Un suspiro pesado escapó de la boca de Jean cuando detuvo sus pasos.
El sol aún no había surgido, aún no amanecía.
Sonrió y luego de estirar sus músculos, tensos por el ejercicio, caminó hacia delante.
Se encontraba en Cabo del Juramento, sitio al que había llegado luego de ser capaz de ir a su oficina por fuerzas mayores.
Quiso distraerse un poco, así que luego de dejar todo preparado en casa para su regreso, salió hasta donde sus pies la llevaron.
Tardó una considerable cantidad de tiempo, pero estaba logrando su objetivo con tranquilizarse.
Llegó al filo del cabo, se sentó con cierta pesadez.
No era la mejor imagen para la Gran Maestra Intendente, pero en esos momentos no había nadie en las cercanías como para preocuparse por su postura.
—Parece tranquila, Gran Maestra Intendente.
La voz repentina casi le saca el corazón por la boca, causó que llevara su mano a su espada y diera una violenta estocada hacia donde la voz venía.
El hombre que de repente había aparecido detrás suyo le brindó una tranquila sonrisa, menos sincera de lo que alguna vez le pudo ofrecer.
—Señor Diluc.
La punta de su espada quedó a centímetros de la garganta del pelirrojo, pero tan pronto supo quién era, la retiró y devolvió a su vaina.
—Lo siento, no había percibido a nadie.
Una corta pero poderosa mirada de disgusto se presentó en los ojos de Diluc, pero rápidamente se perdió cuando miró hacia el horizonte.
—¿Mucho trabajo?
Con renovada tranquilidad el hombre se paró a su lado y siguió viendo hacia el amplio mar que se abría frente a ellos.
Jean, desconociendo si era sarcasmo o una pregunta cualquiera, lo miró sin saber cómo responder.
Levantó su postura y se puso de pie, ya que para dar tan brusco giro terminó quedándose sobre su rodilla izquierda. Quedó rígida junto a él, de pie.
—Le prometo que estoy haciendo mi mejor esfuerzo por Monstadt.
Diluc la observó con sorpresa.
—Sí, bueno, entiendo.
No era la respuesta a lo que había preguntado, pero servía.
«¿Qué digo?» pensaron ambos luego de tan incómoda primera interacción.
—Me... parece extraño verlo tan lejos del viñedo, Señor Diluc.
—... tenía algunos asuntos cerca el día de ayer, así que quise salir a caminar un rato.
—Comprendo.
Una mirada rápida hacia el hombre hacía dudar a Jean de sus pertenencias, ya que se veía notablemente vacío.
—¿Sin equipo?
—No suelo llevar todo por ahí.
—Entiendo.
Leyendo la atmósfera incómoda que había generado por meterse en sus asuntos, Jean decidió no seguir presionando.
—¿Ha comido algo?
Luego de unos extensos momentos de silencio mutuo, Jean se sintió inquieta y muy incómoda, por lo que quiso hacer algo.
—La cena... creo.
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Toda la magia llegó con el viento - Diluc x Jean
FanfictionSin que la Gran Maestra de los caballeros de Favonius supiera, el frío viento del amanecer atraería un poco de magia a su vida. 【 Oneshot 】 Diluc x Jean. Genshin Impact de MiHoYo.