Su amor es el más bonito.
No recuerdan haber tenido un amor tan hermoso como el de ellos. El desorden de emociones que ambos se provocan al sonreír; lo que se hacen sentir, la forma en la que se miran; el contacto de sus labios, el caos que ordenan...
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16 de Diciembre de 2020. Perth, Australia.
6:45 de la mañana y Daniel ya estaba en la cocina preparando el café frío de su esposa junto la leche chocolatada de su hijo Dylan que a pesar de levantarse a las 8 ya tenía todo listo. Al terminar con las bebidas de su esposa e hijo, comenzó a hacer su licuado de proteína.
Cinco minutos después subió a su habitación el cuál compartía con su esposa y en la mesita de noche colocó las bebidas.
Se subió a la cama con cuidado de no hacer algún movimiento brusco para después acercarse a su mujer y acariciar su mejilla con tal de despertarla.
-Cielito.- susurró con suma delicadeza.- Ollie, amor despierta.
-Déjame.- lo empujó adormilada causando la risa del menor.
-Vamos cielo, levántate.- él comenzó a dar besos en su rostro. Iniciando por ambas mejillas, continúo con besitos en la frente, bajó el rastro de besos hasta llegar a la nariz y por último dejó un beso en sus labios. Esa acción hizo sonreír a su esposa.- ¿Ya te vas a despertar o sigo dándote besitos?.
-Quiero que me sigas dando besitos.- levantó ambos labios, Daniel gustoso de darle amor y besos a su esposa comenzó a dar pequeños besos en dónde su mujer quería.- Uff, buenos días.
Ella abrió los ojos haciendo sonreír al australiano al ver los hermosos ojos azul.
-Sólo son días, porqué buena estás tú.- Olivia soltó una carcajada al escuchar a su esposo y lo empujó levemente.
-¿Dónde aprendiste eso?.
-Daniel y Joseph me lo enseñaron. ¿Te gustó?.- la australiana asintió riendo.
Ella iba a comentar algo más cuándo el monitor de su Oriana comenzó a sonar, dando a escuchar su llanto. Daniel se levantó de la cama dispuesto a salir a buscar a su hija, antes de salir de la habitación le dio el café frío a su esposa y dejó un beso en su frente.
La habitación de Oriana estaba justo a lado de la suya así que rápidamente llegó.
-Hola princesa de papá.- dijo con tono meloso al verla, Oriana al escuchar la voz de su padre dejó de llorar. Él se acercó al monitor y lo apagó para que no gastara batería, se acercó nuevamente a su pequeña de ahora 4 meses dispuesto a cargarla.
Cuándo la tuvo en sus brazos, agarró un pañal y toallitas húmedas para poder cambiarla ya que el pañal se notaba húmedo y no quería que su hija tuviera una rozadura el cuál le lastimaría e incomodaría.
5 minutos después, salió de la habitación de su pequeña no sin antes apagar la luz y abrir las ventanas para que entrara ventilación natural algo que a Ollie le recomendó el pediatra.
