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Sus besos son como un algodón de azúcar derritiéndose en su boca, pero fuera de ello no hay dulzura en los movimientos bruscos de sus labios queriendo adueñarse de los contrarios de manera posesiva.

No siempre se besan, pero cuando tienen la oportunidad de hacerlo, lo hacen sin medir las consecuencias.
Y ahora, los dos han estado besándose desde que Force puso un pie en el departamento de Book.

-Completamente adictivo.- Force se burla del hombre que está sentado sobre sus piernas. -Me encantas.- vuelve a besarlo y en el proceso le muerde el labio inferior.

Su complicidad se refleja en sus brillantes miradas que ocultan sus verdaderas intenciones de ir por más.

-¿Por qué no tomas todo lo que quieres de mí?- el dulce mochi susurra coquetamente en el oído derecho del astuto zorro y este, parece entrar en las puertas del cielo.
Force nunca había conocido esa faceta seductora de su amante, siempre se comportaba de una manera dulce y tierna, pero está agradecido de ser él quien se lleva el premio mayor.

Los labios rojos y entreabiertos de Book exhalan su aliento, su pecho sube y baja de manera agitada mientras sus ojos se clavan en los finos ojos rasgados.
Sus palabras salen sobrando cuando su lenguaje corporal es lo suficientemente claro para dar a entender que es lo que desea.

Las manos venosas de Force apretando su cintura lo hacen estremecer. -No es necesario preguntarte si esto te gusta.- el tono seductor que el pelinegro utiliza cerca de su oído hace que su piel se comienze a erizar.

-¡Oh, Force!- Book gime al sentir como los labios carmín besan su cuello con tanto esmero. Siente derretirse, le encanta sentirse deseado. Siempre ha sido tan inseguro, pero con este hombre es diferente.

Y ese par de manos traviesas amasan sus glúteos y de vez en cuando recibe unas cuantas nalgadas bajo una sonara burla. -¿Quieres ir por más?- con mucha atención mira a esos ojos de Force que están sumergidos en el deseo. -Quiero estar seguro de que quieres que te destroce y te haga gritar de placer.- los dientes del que se suponía debía ser su mejor amigo para toda la vida se aprietan en una sonrisa forzada, Book lo conoce y sabe que está demasiado duro allá abajo.

Kasidet no necesita pensar, sabe que necesita saciar sus ansias de estar con él. -Ya me has encendido, Force.- su tono de voz no corresponde a sus deseos al contrario se escucha bajita y sumisa.
Siente una fuerte presión en la cintura y con ella un sonoro gemido sale de su boca.

Force disfruta de ese momento, le encanta ser el dominante, el que da órdenes, el feroz zorro que espera a devorar su presa de manera lenta. -¡Sigue así, es un deleite poder escucharte!- sus manos sujetan la barbilla del castaño mientras lo ve con altanería.
Antes solía ser gentil, pero con un novio como Book, es imposible que guarde la compostura para siempre.

Los labios del mayor están rojos e incluso más abultados de lo normal por los besos atroces, las mordidas y las succiones.
Su entrepierna está peor siendo prisionera de sus jeans a pesar de que son holgados como siempre suele usarlos.
Los botones de su camisa favorita son desabrochados con ansiedad, su pecho sube y baja, se encuentra más que necesitado.
La magnífica lengua de Force en sus pezones hace magia y él corresponde arqueando su espalda mientras los dedos de sus manos se enredan en el cabello lacio y lo jalan. Sus ojos se cierran haciéndolo fruncir su entrecejo a la par que el sur de su cuerpo palpita más fuerte.

-¡Jirat...!- su llamado es como el azúcar derritiéndose para acompañar un flan de vainilla.

El mismo recorte del nombre de pila de Jiratchapong se escucha lindo, pero a la vez tiene esa intensidad que provoca más al sujeto a seguir lamiendo y pellizcando los pezones chocolate. -Ya te dije que me encanta la suavidad de tu piel y la blancura de esta...- su lengua recorre un camino desde el pecho hasta llegar al ombligo. -Eres como un chocolate blanco...- de sus labios escapa una ligera risa. Levanta su vista para ver la bella obra de arte que son los ojos llorosos de Book junto con sus mejillas teñidas de un rubor natural que asemeja el color de las fresas.

Dulce y caliente. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora