¿Cómo llegamos hasta aquí?

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Perdimos. Aun con todos nuestros esfuerzos, con todo el Imperio de nuestro lado y teniendo al propio Emperador luchando, no rendimos lo suficiente. Nos arrasaron.

Esto no era una sorpresa, lo sabia desde que me prepare para salir del Sector de Ultramar, sabía que marchaba junto con mis hermanos hacia la más cruenta y heroica muerte que el capitulo haya podido presenciar jamás.

Todo comenzó después de que perdiéramos en el Asedio a la Roca, inteligencia revelo que el siguiente objetivo de Abbadon y las fuerzas del Caos era Fenris, así que desde la derrota en la fortaleza de los Ángeles Oscuros nos pusimos manos a la obra y todos los aliados nos movilizamos hacia el hogar de la Vlka Fenrika.

Las fuerzas del caos retrasaron el asalto más de lo esperado, lo que nos dio más tiempo para prepararnos. Todas las flotas que iban a participar estaban a punto con tecnología de vanguardia, los soldados vestían y equipaban armas y armaduras recién salidas del Anilllo de Hierro de Marte, además de tener los vehículos necesarios para la defensa terrestre. Todo iba según el plan.

Sin embargo, la moral en el Imperio era un caos, a lo largo de más del millar de mundos imperiales se percibía un sentimiento de angustia generalizada; los civiles lo notaban, los soldados, astartes y demás personal militar también lo podían sentir. Era un sentimiento raro, como de un mal augurio. Siempre me decían paranoico por expresar como me sentía, pero esta vez nadie me decía nada, pues todos nos sentíamos así.

Pensamientos fatalistas pasaban por mi mente a diario, — tal vez estábamos acercándonos a un punto de no retorno, ¿Y si muero en esta batalla?— Pensaba de forma repetitiva; no lo sabía, quería creer que no, pero era imposible, los pensamientos persistían.

Durante el último consejo de guerra se sentía un ambiente pesado y lúgubre, ni siquiera los Primarcas estaban exentos de este pesar: Corvus Corax, Lionel El'Johnson, Leman Russ, Jaghatai Khan, Mi Padre; todos estaban tensos por lo que se venía. Yo no podía permitir que la moral de todos callera, así que sugerí algo, era arriesgado, pero sí servía, si se lograba, todos estaríamos más que motivados para la batalla en Fenris.

—Padre, ¿por qué no se casa con Yvraine?— La amplia sala llena de los más condecorados y famosos héroes del Imperio se tornó en un silencio sepulcral. No pensaba que su reacción fuera tan drástica.

—Sicarius.— Contesto mi padre luego de un rato. —Ya te lo había dicho antes, la guerra es lo que más importa en estos momentos, no podemos desperdiciar parte de nuestro valioso tiempo en cosas tan banales como una fiesta, además, no estoy listo para el matrimonio; no sé que contestaría Yvraine, es mejor así.— Concluyo el rubio, centrándose de nuevo en la carta estelar que tenía en la mesa.

—Con todo el respeto, Padre, me parece que no está viendo todo el panorama. La moral de tanto las tropas como la de nosotros está por los suelos, y para eso no hace falta hacer una censo, los que estamos reunidos aquí sentimos esa pesadez. Por el Emperador, el aura es tan pesada que a Tylos le parece más cómodo estar en una Tormenta Disforme que aquí dentro.— Le explique al siempre terco de mi Primarca. Solo respondió con un ceño fruncido y frotándose la barbilla; estaba pensando, posiblemente como papearme, pero de milagro, los demás Primarcas, mis tíos, intervinieron.

Con los ánimos misteriosamente renovados, mis tíos empezaron a "animar" a mi padre con la idea de la boda. —Hermano, ¿qué te lo impide?, ambos se aman, dudo que te diga que no.— Dijo el Primarca de la I Legión, Lionel El'Johnson. —Guilli, tú solo dile, no seas culo.— Aquellas palabras tan elocuentes salieron del líder de los Lobos Espaciales, Leman Russ; además de que lo abrazo por un los hombros. —Hazlo hermano.— Hablo el Cuervo, Corvus Corax. Mientras, el Khan solo observava y meditaba todo lo que pasaba.

La Hora del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora