Park ChanYeol quedó sorprendido cuando su madre lo llamó a su celular demandando que regresara a la casa de inmediato, a mitad de su turno en la tienda de comics.
A su madre Haneul nunca le importó si regresaba a casa o no. Saliera de su casa toda la noche o no, nunca parecía importarle. El único momento en que parecía notarlo era cuando pasaban más de cuarenta y ocho horas sin reportarse. Tal vez odiara a su hijo, pero seguía siendo una mujer lobo con una manada cada vez más pequeña. La manada era importante para los hombres lobo, incluso en un nivel muy profundo, Haneul nunca quiso a sus dos hijos, los últimos miembros sobrevivientes de su manada, fuera de su vista por mucho tiempo.
ChanYeol no sabía de qué iba el asunto, todo lo que sabía era que su madre sonaba increíblemente feliz por teléfono. Por primera vez desde que ChanYeol podía recordar, Haneul sonaba tan feliz que le parecía que iba a llorar por el otro lado de la línea, y prometió regresar tan pronto como pudiera. Sólo llamaría a alguien para que se encargara de la tienda por un rato mientras no estaba.
―Por amor de Dios! No te preocupes por eso! Sólo ven aquí en este momento!―Haneul exigió, y luego sin decirle de que iba todo eso, le colgó.
ChanYeol se quedó mirando el teléfono por un segundo, como si pudiera darle las respuestas que necesitaba y sintió las orejas de su lobo crisparse con el anuncio de la mujer. Este trabajo puede que no pagara demasiado pero seguía siendo su trabajo. Tenía que llamar a alguien para que cuidara de la tienda y si nadie estaba disponible, sería duro para él porque tendría que terminar su turno.
Afortunadamente cuando llamó y le explicó la situación al dueño, Mark, el hombre fue comprensible y accedió a llegar antes de lo que se suponía. ChanYeol consideraba a Mark como uno de sus mejores amigos. A menudo se quejaba con el hombre sobre la situación de su vida, y sin entrar en muchos detalles Mark lograba entender lo suficiente para saber que ChanYeol no era la persona favorita en su familia, gracias a su defecto.
ChanYeol era un hombre lobo omega, pero su lobo y él estaban atascados en el mismo cuerpo, por decirlo de alguna forma. No habría cambio para él. Sería solo como era, casi como un humano, pero con algunos de sus rasgos de lobo en la sangre, nunca habría forma de que cambiara.
Por esa razón, tenía dos pares de orejas. Sus orejas humanas, que estaban en la parte de la cabeza donde tienden a estar las de los humanos y luego sus orejas de lobo, las cuales estaban en la parte superior de su cabeza, asomándose desde su cabello con un color rojo marrón que sobresalía en su cabello rubio sucio.
También tenía una cola espesa del mismo color rojo marrón, pero que terminaba en un punto blanco. Cuando la midió, bajaba más allá de sus rodillas. Lo cual era un dolor en el trasero a la hora de comprar pantalones. Por lo cual ChanYeol tenía que comprar en una tienda especial online que hacía ropa y sombreros ha pedido o tenía que cortarle huecos a cualquiera de los jeans que pudiera comprar a descuento en la tienda local Wal-Mart.
Al menos sus manos y cara eran normales, y fue bendecido con no tener un exceso de vello corporal. La única otra cosa mala con él era que sus dientes eran un poco más filosos que los humanos, y tenía que estar limando sus uñas, las cuales insistían en crecer rápido y afiladas.
Debido al color, normalmente era cuestionado por los humanos que conocía sobre si era un shifter zorro, y siempre tenía que explicar que no, que era un hombre lobo omega. O algo así. No había nombre para lo que era, otro aparte de defecto.
Curiosamente, era ese mismo defecto lo que lo hizo popular con los humanos, especialmente aquellos que estaban realmente metidos en el manga y animé.
Ese era el por qué ChanYeol amaba todas esas cosas, y siempre que iba a una convención a menudo pretendía que sus orejas y cola eran falsas, parte de algún disfraz o traje, aprovechando el hecho de que los humanos y los shifters vivían en paz. Con la excepción de algunos grupos pequeños políticos y religiosos, pero ellos nunca afectaron la vida de ChanYeol. Esa era la razón por la que amaba tanto su trabajo. Podía leer tantos cómics y mangas como quisiera en paz, sin tener a su madre quejándose a cerca del tiempo que estaba desperdiciando. Era difícil para ella quejarse acerca del tiempo perdido cuando estaba ganando dinero por estar ahí. Por otro lado, cuando no estaba reabasteciendo los estantes, estaba buscando a través de la sección yaoi.