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Las nubes se han agrupado y por la ventana del cuarto son visibles, ambos saben que pronto podria comenzar a llover pero continuan con su trabajo.
───...
───¿Tienes prisa?───. La voz de su amigo hizo que quitara su atención del grisáceo paisaje. Él negó. ───Podriamos terminarlo mañana, despúes de todo esto es para el miercoles...───. Le recordó a aquel de cabellos teñidos, su mano tomó uno de los boligráfos en el suelo y se lo pasó.
───No, asi está bien, puedo quedarme a dormir en tu casa, ¿no molesto?───. Esta vez preguntó para luego ver como el contrario negaba con ese movimiento simple de cabeza, podian escuchar con claridad las bromas y susurros de sus amigos tras la puerta. Takemichi tomó el bolígrafo que se le entregó.
───Claro, mamá dijo que hoy hará la cena───. Respondió. Sujetó uno de los marcadores de fibra y con ello remarcó las palabras que alguna vez se escribieron con lápiz. Takemichi se decidió por acercarse más con tal de ayudarlo en dicha tarea, a pesar de que sólo queria estar cerca de él.
Claro qué habian dos intrusos/chismosos tras la puerta del cuarto de Takuya, sin embargo no entraban a dicha habitación ya que pasó algo muy raro... algo homosexual si es que se utilizan los términos correctos para describir ello. Lo que Makoto y Yamagishi no vieron fue el deseo que una vez experimentaron ambos. Se preguntaban ¿cómo los que se veian más heteros terminaron siendo tan homosexuales? Ellos no tenían una respuesta a esa pregunta.
No había respuesta ni atencion para la siguiente pregunta del quinto amigo en el grupo, quien ya pasaba una triste y dolorosa situación, ¿quien pregunta por el joven Akkun más conocido cómo Atsushi?
───Maldita sea...───. Murmuró por lo bajo cuando recibio el mensaje de Yamagishi, ¿estos idiotas no comprenden de privacidad o qué?. ───Tampoco es cómo si pudiera salir... ───. Fue lo que mandó, enseguida comprobó con veracidad de que no habia papel al extender la mano y no haber tomado el rodillo.
Pero... ¿que sucedio con exactitud? ¿Por que Takemichi y Takuya?
Las cosas a veces pueden ser tan inexplicables de recordar al igual que el tono rosado en las mejillas que una vez hicieron a sus corazones latir, ese momento vivido en el que la calidez de sus manos se tocaron y sintieron que una de todas las miradas señalaban a una oración en concreto. Una oración tan simple y fácil de decir pero complicada de procesar para quién no lo entiende.
Que te lean cual portada de libro es dificil, pero que lean tus acciones y besen a tus palabras es un caso muy diferente, casi es algo que te dejaria viviendo con el pulso a mil por horas mientras un libro nuevo es escrito.
Sus manos se juntaron mientras el cielo ya parecía decolorarse por diferentes colores que decoran a un firmamento tan perfecto, amplio y sobre todo hermoso. Sí tan sólo el azul del dia estuviese presente en ese momento, él creería que destacaría más a sus ojos.
No importaba la cercanía ni el roce en sus manos, se encontraban tan cercanos a la calidez cómo para ser abrazados en los que sus labios simplemente podrían unirse con un pequeño 'click'. No habia nada más que la mirada del otro frente a sus ojos, un dorado tocando suavemente el safiro que una vez en su corona de oro se forjó. El slencio entre ambos se convirtió en esos suaves murmullos de los que podrías tocar con suavidad.
───Ah, Takuya...───. Desvió la mirada. Tan sólo podia sentir al cuerpo de su mejor amigo aferrándose al suyo, pidiendo algo que él no desconocia pero temía. Ambos son hombres, puede ver la realidad del mundo desde pequeño pero no importa cómo intentase desviar esa mirada ámbar de sus ojos, siempre lograban capturar a sus suspiros cómo palabras del latir en su pecho. ───Pueden vernos...
Las horas en las que la educación era lo primordial habían acabado, lo único que quedó tras esas horas fueron los papeles regados y ese silencio sepulcral a la fuga de los maestros y profesores.
───Podemos ir a otra parte sí te molesta...───. Murmuró, en verdad, las puntas de sus narices se rozaban con la más minuciosa acción que hiciese. Era una constante tensión que no incomodaria a sus roces pero si a la opinión pública de los años. ───Por favor...───. Aquella expresión que pedía por él, aclamaba por él. Ese instinto seguro de tomar sus hombros esperaba que no fuera un impulso. Ninguno de los dos sabría sí poner mas cercanía o simplemente juntarse cómo la llave y un candado para que se abriera con seguridad e ingresar a ese espacio cerrado y de ingreso nulo.
───No me refería a eso───. Se corrigió mientras sentía algo de presion en su cintura, no sabria si en verdad aquel agarre dejarian marcas en la piel o la mente de Takuya lo haría reaccionar, sin embargo no decía nada. ───Takuya...───. Soltó ese leve resoplido al momento en que él parecía recostarse en su hombro, pero no, pues la respiración suave chocaba directamente con su cuello y para cuándo se dió cuenta estaba recibiendo pequeños besitos en su cuello.
Sus orejas estaban rojas y hasta creería que en sus mejillas estaría ese tono rojizo al igual que el de cabellos rubios cenizos y unos ojos que parecían ser parte de un sol previo en el universo.
Necesitaba de aire fresco, eso es lo que pensaba. No podia pensar con claridad.
───¡Hey, adivinen quien se declaró a Mak-!───. Las palabras murieron mientras más veía al final del salón en que su amigo de ojos azules era acorralado contra una mesa mientras las manos de su amigo rubio estaban sujetadas a su cintura. Los colores llegaron a su rostro de golpe para cuándo se dio cuenta de que ambos estaban besandose, directamente, fue cómo un shock en el que la incomodidad y vergüenza fueron protagonistas principales.
───...───. El rostro de estupefaccion era presente en aquel azabache quien con suerte pudo ser atrapado por el tercero quien los acompañaba desde la mañana.
Akkun seguia siendo Akkun, el (casi) único que sabia de la constante química que había entre ambos rubios de su grupo de amigos. Por eso acudían a él en semanas de exámen, por inteligente aunque impaciente con sus amigos (sobre todo con Makoto).
