Un Soldado y Un Poeta

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Érase una vez, en el reino de Mobius, una mujer. Bueno, no era cualquier mujer. Ella era la reina.

Su nombre era Aleena the hedgehog, pero ella no es importante... Lo importante aquí es que tuvo tres hijos.

El mayor de ellos estaba destinado a ser el próximo rey, mientras que los otros dos, estaban destinados a ser parte de la caballería.

El nombre de uno de ellos era Sonic.

Y esta es su historia.

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Sonic realizaba una inspección por todas y cada una de las habitaciones del enorme castillo, o al menos, en las que se le tenía permitido entrar.

A excepción por el ruido que provocaba al caminar debido al metal de su armadura golpeando el suelo, el lugar se encontraba en completo silencio.

Su primera tarea del día consistía en llevar a los príncipes al comedor para desayunar, pero se distrajo con una mosca en el camino y los perdió de vista a los dos. Ahora se encontraba buscándolos, porque si la reina llegaba a enterarse que sus hijos no estaban con él, se metería en problemas.

Y meterse en problemas con Miles significaba meterse en problemas con Scourge, su hermano mayor y quien portaba el título de rey. No deseaba eso, podría llevarlo a su despido y apenas era su primer día en el castillo.

Caminó junto a la sala de tronos y pensó buscar ahí, pero decidió seguir de largo tras oír a Miles hacer un chiste doble sentido del cual Scourge se rió de forma escandalosa y lo escuchó sugerir algo sobre tener un tercer heredero.

Ya era la quinta vez en el día que escuchaba algo parecido y apenas eran las diez de la mañana.

—¿Siempre se comportarán así?— Se preguntó, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por unas risas infantiles provenientes del jardín, así que sin dudarlo, corrió en esa dirección y lo que encontró al salir lo dejó maravillado.

Un zorro de pelaje dorado y ojos azules se encontraba sentado en el borde de la fuente. Sus delgados brazos realizaban movimientos delicados mientras eran cubiertos por una estela celeste. No obstante, su cualidad más llamativa no era esa, sino el hecho de que poseía dos esponjosas colas.

Pétalos de flores y pequeños pajarillos revoloteaban alrededor de él y los jóvenes príncipes, quienes estaban sentados sobre el césped y se mantenían atentos a la historia que este contaba.

No recordaba haber visto a aquel zorro en la ceremonia de su espaldarazo. ¿Quién era?

—"Entonces, un príncipe a su vida llegó, que arrasó con toda su tristeza y dolor, dando paso a un arcoiris multicolor".— Recitaba el vulpino con gran pasión —"En él, la joven princesa encontró la felicidad, que ninguna otra persona le pudo otorgar."

Sin darse cuenta, Sonic se había detenido para prestar atención al pequeño poema.

No comprendía ciertas palabras ya que él nunca asistió a la escuela, como seguramente aquel zorro sí había hecho, pero su forma de expresarse, su pelaje moviéndose junto con el viento, sus ojos destellantes y llenos de pasión, los delicados movimientos de sus brazos acompañados de su hermosa voz. Todo.

Era tan elegante. Tan encantador.

El caballero se sintió cautivado por el poeta.

Fue el sonido de una cuchara golpeando una olla lo que lo sacó de su pequeño trance.

Érase una vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora