelará mi identidad, contrate al matrimonio Roger como cuidadores de la casa.

A todos los atraje de diferentes formas todo esto basado en la información previamente recopilada, la mayoría bajo una invitación hecha por un tal Mister Owen, la mejor forma de acercarme sin que sospecharan era fingir que estaba igual que ellos, sin saber qué era lo que sucedía ni quien podría ser el culpable, les envíe las invitaciones y solo quedó esperar el día indicado.

Cuando por fin llegó el día subí al tren que me llevaría al lugar donde el día del juicio tendría lugar.

Después de un tiempo en el tren me puse a leer el periódico, donde se menciona la noticia respecto a quien había comprado la Isla Del Negro.

Se mencionan muchos nombres y el correcto era por supuesto el de un tal Mister Owen. Dejando de lado el periódico me puse a leer una carta la cual era mi " invitación"a la Isla Del Negro, en la cual puse el nombre de una amiga de la que no se nada desde hace tiempo, una excusa bastante buena, recordándola y sintiendo que el haber comprado la isla para mi objetivo era simplemente perfecto, porque aunque quisieran irse no les seria fácil y al no haber lugar donde una persona pueda esconderse los hará sospechar de cualquiera y la desconfianza es sin lugar a duda una de las mejores armas.

Al llegar a la estación en Oakbridge me encontré con tres de mis objetivos, uno de los chóferes nos preguntó si nos dirigimos a la Isla Del Negro, todos respondimos de manera afirmativa, el chofer se dirigió a mi dado que era el de mayor edad, hablo sobre que solo habían dos taxis y que alguno de nosotros debía esperar, fue cuando Vera Claythorne se ofreció a esperar, también Philip Lombard,una vez me he subido a uno de los taxis junto con Miss Brent nos pusimos en camino a donde nos espera el bote. Tiempo después llegaron los demás, todos abordamos la canoa y nos dirigimos a la isla, una vez llegamos empezamos a preguntar sobre nuestros anfitriones, pero nadie sabe nada de ellos.

Después de entrar a la casa el matrimonio Rogers nos llevó a nuestras respectivas habitaciones. En todas las habitaciones se colocó la canción de los diez negritos, al bajar todos cenamos en Armonía, después de cenar estamos en una sala tomando diferentes tragos cuando suena el gramófono donde se empiezan a nombrar todos los crímenes que hemos cometido, la señora Rogers se desmaya, todos corremos a donde esta, Amstrong y Lombard hacen lo posible para despertarla, en eso le sirven un vaso de coñac, eso me será útil. La señora Rogers despertó, Lombard estaba reproduciendo el gramófono, pero le detuvieron. Un comentario interesante salió de la boca de la señora Rogers, "suena como la voz de un juez".

Diez Negritos,  Agatha Christie. Perspectiva Juez Wargrave.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora