Prólogo

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Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo

-Mario Benedetti

Aisha Moreau

--Madre, padre tengo que decirles algo.--Estábamos en hora de el desayuno, en pocos minutos entraría a la preparatoria.

--Si, claro, que pasa? -decía el mayor de la mesa, mi padre, Bastian 

--Bueno, fui recomendada en una universidad en Australia, donde vive la tía Porsha --respondí, con cierto miedo y timidez hacia el mayor.

--Australia... --hacia una q otra énfasis en la palabra-- ¿En Sidney no?

--Si padre, en Sidney, podre estar con mi tía unos días hasta conseguir trabajo y tener un apartamen-. --No complete la frase ya que mi madre tomo la palabra.

--Bastian, ¿tu hermana aun sigue en Sidney? --Aquella pregunta hizo que cada uno de mis sueños de ser libre cayeran, solo moriría con la respuesta de papá.

--Bueno, ella me dijo que si, de hecho queríamos que fuera sorpresa para que sepas que irías a Sidney, pero por lo que veo te llego la carta antes o ¿fue Porsha quien te lo dijo? --Que carta??, ni siquiera veía el periódico.

--Si, de hecho ella fue la que me contó, además seria maravilloso vivir junto a mi tía Porsha, sabes que la quiero mucho padre. --En un mal intento de que se lo crean, pues eso estaba de mas.

--Si si ya estaba decidido antes, iras a Australia, pagaremos tu carrera y mensualmente te enviaremos dinero. Ya que no tendremos tiempo de irte a visitar. --Diciendo esto se levanto de la mesa le dio un leve beso a mamá.--

Luego abraza a mamá. Mi papá agarro su saco saliendo de casa mientras yo lo veía subir a ese lindo porsche gris, seguidamente subí junto con mi mochila.

Un día menos en Lyons ruego por que los días pasen rápido y ya estar en Sidney, lejos de las reglas, lejos de mis padres, lejos de ser la chica perfecta. Desde el día que pisare Australia, no seré la Aisha sumisa que todos en Lyons Francia conocen, seré una nueva Aisha, la Aisha que Gastón siempre quiso, la que Gastón pensó que salvaría pero no puedo en esa mañana.

--Bien, ya llegamos. Ve y no causes problemas --Dijo mi padre, sin que me diera cuenta de que habíamos llegado a el instituto.

--Ah?... Si padre, --me baje y le dije antes de cerrar la puerta-- gracias nos vemos luego

--Adiós. --dijo antes de arrancar.

Suspire, "enserio necesito de esos días donde el tiempo va rápido y en mi contra" pensaba mientras caminaba hacia el gran instituto. Vaya tenia un gran campo, quizás sea lo único que extrañe de esta aburrida preparatoria.

-- ¡Hey! !Aisha! --gritaban mi nombre cerca de la entrada a la primera clase una peli-roja de ojos verdes y pecas llamada Céline.

Sonreí y me acerque a ella con esa gran sonrisa rebuscando algo en mi mochila

--Buenos días --saque un cuaderno de colores llamativos-- gracias por tus apuntes, no sabes cuanto me ayudaste por prestarme esos apuntes sino en el gran lío que me metería con mis padres --reí un poco.

--Para eso están las amigas --me dedico una sonrisa llamativa-- por cierto, ¿no vistes a Gérard en la entrada? --se hizo a un lado para que entrara a el aula mientras esperaba una respuesta por mi parte.

Solo hice un gesto de negación con mi cabeza comenzando a entrar a aquella aburrida aula que en algunos días no veré mas. Si si lo se ya les estoy hartando al decir que me iré de Francia, pero mi único centro de atención en mi cabeza era salir de ahí en cuento antes.

SUEÑOS DE LIBERTADWhere stories live. Discover now