El encuentro

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Hablando un poco sobre mi, normalmente mis compañeros de escuela me solían describir como un enano miope y con ojeras, nunca tuve tantos amigos, yo no parecía una persona con la que la gente tuviera ganas de hablar

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Hablando un poco sobre mi, normalmente mis compañeros de escuela me solían describir como un enano miope y con ojeras, nunca tuve tantos amigos, yo no parecía una persona con la que la gente tuviera ganas de hablar. Y eso es algo que me entristecía mucho, no culpaba a las personas por no querer acercarse a mí, sino porque no quisieran ver más allá. Tenía demasiadas aficiones y cosas por decir, risas por soltar, felicidad por compartir. Pero a la gente solo le gusta ver lo que quieren, y así es el mundo. Siendo honesto, yo deseaba conseguir un amigo, o una amiga, un compañero, alguien que no me hiciera sentir solo, y los meses que estuve en Forks no fueron una excepción a ese deseo.
A la mañana siguiente me desperté y aún en pijama baje y me dirigí a la cocina donde papá ya se encontraba preparando el desayuno
-Buenos días hijo, ven a desayunar, ¿los hot cakes de plátano siguen siendo tus favoritos?- me dijo de manera cariñosa
Asentí con la cabeza y sonriendo me senté, al observar por la ventana note que estaba lloviendo, algo en mi tuvo por  primera vez en mucho tiempo el deseo de salir de la casa y explorar el mundo, hasta el día de hoy no entiendo el porque tuve esa sensación, quien diría que ese deseo de ver lo que me rodeaba sería el efecto mariposa más grande de mi vida.
Mientras desayunabamos mi papá me comentó que el lunes yo iría a la escuela, a decir verdad, no le tome demasiada importancia, pensando que sería la misma historia de siempre.
De repente llamaron a mi papá de la comisaría en la que el trabajaba. Al parecer no eran buenas noticias.
-Hijo, me acaban de llamar por una emergencia, ¿podrías quedarte aquí unas horas? Me voy a apurar para llegar lo antes posible-. Dijo él.
-Esta bien pa, no te preocupes, estaré bien-. Le dije de manera tranquila.
El se despidió y se fue apresuradamente, tan pronto vi que se fue subi a cambiarme, poniéndome un chaleco, jeans y una camisa de cuadros. Mi intención obviamente no era quedarme en la cabaña, quería salir y ver lo que me esperaba o lo que tanto tenía deseo de ver o sentir. Salí y empecé a caminar, camine mucho, no me importaba mientras el agua de la lluvia cayera sobre mi cuerpo, en cierto momento me adentré al bosque y observé toda su belleza, era simplemente increíble. De un momento a otro tropecé con una piedra que estaba en el camino y quede en el suelo, de repente un misterioso chico salio de entre los árboles.
Tenía cabello rubio y rizado, unos ojos verdes expresivos, era alto y se veía calmado, por alguna razón encontré cierta paz con su presencia, aunque nisiquiera lo conocía.
-¿Estás bien?-. Dijo el chico de manera preocupada mientras me ofrecía su mano para levantarme.
Me avergüence y empezé a tartamudear por los nervios mientras me levantaba, probablemente me veía ridículo.
El chico se río y me intento tranquilizar.
-Tranquilo amigo, mejor ten mas cuidado con las rocas, nunca sabes cuando puedes tropezarte , me llamo Oliver ¿tú cómo te llamas?- exclamó de manera divertida y calmada.
-Soy Christian, y no te preocupes por mí, tendré mas cuidado-. Le contesté de manera seca, aunque yo no quisiera. Me sorprendía la amabilidad de este chico.
-¿Eres nuevo por aquí o algo así? No te había visto-. Me comentó
-Mi papá vive aquí, antes lo visitaba más seguido, pero ahora estoy quedándome por asuntos familiares, ¿tu vives por aquí? -. Le dije en voz baja
-¡Si! Mi casa y mi granja están atravesando el bosque. Es lindo vivir en un lugar con poca gente, ¿no?-. Me comentó con una linda sonrisa.
Asentí con la cabeza y nos quedamos conversando un rato. Era fácil hablar con una persona como él, alguien que se interesara por ti. ¿Acaso había conseguido un amigo?
-Oh mierda, ya son las 2, necesito irme ahora, disculpame amigo, ¡nos veremos pronto!-. Dijo él llendose corriendo apresuradamente. De pronto me sentí muy mal, sentí que el se fue porque no le caí bien, o algo así, me hubiera gustado hablar más, o despedirnos mejor, sentí que había hecho algo mal. Solamente me fui de ahí lo antes posible y llegue a la cabaña. Mi papá aún no había llegado, así que simplemente me puse a jugar Silent Hill, intentando no sobrepensar más la situación de hoy. Aproximadamente una hora después llego mi papá.
-Hola hijo, lamento tardarme tanto-. Me dijo
-Hola pa, no pasa nada, ¿te llamaron por algo muy grave?-. Le pregunté intentando aparentar que no habia salido de la casa y había terminado en un conflicto mental por no saber si le había agradado o no a aquel chico.
-Sólo un niño pequeño extraviado, por suerte lo localizamos-.
Estuvimos todo el fin de semana pasando tiempo juntos, fuimos de pesca, a mi restaurante favorito de niño, e incluso a hacer senderismo, yo agradecía demasiado el estar ahí, pero una parte de mí todavía tenía el deseo de volver a ver a aquel misterioso chico. Esperaba verlo en la escuela.

El claro de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora